Por favor cae a mis pies ... © (en edición)

Capitulo 6

—¡Re! Para... ¡Lo vas a matar!—grite tratando de ponerme en medio, pero el seguía rebotando su puño contra su cara sin parar.

Matt se levantó y me percaté de el estado de Collin, casi inconsciente con la nariz rota, podría asumir por la cantidad de sangre que salía...

—Hijo de puta, le vuelves a tocar un puto pelo y te mato.—Matt gruñó con un enojo incontrolable.

Para evitar más peleas y golpes agarre a Matt de su musculoso brazo y le empece a tirar para irnos de ahí...

—¿Estás bien?—me preguntó mientras se limpiaba el hilo de sangre que yacía de su nariz.

—Si... gracias por esto.—musité mientras le agarraba la mano para ver cómo le quedaron los nudillos.

Los tenía enrojecidos y con heridas abiertas... también vi que su camisa estaba con gotas de sangre percatándome de lo elegante que estaba...

—Estaba en reuniones de trabajo—dice al ver mi cara de confusión al admirarlo—¿Te llevo a casa?

—De hecho iba a tomar un taxi porque tengo cosas que hacer—recordé que dejé el auto en casa.

—¿Estás bien sola?—preguntó preocupándose.

—La verdad no.—dije con un hilo de voz.

—Tranquila yo te llevo y te espero.—me aseguró rodeándome con sus brazos por mi cuello abrazándome fuertemente con sus esbeltos y tatuados brazos cuando me doy cuenta que las lágrimas corrian por mi cara sin parar...

—Hey, ya paso.—me consoló limpiándome las gotas que caían por mi rostro—ya paso...

Seguimos caminando con el con su brazo envolviéndome por encima de mi hombro pero se me vino una pregunta a la mente...

—Re... porque sin casi conocerme me defendiste ya dos veces.—curiosamente pregunté arruinando el ambiente.

—Es complicado Bibi.—explicaba soltándome de su abrazo.

—Quiero saber.—masculle nerviosa.

—Me saliste regañona.—dijo con una sonrisa que pocas veces había visto, demasiado perfecta para ser real.—tú ganas.

—Mi padre siempre fue abusivo con mi familia... Abusaba de mi madre y de mi hermano menor igualmente—hablaba con un nudo en su garganta- a los 15 empecé a meterme en el boxeo y un día sin más me enfrente a él. Después de una pelea en que paso de todo el por fin tuvo los cojones para irse y dejarnos tranquilos... Por eso no permito que ningún hombre le levante la mano a cualquier mujer.

—Por Dios Re, perdón n-...—susurré cuando me interrumpió.

—No no, tranquila, tú me contaste algo fuerte ayer y era mi turno.—dijo mirándome con sus intensos ojos verdes.