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Capítulo 14

Era miércoles por la tarde y Los Busti habían decidido que irían a andar en skate a una calle abandonada que quedaba a media hora de su barrio. Se encontraban todos esperando, como ya era costumbre, a Andrés.

Amparo había salido con su skate en mano y una camisa por sobre la remera por si refrescaba. Antes de eso, había estado hablando un poco con el ChicoMisterioso por conecta3. Él insistía con no querer decirle quien era, y ella que detestaba el misterio se estaba cansando un poco. A decir verdad, el chico no le atraía siquiera sin saber quién estaba detrás del seudónimo, por lo que sabía que ni aunque fuese un chico hermoso cambiaria de opinión. Simplemente le molestaba el hecho de que él se ocultara tras una mascara en lugar de acercarse a ella para ser amigos de la manera tradicional. Por otro lado, le daba un poco de lástima saber que aquel chico era tan vergonzoso y tenía tantos prejuicios hacia él mismo.

Esa misma mañana, su amiga Jessica había decidido pasar sus recreos con un grupo de chicas del curso con las que Amparo no se había relacionado demasiado. Le daban cierta mala espina cuando las veía y estaba contenta con las amistades que ya tenía como para andar sociabilizando por demás. Había notado a Paola algo decaída por eso, por lo que intento hacerla reír y pensar en otras cosas durante todo el recreo. Ella le había hablado sobre que la noche anterior Agustín la había llevado hasta su casa, omitiendo el detalle de que se había desmayado por no comer. Amparo estaba feliz por su amiga, pero a la vez preocupada, sabía que el chico tenía novia y no quería ver a su amiga sufrir. Después de todo parecía que ya la estaba pasando mal con ella misma como para alguien viniera y que las cosas fueran peor. Amparo seguía meditando como acercarse a su amiga de la manera correcta con un tema tan delicado como lo era la delgadez que estaba empezando a ver en Paola. No sabía que decirle o preguntarle ni como hacerlo, por lo que intentaba mantenerla animada y mostrarle lo hermosa que era en tanto se lo ocurría una manera no invasiva de saber que le estaba pasando a su amiga.

Cuando por fin Andrés apareció, las chicas lo regañaron y le propiciaron unos golpes no muy fuertes en el hombro por su tardanza. El solo atinó a reírse, haciéndolas fastidiar un poco más. Una vez que se sercioraron de tener todo lo necesario para subsistir a ese calor que cada vez se hacía más pesado, decidieron emprender marcha. Ni los buzos de Natasha y Fátima, ni la camisa de Amparo, duraron más de dos cuadras puestas. Los ataron en sus cinturas y siguieron camino abajo. Los hombres iban conversando de videojuegos, mientras que las chicas algunos pasos más adelante hablaban sobre una posible próxima sesión de fotos que Natasha tenía en mente. Amparo escuchaba atenta y entusiasmada, le encantaba saber que su amiga estuviera tan entusiasmada con la fotografía y también la contentaba que quisiera usarlas de modelos. Después de todo, ella amaba posar para la cámara, y muchas veces le habían dicho que tenía que ser modelo. Ella no quería porque consideraba que era un ambiente tóxico y no necesitaba algo así en su vida.

Veinte minutos más tarde, luego de bordear la ruta, llegaron al dichoso camino. Los pinos altos propiciaban sombra, por lo que el calor no era tan agobiante como aquellos minutos que pasaron bajo el sol en la ruta. Lo primero que hicieron todos al llegar fue sentarse sobre sus skates y beber agua. La verdad era que nadie de los presentes sabía andar muy bien o hacer muchos trucos, pero cada cual tenía su razón para disfrutar de momentos como aquel. Los chicos decidieron intentar probar trucos nuevos, mientras que Natasha y Fátima dijeron que descansarían un rato. Amparo tomó su skate y comenzó a andar. Todavía no le salía el ollie y siempre que intentaba trucos caía mal o su skate salía volando para cualquier parte. Ella se divertía haciendo eso, pero sabía que era muy mala y por eso solo sus amigos sabían que andaba. Uno de los tantos defectos de Amparo, era que, si algo no le salía perfecto o casi que perfecto, prefería seguir practicándolo en la intimidad. No consideraba apropiado mostrarle al mundo cosas que no le salían realmente bien. Por lo que solo se permitía ser ella al cien por ciento con su grupo de amigos, Jessica y Paola. Además, se frustraba bastante rápido, lo que la llevaba a desistir muchas veces sobre lo mismo.

Lo que Amparo adoraba de andar en skate, era sentir el pavimento y las ruedas bajo ella. Deslizarse así la hacía sentir alegre, fresca y libre, y le encantaba. Se fue hacía el final de la calle, pasando por al lado de los muchachos y haciendo algunas muecas divertidas al pasar. Jordan la continuó mirando de reojo, y decidió alcanzarla para jugarle una carrera, y, en realidad, tener un momento a solas con ella. Cuando llegó a su lado, Amparo estaba mirando agachada por entre los pinos del bosque que se encontraba al lado del camino.

—¿Qué estas haciendo? —preguntó Jordan divertido por la actitud de su amiga.

—Shh, me parece que vi un zorrito —susurró ella sentándose sobre su skate y entornando más la mirada.

Jordan hizo caso y se sentó a su lado, sobre su propio skate. La cara de concentración de Amparo le parecía sumamente adorable en ese momento, por lo que se quedó mirándola sin pudor alguno. Yo no puedo creer que se vea tan hermosa haciendo cualquier cosa pensó para sus adentros.

Amparo giró su cara al sentir unos ojos posados sobre ella. La cara de su amigo la hizo estallar en carcajadas y se escuchó como algo salía corriendo entre los pinos. Ambos voltearon en esa dirección y lograron distinguir a un pequeño zorrito saliendo de allí.

—¡Viste que había un zorro! ¡Dios que hermoso! —gritó Amparo emocionada.

Jordan se rio por la reacción de su amiga y se paró de su skate mirándola. Le sonrió con la cabeza de lado y se le escaparon unas palabras que tenía intención de guardar solo en su cabeza.

—Pero no tan hermoso como vos.

—¿Qué yo que? —preguntó Amparo mirando a Jordan confundida y con los ojos bastante abiertos.

—Ay, deja de hacerte la modesta, ya sabes que sos hermosa —dijo Jordan en un intento desesperado por sacar la tensión del momento, y se le ocurrió algo mejor—. Además, dije hermoso, porque con cómo te vestís últimamente pareces un varón.

—Soy el varoncito más lindo que conoces, gil —contestó Amparo divertida entornando los ojos y sacándole la lengua a su amigo.

Jordan suspiró internamente, había zafado. Pero cada vez se la hacía más difícil no tener pensamientos de ese tipo cada que veía a su amiga. No estaba preparado todavía para confesarle lo que sentía, y si no empezaba a hacer que su boca coordinara con lo que quería su cerebro, que era guardar ese tipo de comentarios, estaría en problemas.

—Ya que los chicos están lejos ¿Me enseñas otra vez el ollie porfis? —pidió Amparo cual niña pequeña.

—No se por qué te da vergüenza practicar con ellos, pero si, dale, te ayudo —contestó Jordan negando con la cabeza.

—Es que Lautaro se pone re pesado y perfeccionista, vos me tenes paciencia y te reis conmigo —se sinceró Amparo.

Jordan asintió y volvió a explicarle, por enésima vez desde que ella había adquirido su skate, como hacer un ollie. Amparo amaba lo cómoda que se sentía con su amigo y lo libre que realmente podía ser ante él. Su amigo siempre era sincero con ella y la ayudaba con lo que necesitaba. A diferencia del resto del grupo, con el se mostraba algo así como al 95% autentica, con Jordan lo era al 100%. Él le transmitía confianza y seguridad, y sabía que por nada en el mundo la juzgaría, y que siempre sería sincero, aunque doliera.

La tarde pasó entre risas, competencias, carreras y chistes malos. Cuando el sol empezó a bajar decidieron que era momento de volver. Camino a la cuadra, Natasha informó que sus papás no llegaban hasta tarde, por lo que podían ir a ver una película a su casa. Todos quedaron en encontrarse veinte minutos después de llegar, para poder darse una ducha, en casa de Natasha.

Hola bellezas! Espero que les guste este capítulo♥ Ay ay este Jordan siempre está al borde de delatarse.

Espero sus votos y comentarios, gracias por leerme :)