Capítulo 10

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Natasha y Fátima habían estado molestando a Jordan por sus redes para que aceptara que se estaba enamorando, otra vez, de Amparo. Le mandaron preguntas al Arsk, donde decían que Amparo le encantaba y que no iba a responderlas porque era un miedoso. Efectivamente Jordan no las respondió, pero lo molestas que se estaban poniendo sus amigas lo sacaban un poco de quicio. No quería asumir que su amiga estaba volviendo a gustarle, y menos que menos al punto tal de enamorarse. Consideraba que su amiga era la chica más perfecta que podía existir, incluso con su terquedad y su actitud competitiva. No podía ver sus defectos como algo realmente malo, porque consideraba que todas las virtudes que tenía no podían ser opacadas por ellos. Quería que sus amigas dejaran de molestarlo y que Amparo se fuera por un rato de su cabeza. Así que el sábado al mediodía escribió a Camila para decirle que si estaba por el barrio ese fin de semana fuera a visitarlo.

Camila no daba más de la felicidad cuando recibió aquel mensaje de Jordan, por lo que enseguida texteo a su amiga que vivía en el mismo barrio que él y le pidió si podía ir allí a pasar el domingo. Su amiga le dijo que estaba bien, pero que a cambio le averiguara el Facebook de uno de los amigos de Jordan que le había parecido muy lindo. El chico que le parecía lindo era Andrés, con el cual estuvo hablando ese mismo sábado desde que Camila le consiguió su user.

El domingo se encontraban los chicos en la calle jugando con Natasha y Fátima al stop. Sabían que Amparo estaba jugando partidos y que iba a volver más tarde. Cerca de las dos de la tarde, Camila y su amiga aparecieron en la cuadra. Luego de que todos se saludaran, Camila y Rocío decidieron unirse a jugar al stop. Jugaron a ese juego casi que, hasta las cuatro, cuando decidieron que era momento de pasar a jugar al futbol. Decidieron jugar un veinticinco, y a eso de la media hora, Amparo apareció. El corazón de Jordan se aceleró un poco, su amiga tenía el pelo mojado y le quedaba muy bien así.

Con la alegría que la caracterizaba Amparo saludó a todos con un beso en la mejilla y se mostró muy feliz con la presencia de Camila. Le hizo algunas preguntas sobre cómo iba la escuela mientras se hacían pases y seguían jugando. Cuando terminaron de jugar al 25 decidieron que sería una buena idea jugar al poliladron, y las chicas estaban felices de ser más. En cierto momento quedaron Amparo y Camila escondidas juntas, y divisaron que Jordan se aproximaba hacia donde estaban escondidas. Ya había anochecido un poco, por lo que su escondite estaba bastante oculto.

—Sí Jordan nos ve, salí corriendo para el otro lado —susurró Amparo—. Yo voy para el lado de la cuadra, que seguro están los chicos esperando a que aparezcamos, y se me da bien escaparme de ellos.

—Me da un poco de miedo, ya está algo oscuro— se sinceró Camila también susurrando. Jordan estaba a menos de media cuadra de donde se encontraban— ¿No hay perros sueltos verdad?

—No, no te preocupes— la tranquilizó Amparo— Corré lo más rápido que puedas, y si perdes de vista a Jordan escóndete en el pino que está casi llegando al final de la cuadra.

—Está bien, aunque creo que soy muy lenta para jugar a esto.

—Hola chicas, al fin las encuentro— dijo Jordan con una sonrisa maliciosa y frotándose las manos.

Jordan se encontraba a unos diez pasos de ellas, y Amparo no pudo evitar soltar una risa al ver la cara de su amigo. Ambas chicas salieron disparadas en diferentes direcciones. Jordan esperó un poco con la real intención de darles algo de ventaja. Cuando Camila cruzó la esquina y comenzó a bajar por la siguiente cuadra, Jordan gritó y salió en dirección contraria a por busca de Amparo.

—¡Lautaro, encárgate de Cami!— gritó Jordan mientras su amigo salía del árbol en el que se había escondido estratégicamente.

Amparo corría lo más que podía, pero realmente estaba muy agotada por los partidos que había jugado la tarde anterior y aquel día. Con su carrera muchísimo más lenta que lo habitual, no logró llegar a salvo a la base. Media cuadra antes de hacerlo Jordan la tomó por la cintura y la atrajo contra su pecho elevándola en el aire.

—Te atrapé— la molestó victorioso girándola en el aire.

—Bajame ya que me estoy mareando— contestó Amparo entre risas viendo como todo daba vueltas a su alrededor.

Su amigo le hizo caso y quedaron frente a frente, más bien torso a cara, porque Jordan sobrepasaba a su amiga por unos veinte centímetros. Amparo subió la vista y frunció el ceño, amenazando con su dedo a su amigo.

—Me las vas a pagar eh— dijo aflojando su expresión—. No es justo estoy muy cansada.

—Siempre tenes alguna excusa vos—dijo Jordan rodando los ojos.

Era verdad, su amiga era una maestra en buscar justificaciones absurdas cuando no salían las cosas del modo que ella quería. Pero Jordan veía aquello como una cualidad relacionada a la perseverancia. Miró a los ojos a su amiga que seguía mirándolo con una mueca entre enojo, frustración y diversión. Le encantaba, y le parecía malditamente hermosa con el pelo así de despeinado y sus ropas holgada que tanto le gustaba usar. Se mordió el labio de manera inconsciente y soltó un suspiro. Lautaro apareció por detrás con Camila agarrada del brazo.

—Tenemos dos, nos faltan Natasha, Fátima y Rocío, creo que se dónde pueden estar— dijo Lautaro soltando el suave agarre de Camila—. Seguime, y ustedes dos a la cárcel.

Amparo y Camila se rieron y obedecieron, después de todo era parte del juego. Cuando se sentaron sobre el tacho de basura que usaban como cárcel, vieron por debajo de la camioneta roja unos pies. Y decidieron quedarse calladas hasta que los chicos estuvieran lo suficientemente lejos, era Natasha. Cuando se fueron de su vista ella salió corriendo y tocó a Amparo y Camila, quienes salieron corriendo en dirección contraria a la de sus amigos, salvadas por su compañera.

—¡Las mujeres tenemos el poder! — gritó una desquiciada Natasha cuando la distancia con los chicos fue segura.

Todos rieron, era una loca muy simpática. Pero no todo en la vida es color de rosas y no siempre nos salimos con la nuestra. Andrés se encontraba escondido en uno de los árboles que daba a la cuadra por donde estaban huyendo las chicas. Y atrapó sin escrúpulos a su amiga Natasha, quien hizo un melodrama bien típico de ella.

—Huyan sin mí, estaré bien, es la vida que me ha tocado —dijo pasando su mano por su frente y tirándose sobre Andrés, que no paraba de reír—. Ha llegado mi fin—finalizó sacando la lengua y cerrando los ojos.

Se mantuvieron jugando durante alrededor de dos horas, permitiendo que el rango de escondite sea dos cuadras a lo largo, dejando un total de cinco cuadras en total para jugar. Todos se divirtieron muchísimo, y Camila no daba más de la felicidad de estar compartiendo con aquel lindo grupo de amigos. Decidió que visitaría el barrio más seguido, porque además de ver a Jordan , amaba lo mucho que aquel grupo disfrutaba de jugar a diferentes juegos.

Cuando Amparo entró cerca de la noche a su casa, decidió conectarse un rato en sus redes y vio que ya se había publicado la fecha para el primer bingo de su escuela. Sería el sábado siguiente, y lo organizaban cuarto año A y B. Lo que significaba que el chico que le gustaba a Jessica iba a estar como mozo o cartonero. Envió el evento a sus amigas y se dispuso a entrar a Wattpad para leer a Paola y subir un capítulo nuevo.

Iván había pedido a su amigo de cuarto año A que le prestara algunas de sus entradas para vendérselas. Obviamente el chico aceptó, aquello significaría tener que moverse menos. E Iván se ofreció porque sus cartas ya estaban algo echadas: La amiga de Amparo sabía que ella le interesaba, y sería un cobarde si ni siquiera era capaz de saludarla. Pensó que venderle la entrada para el Bingo sería una buena manera de acercaré a Amparo, la había visto ir a todos desde que registró su existencia. Y además podía entablar la conversación de manera más casual.

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