Introducción

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Fue a primera vista, lo sé.
Cuando abrí la puerta y la miré, ella estaba frente al espejo acomodándose un mechón de pelo que le caía sobre la mejilla. Volteó su rostro, abrió los ojos sorprendida y caminó hacia mí.

A un metro de distancia se detuvo, igual que mi respiración y mi corazón, hizo una muñeca casi imperceptible con el labio superior y luego gritó:

-¡Largo de aquí, tonto, este es el baño de mujeres!

De inmediato me lanzó un portazo en plena nariz; y el golpe resultó tan pero tan fuerte, que me provocó un abundante sangrado durante algunos minutos.

Aquel día aprendí dos cosas muy importantes: la primera, que el baño de hombres era el que quedaba junto a la cancha de fútbol y la segunda, que el amor, cuando llega, puede golpear las puertas del corazón y, de paso, la nariz.

cupido es un murciélagoWhere stories live. Discover now