Capitulo 44

7.6K 356 37
                                    

#BIANCA

A medida que el tiempo corría y se iba, el ardor de mi pierna se difuminaba cada vez más pero no por completo. Seguía con un mal sabor en la boca y un escozor horrible en la garganta pero era lo de menos. Mi piel estaba húmeda en sudor helado que me provocaban escalofríos gracias a las drogas que me daban para sedarme y no seguir con este sufrimiento post operatorio.

Al abrir mis ojos vi como todos se movían de un lado a otro. Solo quería hablar, modular palabra pero no me daba el cuerpo ni la voz.

Llegó un hombre de blanco que le dijo unas palabras a Matt pero no logré distinguir lo dicho.

Un leve tacto y un calor inundaron mis pensamientos. Matt cogiéndome la mano la besó en los nudillos haciendo que mi pecho se comprimiera por completo como si me estuviera ahogando para luego verlo, borrosamente, pero estaba ahí, lo estaba viendo.

"También te amo"

Al escuchar esas palabras, y las únicas que pude oír desde que había recuperado conciencia, no sabía que hacer. No mucho podía pero la mirada de Re cambió al ver mi cara de confusión y pánico.

No podía corresponderle, ahora no, ¿y si me había mentido? ¿Y si lo que había dicho Axel era verdad?

Solo procedo a cerrar mis ojos a la fuerza deseando dormir y no despertar más cuando el calor desapareció de la palma de mi mano.

***

—¡Quiero a todo el puto personal rodeando la zona!—un grito me despertó de mi leve sueño a pesar de que estaba con sedantes hasta la coronilla, haciendo que buscara con la mirada alguna cara conocida viendo a Matthew gritándoles a todos como loco mientras tenía el ceño fruncido y se pellizcaba el puente de su nariz.

Las personas revoloteaban por la habitación y un fuerte portazo se escuchó en cuando vi hacia la ventana.

—Perdon... no quería despertarte.—habló Matt con voz más dulce de lo común.

—¿Donde está Agusta y Brooke?—fue lo primero que se me vino a la mente, las niñas en cuanto noté que no estaban ni sus gritos o alegría.

—Con Priscila y guardias en una casa de la montaña. Están a salvo.—musitó en cuanto solté un suspiro notando que estaba mas despierta que antes y más consciente de mis acciones. Ya podía mover fácilmente mis brazos y piernas aunque me dolían horriblemente.

Asentí ante la declaración de Re y me recosté nuevamente mirando hacia el techo, perdiendo mi vista en las luces para evitar hablar y que se me quiebre la voz.

—¿Estás bien?—pregunto Matt a lo que asentí débilmente. Estaba herida y no podía lidiar con el problema de Matthew, Axel y la apuesta en este estado. Así que solo me queda esconderlo con una capa estupida.

—Solo necesito algo de comer. Creo.—mentí.

—Le pediré a Jim que vaya por algo...

—Pero antes... me gustaría volver a mi habitación. No me gusta estar en este cuarto blanco como si fuera una maniática.—traté de aligerar las cosas cuando el soltó una pequeña sonrisa de esas que me mataban a la simple vista mientras me asentía.

Salió de la habitación un par de minutos dejándome sola con mis pensamientos intentando descifrar cual era mi próxima jugada, y volvió con Jim, se acercaron y me destapó dejando ver sólo una bata de operación.

—¿Puedo?—pregunto en cuanto vio que no podía caminar por si sola a lo que le afirmé haciendo que me tomara por mis piernas y mi espalda.

Extrañaba cada esquina de su ser, su olor se impregnaba en mi cara, cosa que amaba, y sus músculos se contraían y relajaban a través de su camiseta gris, haciendo que cada vez sus labios se vieran más apetecibles de lo que eran.

Por favor cae a mis pies ... © (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora