"El niño con el pijama de rayas", de John Boyne

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     Vamos con uno durillo de los de verdad, por lo que seré muy breve

     La acción se narra desde el punto de vista de Bruno, el hijo de nueve años de un militar de alto rango nazi. Él y su familia se ven obligados a abandonar Berlín cuando a su padre lo destinan para trabajar en el campo de exterminio de Auschwitz. La familia acepta el cambio con resignación. Desde la ventana de su nueva habitación Bruno divisa una reja tras la cual hay personas que siempre llevan puesto un "pijama a rayas"; en realidad se trata de judíos prisioneros. Explorando los alrededores de su nuevo hogar, Bruno conoce a través de una reja a Schmuel. Schmuel le cuenta la historia de su deportación y las terribles condiciones de la vida en el campo. Bruno entabla amistad con él y le visita a menudo, llevándole comida. Incluso llega a robar uno de los “pijamas de rayas” para poder atravesar la reja y encontrar a su amigo.

     Bruno parece en todo momento incapaz de comprender la tragedia que se está desarrollando a su alrededor incluso aunque su amigo, que tiene la misma edad, es plenamente consciente.

     Pese a su apariencia de literatura infantil, el terrible trasfondo en que discurre la historia hace que algunos especialistas hayan dudado de su conveniencia para los lectores más jóvenes.

     Finalmente, diré que la novela aborda un tema tan trascendente que de cualquier manera no puede caer en el olvido. Los tentáculos de la tragedia más atroz que ha vivido la humanidad hace menos de un siglo, en ocasiones ya se desdibujan, por lo que me parece una lectura apropiada para las nuevas generaciones. Eso sí, sin olvidar el Diario de Ana Frank. Es muy tierno y a la vez muy chocante la amistad entre dos niños que solamente son eso, niños, pero inmersos en un mundo de adultos desquiciados y violentos.

     A mí me hizo llorar, reflexionar y pensar hasta qué punto crecer nos hace pensar que la violencia, las masacres, el volvernos unos contra otros, está justificado por temas como la religión, la raza o la condición social. Porque si juntas a varios niños que no tienen nada que ver entre sí, blancos, negros, ricos, pobres, musulmanes, judíos y cristianos, acabarán jugando, incluso sin entender sus respectivos idiomas. ¿De verdad merece la pena tanto odio? Volvamos a ser un poco niños.

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