Capitulo 64

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—Que fuera bueno contigo, hermana.

¿Alguna vez han sentido aquel dolor de enterarse de algo que no querían? Aunque sinceramente, les interesaba descubrir alguna vez en sus vidas pero en el momento aterro más que de lo que pensaba.
Este dolor era el triple que lo normal, y no uno normal, si no una decepción o sorpresa mezclados.

No sabía como reaccionar la verdad, nadie sabría como reaccionar en tal momento si es que lo pensaba. En el momento que te enteras que tú madre está a tus narices, que sabía que existías y a pesar de aquello no te busco, no te reclamo. Que dejó ir a mi padre, que engaño a su propio esposo y a sus dos hijos, que por desgracia sólo quedaba uno de ellos. Se me cortó la respiración al verle a Gabe haciendo los mismos gestos que yo, y estremeciéndome pensando que mi madre estaba a unos metros todavía en el escenario.

Gabe, aquel chico rubio con facciones marcadas y unos ojos pardo. Alguien totalmente diferente a mi aunque si le veías bien, sus labios eran similares a los míos y teníamos la misma expresión de enojo arrugando la nariz. Pero a pesar de aquello todavía me negaba pensar que era mi el, mi hermano...

El mundo se me tornó repentinamente oscuro, ya no veía que hacía ni escuchaba alguna palabra en absoluto mientras Gabe y Matt me miraban eufóricamente esperando una reacción, aunque sea una lagrima salir de mi pero nada sucedió. Podía recordar el sufrimiento diario que me provocaba Kendra gracias al abandonamiento de mi padre, diciéndome que ya no era querida, cosa que me pude haber evitado pero el egoísmo cegó a cada una de las personas presentes.

—Bianca...—Levi me tocó levemente mi mano que se encibtraba como hielo, de fría y de rígida. Pobre Levi... a penas le conocí hoy y ya iba a conocer mi segunda faceta de euforia y tristeza. Debería pedirle perdón pero las palabras no salían de mi boca.

En aquel momento Matthew me estaba esperando, estaba esperando cualquier respuesta de mi parte, un pestañeo, un suspiro, pero no me surgía nada.

Todos seguían con sus raros aplausos mientras una voz lejana seguía hablando a lo lejos, no de mi si no de mi mente. Los ojos de Matt seguían examinando como si fuera una granada con el seguro fuera, pero no tenía la fuerza de soltarla y dejarla explotar.

#MATTHEW

—Shanon es la madre de Bianca.—Gabe por lo bajo me susurró mientras ella esperaba que el le hablara por segunda vez, esta vez apretando tanto la copa que pensé que iría a estallar. Pose mis ojos en ella como si fuera un fantasma, y luego en Gabe, en mi pasado amigo de vida, era el hermano de mi amor. Del amor de mi vida.

—Bianca, mi madre me dijo otra cosa más. Que fuera bueno contigo, hermana.—Casi me caí de espaldas estando a centímetros de Gabe pero la mirada en shock de Bi me saco de mi impresión. No me imaginaba como estaría ella, luego de ser rechazada por todos lados. Hasta por mi, aunque le había mentido. Jamás la dejaría...

—Bi...—Aquel chico que se encontraba con ella desde el inicio de la velada se acercó a ella sin que se me revolviera algo dentro, necesitaba que ella tuviera un soporte el cual yo no cumplía. Necesitaba a alguien que le apoyara incondicionalmente y le queriera tal como es, no como yo. Yo no era su principe azul ni mucho menos, y ya lo había terminado por aceptar pero mis manos me picaban por ir y acariciarle su hermoso rostro.

Tenía claro que estábamos en un momento difícil, y la verdad no quería agravarle más las cosas, con el simple hecho de estar ahí ya lo había hecho, sin destacar que le tire todo en cara a penas unas horas antes.

Con suerte respiraba, lo podía notar mientras me paraba y no despegaba su vista de su vaso, como si estuviera pensando sin notar lo que sucedía a su alrededor. Me dolía el alma severamente verla así.

Por favor cae a mis pies ... © (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora