[17] Kusagakure

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Mina se detuvo casi amagando a dar un paso, pero paro su pie en el aire mientras levantaba un poco la cabeza, cerraba los ojos e inspiraba dejando que la brisa que venía de frente la bañara con alivio y tranquilidad, moviendo sus cabellos hacia atrás en el proceso.

Luego de todo lo que había pasado para huir de los ninjas de la que fue su aldea de origen, recién en esos momentos se sentía capaz respirar y sonreír con el sol del mediodía dándole de lleno en la cara, la luz entregándole la bienvenida a una nueva etapa después de una largo recorrido nocturno.

De todas formas no podía detenerse demasiado, solo estaba a salvo por ahora al otro lado del límite con el País de la Hierba.

Abriendo de vuelta los ojos, se dio cuenta que se había detenido frente al puente Tenchi, que era uno de los dos caminos para llegar directamente al centro del país, y empezó a atravesar lentamente la madera que la salvaba de un fuerte río, recordando cuando había ido con sus compañeros en dirección de Yamato para encontrarse con Kabuto, un espía de Sasori, y cuando Naruto dejo que allí el Kyubi se saliera de control para enfrentar a Orochimaru. Tenía que confesar que esa vez había sido un día muy agitado.

Inconscientemente llevo una mano a su cuello, la cual reviso la venda manchada levemente de sangre que ocultaba una herida producida gracias a que, luego de introducir a sus amigos en un genjutsu en su abandono de la aldea, se había cerciorado de haber dejado su sangre como una prueba para que su equipo y los demás ANBUs creyeran su muerte. Para su suerte, todo había salido bien.

Las memorias la hicieron volar un poco, pero bajo a tierra una vez que llego al otro lado del puente poniéndose mas atenta, ya que se empezaba a sumergir en el bosque y las altas hierbas. Temía que hubiera ninjas custodiando los alrededores, pero una vez que encontró las medianas puertas de Kusagakure, Mina se permitió parar e inspirar profundo por los excesivos, y extraños, kilómetros que camino considerando que era una país pequeño.

—¿Que se le ofrece? —pregunto uno de los ninjas de la entrada usando un traje blanco.

—Estaba viajando tranquilamente en mi deseo de conocer nuevos lugares, y fui atacada por bandidos. Solo necesito un poco de refugio, por favor —soltó con voz suplicante—. Será por poco tiempo, no será demasiado, necesito recuperarme —insistió con el ceño fruncido y un aura de damisela en apuros.

—Seguro, pero primero debemos revisar sus cosas, que no haya nada peligroso —hablo el mismo ninja señalando el mostrador de su pequeña cabina de guardia, en donde otro ninja observaba con atención.

—¿Revisar? —pregunto Mina apretando la cuerda del bolso que colgaba en su hombro con voz preocupada, como si temiera de ellos.

—Es solo una cuestión de rutina, comprendemos que puede estar afectada por el asalto, pero solo debe dejar el equipaje aquí y daremos un rápido vistazo —aseguro amable esperando que ella se moviera.

La Uchiha se le quedo viendo unos segundos y se empezó a mover gruñendo en su interior por esto, pero ya tenía una ruta de escape.

No iba a desaprovechar lo que la muerte de Fu le había dado.

—Aquí —informo la chica dejando el bolso sobre el mostrador, sintiendo al único ninja que había salido de la cabida andar detrás de ella para ingresar y revisar con su compañero.

Sabiendo que ellos no podían ver sus armas y papeles secretos del clan Uchiha, Mina no tardo en activar su mangekyo y mirarlos a los dos, introduciéndolos en un genjutsu que haría que Shisui se sintiera orgulloso de ella.

La imagen de sus manos revolver el interior del bolso y encontrar ropa, alguna fruta y botella de agua se les hizo tan real que, cuando Mina desactivo su sharingan, los dos sonrieron satisfechos mientras ella se colgaba al hombro sus cosas.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐀 [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora