Capitulo 40

7.7K 324 18
                                    

#BIANCA

Desperté mareada y con el estomago revuelto, apenas me levante no logré apoyar bien mis manos y desvanecí cayéndome nuevamente en una superficie bien esponjosa y suave.

Seguí tratando de acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana y averiguar en qué lugar estaba. Lo primero que vi era que estaba recostada en un sillón de terciopelo color vino medio morado con detalles dorados dándome escalofríos de pensar que pasaría luego.

Seguí recorriendo la habitación con la mirada expectante en una chimenea prendida que emitía leves brisas cálidas que me hacían sentirme más a gusto pero no del todo por mi curiosidad. Me detuve  en el hombre gordo y grande que me había tomado en el cobertizo de el hospital y siempre andaba de mala cara tratándome. Estaba con un cigarro prendido a la mitad mientras ojeaba una revista...

Tosí levemente para notar que ya estaba consciente y me lanzó una mirada fulminadora como reflejo que hizo que me estremezca pero mantuve mi compostura de valiente, aunque no tenia las fuerzas para parecerlo.

—Ya despertó.—dijo e el hombre vestido de negro como siempre a una pequeña radio escuchando unos pasos detrás.

«¿Matt?»

No tenía idea porque se me venía a la mente que estuviera aquí, deberían haber sido las drogas que talvez me dieron para desvanecer pero no descarte la idea hasta que me rodeó Axel con su mirada cortada por una cicatriz.

—Que te paso en la cara.—fue lo primero que dije sin retenerme a preguntar por su cicatriz estúpidamente, como siempre.

—Te han envenenado.—respondió cortantemente evitando mi pregunta, mientras me fijaba en los rasgos similares que compartía con su hermano. Sus ojos verdosos y la mandíbula apretada.

—Que te ocurrió en tu cara.—pregunté reiteradamente y noté como el supuesto "veneno" no se había ido del todo para preguntar gilipolleces.

—Te he dicho que casi te mueres y sigues preguntando estupideces.—dijo sin creer lo que preguntaba a lo que solté un suspiro y procedí a morderme la lengua en busca de dejar de hablar.—Como sea, nos vamos en dos días de viaje.

Espetó agarrando un cigarro, más bien un puro, y lo encendió acercándolo hacia el fuego de la estufa:—No.- resoplé entre mi valentía recordando a Matt, que me mataba lentamente en solo imaginar lo lejos que se encontraba de mi.

—Sabes que me importa una mierda tu opinión.—se bufó sonriendo macabramente empezando a caminar lentamente hacia la puerta.—Nos vamos a Londres.

—¿Porque Alessia cree que eres su novia?

«Por favor Bianca, cierra la puta boca.» me regañe a mi misma tratando de retener mia dudas y preguntas estupidas sin saber el precio de ellas.

—Porque esa mujer está loca, la tengo como trabajadora y jura que sigue secuestrada.—habló como un completo cretino pero se le veía sincero, sin importancia alguna.

—Ah.—es lo único que logré gesticular antes de notar como mis músculos empezaban lentamente a funcionar.—¿Porque me has salvado?

—¡Jesus! ¿Nunca te callas?—grito viéndole realmente impotente y furioso a lo que por fin decidí callar pero él continuó hablando con su tono ronco.—porque me sirves más viva que muerta... Y ya he castigado a quien te trato de matar.

Por favor cae a mis pies ... © (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora