Capítulo 24

48 10 7
                                    

Llegó el domingo y por fin el cerro abrió. Aunque estaba bastante lleno de gente, y las colas en las sillas tenían unos veinte minutos de espera, tanto Jessica como Gonzalo habían decidido ir, no querían desperdiciar ningún día de su pase. Mientras Jessica esperaba en la fila hablando con su hermano del medio, que tenía la misma edad que el hermano de en medio de Amparo, Gonzalo se encontraba una persona más atrás, analizando mentalmente qué recorrido hacer aquel día. Ninguno se había percatado de la presencia del otro, pero ambos estaban haciendo fila para subir a la silla séxtuple. Tras unos diez minutos más, separaron a Jessica, su hermano, Gonzalo y tres personas más para que subieran a la silla. Por el orden de la fila, entre Gonzalo y Jessica había una persona, por lo que seguían sin percatarse de la presencia del otro. Era complicado reconocer personas cuando el casco, las antiparras y el buff cubrían por completo tu cara y tu cabeza. Cuando la silla comenzó a subir, Jessica pidió al hombre de al lado si podía sacarles una foto a él y a su hermano, había llevado una pequeña cámara portátil. Al escuchar su voz, Gonzalo se tensó. De todas las sillas y todas las personas que habían en el cerro, había tenido que coincidir con ella. Su buen humor se esfumó y la rabia volvió a él. Después de que ella lo hubiese dejado plantado, no habían vuelto a dirigirse la palabra, y tener a ese señor de por medio le dio el coraje suficiente para hacerle saber que él estaba ahí.

—Señor, asegúrese de captar bien a los chicos y el paisaje, es importante la composición de la foto para que sea un bonito recuerdo.

—Gracias por la sugerencia muchacho —agradeció el hombre volviendo a posicionarse para sacar una mejor foto.

Jessica intentó sostener su sonrisa, pero ni bien el hombre le devolvió la cámara, su semblante se volvió serio. Se sintió mal, y presintió que la frase de Gonzalo había tenido doble sentido. Quizás estaba maquinando demasiado una simple oración. Sin embargo, sintió que lo que Gonzalo quiso decir fue que había que tener en cuenta todo para considerar que algo fuera bonito. Y su cabeza se volvió un caos de pensamientos y sensaciones en lo que la silla siguió subiendo. Necesitaba hablar con él y aclarar las cosas, no podía dejar que entre ellos existiese tanto rencor y malestar. Pero en ese momento estaba también al cuidado de su hermano pequeño, por lo que debía esperar a pasado el mediodía, que su padre apareciera y se hiciese cargo de él, para poder hablar tranquila.

Cuando la silla llegó y todos se bajaron, Jessica se apresuró a bloquear el camino de Gonzalo y que él la escuchara.

—¿Podremos hablar por favor?—medio rogó al chico.

—No sé si tengo ganas Jessica— contestó él algo afligido—. Creo que me dejaste las cosas muy claras dejándome plantado.

—¿Qué es dejar plantado?— preguntó él hermano pequeño de ella apareciendo a su lado.

—Te veo a las tres en el resto de Amancay, si no vas lo voy a entender— sentenció ella—. Nos vemos.

Sin querer esperar respuesta, tomó a su hermano de la mano y salió en dirección a una de las pistas de nivel intermedio, mientras Gonzalo permaneció estático pensando en lo que acababa de pasar. Ella no le había dado siquiera la oportunidad de explicarse ¿Por qué él sí debería dársela? Con algo de enojo y confusión, se dirigió a la pista que se encontraba a su derecha y comenzó a descender. Mientras prestaba atención a la pista, se debatía internamente sobre si debía escucharla o no, sobre si merecía que él la escuchara o no. Eran las diez de la mañana, así que tenía algunas horas para tomar una decisión. Además, una hora después se reuniría con sus amigos, lo que le permitiría tener una segunda opinión al respecto.

Amparo amaneció con muchas ganas de escribir, por lo que se sentó en su computadora, abrió un Word y aprovechó también para abrir Facebook y ver si Pachi estaba conectado, tenía ganas de hablar con él. Sin embargo, al ver que estaba desconectado se centró en escribir un nuevo capítulo para su novela. Mientras lo hacía, se sumergió por completo en ello, haciendo que notará la ventana de Facebook tintineando diez minutos después de haber recibido el mensaje. En cuanto lo hizo, cambió de pestaña y una gran sonrisa surcó su rostro, Pachi le había escrito.

¡Quédate en tu friendzone! [✔]Where stories live. Discover now