[22] Un día memorable

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—Nos vemos en un rato —susurro Utakata contra sus labios con los ojos cerrados, ciertamente diciendo que era mejor que se fuera.

—Hecho —asintió abriendo lentamente sus negras orbes para retroceder con una leve caricia al chico.

Se dio la vuelta, abrió la puerta, salió y la cerro a su espalda dejando a solas a su misteriosa pareja, ¿que podría tenerle preparado para ese día? A decir verdad, las opciones eran infinitas, pero, como era su primera vez juntos en un 14 de febrero, comprendía que querría hacerlo recordable.

—¡Mina-sensei!

La chica se dio la vuelta y sonrió al ver dos de sus alumnos aproximarse con camperas gruesa.

—Chicos, ¿que hacen aquí? —pregunto viéndolos parar frente de su persona.

—Nuestros padres nos enviaron a comprar algunas cosas para la cena —respondió la chica, haciendo que la mayor empezara a recordar que los padres de ellos dos eran amigos.

¿Acaso los habían enviado al mismo tiempo para que se encontraran y se distrajeran un poco para tener mas tiempo a solas?

—Ya veo, ¿han conseguido lo que les pidieron?

—¡Si! Solo estamos dando una pequeña vuelta —sonrió el chico de forma inocente.

—Ya veo, en ese caso, ¿les gustaría acompañarme a comprar algunos dulces antes de volver? Son productos para la cena y falta para esta, que se retrasen un poco no hará gran diferencia.

Si su suposición era correcta, sus progenitores estarían agradecidos en que les diera unos minutos mas para un "tiempo de calidad" de pareja.

Recibiendo una respuesta positiva, los tres se dirigieron a una de las pastelerías abiertas, viendo como a la que iba a entrar estaba tan llena como las otras por la necesidad por algo dulce de los enamorados a festejar. Juntos hicieron la fila, ella agradeciendo que se hubiera encontrado con los alumnos por ahora tener alguien con quién hablar en la espera, aprovechando en saber como iban a las clases y en que les gustaría mas enfocarse hasta que su turno arribo.

—Frutillas con chocolate.

La mujer que la atendió asintió y preparo una caja con una docena de estas, entregándosela al tiempo que hacia un intercambio con el dinero que Mina dejó en el mostrador.

—Feliz día —despidió la trabajadora, ganándose una sonrisa de la Uchiha mientras indicaba a los menores que salieran con un movimiento de cabeza.

—Gracias por acompañarme, creo que es hora de que vuelvan a sus casas —indico viéndolos, estos asintiendo de acuerdo en el pensar que ya se habían retrasado demasiado.

—¡Que tenga un buen día, sensei! —saludaron alejándose, empezando a trotar a lo último para llegar mas rápido a sus hogares.

Siguiendo sus propias palabras, Mina se encamino a su propio lugar, viendo a lo lejos como Futa caminaba por las calles aún algo magullado por la paliza que Utakata le había propinado después de su "delicado" intento de acercamiento a la pelinegra. No fijándose demasiado en esa persona, ella siguió su camino y se detuvo frente la puerta de su casa, viendo en esta un cartel que decía "tocar para entrar". Inmediatamente comprendió que era para su persona, porque cualquier otro ser lo haría, pero ella tenía llaves y podría ingresar sin hacerlo. No deseando ignorar el pedido, Mina choco su puño contra la madera y espero, aunque a los segundos Utakata abrió con una sonrisa mientras le mostraba a su novia una blanca venda en su mano.

—Um... —murmuro la femenina sin saber bien como actuar respecto a eso.

El hombre no le dio ni tiempo de dudar, porque solo levanto sus brazos y coloco la tela sobre sus ojos para hacer un nudo en la parte posterior de su cabeza, agarrando con una mano la caja con lo dulce y luego la muñeca de la femenina para hacerla entrar, cerrando la puerta con uno de sus pies.

—Siéntate —indico dejándola suavemente en el sillón, yéndose a dejar las frutillas con chocolate en un plato.

Sintiendo que su novio se había alejado, Mina se desabrocho el saco que llevaba puesto y se lo quito oyendo los suaves pasos de Utakata a la vuelta, escuchando como dejaba algo sobre el vidrio de la mesa baja de la sala de estar.

—¿Lista para la sorpresa? —pregunto acercando sus manos a la venda, viendo como la chica saltaba muy apenas por la sorpresa de sentir sus dígitos de vuelta sobre su persona.

La Uchiha asintió y despacio abrió los ojos, acostumbrándose a la luz del lugar a pesar de que no era demasiada, descubriendo así el gran esfuerzo que Utakata había puesto. Todo el espacio estaba iluminado por velas, había papeles rojos simulando pétalos de las rosas en el suelo, haciendo un camino que culminaba en la habitación. Una sonrisa se formo en la cara de Mina, viendo que también había un oso de felpa de obsequio que descansaba bastante lejos de ella, demostrando que este no era el punto importante del día.

—Hay mas para ver, pero sera más tarde —dijo Utakata con una voz más baja, acorde con el ambiente que preparó.

La femenina sintió un inconsciente cosquilleo en la parte baja de su estomago, el cual se obligo a relegar para ver como su pareja se sentaba a su lado, señalando con una sonrisa lo que ella había comprado y cada uno agarró una para reír en el comienzo de dar de comer al otro.

—Están muy buenas —habló ella asintiendo complacida de lo que había adquirido mientras usaba el pulgar para limpiar la comisura de sus labios.

Él estaba de acuerdo con eso, por lo que comieron algunas más entre acercarse e intercambiar algunos besos que terminaron logrando que ignoraran la comida. De a poco se fueron acercando y aumentando despacio de intensidad, por lo que Utakata la termino agarrando y sentándola sobre él, frotándose apenas en los movimientos de acomodarse para estar más cómodos. Los labios del chico se desviaron armoniosamente de la boca de su pareja, repartiendo suaves, lentos y mimosos besos por la mandíbula para ir bajando hasta su cuello antes de subir a la oreja, donde ella suspiro tomándolo del brazo sumida en todas las sensaciones. Su ceño se frunció y arqueo apenas la espalda al sentir la mano de Utakata bajar hasta el arco bajo de su cintura, deslizándose hacia una de sus caderas para apretarla y alejar su rostro del cuello, pudiendo ver así como el ceño de Mina se fruncía y apretaba su yukata a la altura del hombro, desarreglando la tela un poco hasta que sintió su piel y empezó a bajar la mano por su pecho, adorando la sensación del roce de su piel en ese ambiente.

—Besame —pidió Utakata relajándose en el sillón, sonriendo y poniendo una mano en la mejilla.

Ella observo su rostro y se acerco para ser quién iniciara el beso, filtrando sin miedo a introducir su lengua en la cavidad del chico, el cual correspondió sin miedo abrazándola por la cintura y logrando pegarlos. De esa forma, Utakata se levanto sintiendo como Mina enrollaba sus piernas alrededor de su cintura y rompía apenas el beso para ver alrededor y estirar un brazo para abrir la puerta de la habitación. En el interior, ella pudo ver la decoración con pétalos de rosas y velas aromáticas, las cuales se movieron un poco en el alrededor cuando él se inclino y la deposito en la cama colocándose sobre su cuerpo. Se miraron a los ojos, madera contra carbón, y despacio se fueron entregando hasta que sus cuerpos se encargaban de traspasar cualquier palabra de amor entre ellos, dejando las ropas atrás con cualquier problema, lo importante esa noche eran ellos dos.

Hoy seria un día que ninguno de los dos olvidaría, el primer día en que sus cuerpos finalmente se cruzaron.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora