"¡Dios mío!", José Luís Martín

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     ¡Dios mío!, originalmente titulada El Dios, es una serie de historietas satíricas creada en 1977 por José Luis Martín, publicadas en la conocida revista humorística El Jueves. José Luis Martín, que anteriormente había trabajado como ilustrador en otra revista satírica, El Papus, fue, precisamente en 1977, uno de los socios fundadores de El Jueves. Aparte de ¡Dios mío! Es también dibujante de otras tiras muy conocidas como Quico el Progre.

     Parece ser un hombre al que le gusta el riesgo, ya que ha sido trabajador de banca y estudiante de psicología, aparte de humorista, aunque decidió quedarse con esta última actividad. Su no obsesión por la religión le permite convertir a Dios, el Dios de los cristianos, en personaje, una criatura con vicios y virtudes, que respeta los cánones estéticos clásicos en su apariencia: es un hombre mayor, gordete y bonachón, con larga melena y barbas blancas rizadas, una especie de levita naranja, y zapatillas de cuadros de andar por casa, además de ir siempre acompañado de su triángulo con un ojo dentro… Pero por muy bonachón que parezca es un Dios poco convencional.

     En muy pocas viñetas (muchas veces solamente cuatro o cinco, o incluso en una, a topa página) a todo color y sin diálogos, relata las historias de Dios, que tiene aficiones de nuestros días y disfruta de ellas, como cualquier ser humano, y usando sus poderes sobrenaturales para tomar ventaja humorísticamente de sus dificultades, viéndolo todo desde el cielo. Vamos, que Dios es un cachondo mental.

     Hay tiras en las que se parte de risa de los científicos de la tierra por decir que el universo se originó con una pequeña explosión (cuando él sabe que fue porque se le escapó un pedete), tiras en las que construye un muñeco de nieve en lo alto de Everest para  despistar a los primeros alpinistas que llegan a coronar su cima… siempre está a la gresca con los demonios del infierno, que le hacen putadas y se ríen de él, y con los ángeles, que son un poco pánfilos aunque también tienen sus puntos...

     También hay otras muy ácidas, donde hace pulsos con Alá, o compite con otros dioses por ver quién ha creado el ser más chapucero (gana él por su creación del hombre)… No sólo a parece el cielo cristiano ni él, el Dios cristiano. A veces hace visitas al cielo musulmán, o al budista…

     Es frecuente la aparición de otros personajes bíblicos como Jesucristo, la Virgen María o Moisés, y también personajes de otras religiones y credos como Buda, Visnú, Mahoma, etc. Incluso filósofos como Nietzsche y cualquier otro personaje público o histórico fallecido como el papa Juan Pablo II o Galileo Galilei han aparecido en algunas historietas.

     Las tiras de Jesucristo son geniales, porque lo ponen de tontete para arriba. El mismo José Luis Martín creó, entre otras historietas, “La biblia contada a los pasotas”, donde, con el mismo sentido del humor, va contando la Biblia, desde el génesis hasta el apocalipsis, sin dejar títere con cabeza. Genial el epílogo final donde nos cuenta cómo acabaron muchos de los personajes implicados… Por ejemplo, Moisés es guía de una agencia de viajes llamada Sinaí Tours, Noé es presidente de una protectora de animales, o Josué se aficionó a la trompeta en el asedio de Jericó y ahora es solista en una banda de jazz.

     Geniales son también las tiras en las que Dios pone el grito en el cielo (jeje), porque están construyendo un jardín de infancia al lado de un club de obispos (y sale gesticulando y gritando: ¡No, juntos noooooo!), en las que le duele la cabeza por todas las súplicas que le hace la gente desde la tierra… o cuando Moisés le da por saco y no le deja bañarse porque separa las aguas de la bañera en la que él está metido.

     La crítica a las religiones, en general, y a la católica, en particular, son constantes. Dios es bonachón, divertido y a veces un poco inconsciente, y se escandaliza de todas las tonterías de los obispos (que siempre son viejos arrugados), e intenta ayudar a la humanidad en lo que puede aparte de cachondearse un poco de ella. Como os decía cada dos por tres aparecen alá y otros Dioses, y hay una tira genial en la que aparece, por un lado Dios, observando escandalizado cómo los cristianos se dan latigazos a sí mismos en la espalda o andan con rodillas ensangrentadas en señal de penitencia en Semana Santa. Por otro lado aparece Alá, también desde su cielo, viendo como sus fieles se dan palos a sí mismos en señal de duelo, o apedrean sin piedad a sus congéneres por no cumplir cualquier gilipollez… en la viñeta final aparecen ambos, Dios y Alá, en la ventanilla de inscripciones para ser budistas, los dos con su solicitud en la mano…

     La viñeta ha dado lugar a pasajes muy sonados y a algunas acusaciones de profano, que llevaron al autor a los tribunales, aunque la sangre no llegó al rio… En uno de los juicios que sufrió por publicar este personaje, el fiscal, mirando un dibujo en el que se veía a Dios con unas medallas en el pecho, le acusó de defender la existencia de un ser superior (el que le había puesto las medallas). Semejante chorrada fue contestada por José Luis Martín con alguna ironía que le valió que tanto el juez, como el fiscal, como su propio abogado defensor, le echasen una bronca del copón.

     ¿Por qué he elegido a este Dios para hablaros en concreto para hablaros de él? Bueno, porque era necesario. Porque El Jueves es historia de nuestro país, del cómic, y porque pocos han sabido tratar a un personaje así como J. L. Martín, y os recomiendo a todos que le echéis un vistazo.

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