Prólogo

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Ella entró a la taberna con esperanza de encontrar asilo y comida al menos por un par de noches. Camino a través de las mesas, mirando a todas partes concluyó en cómo habían cambiado las cosas, sentía algo de desolación y falta de fé en aquellas personas. Ya no era el mismo reino de hace años, Corona ya no bailaba, no cantaba ni decoraba sus calles en el cumpleaños de su ex princesa, o de cualquier otra celebración; de hecho juraría que escucho una que otra maldición e insultos a la familia real.

-Por mí que los maten a todos, Frederic y Ariadna eran unos hipócirtas, y la princesa resultó ser una cobarde e incompetente. - un hombre soltó de lo más natural al aire, y ella sintió la necesidad de golpear su cara por referirse así de Rapunzel.

-Estamos mejor bajo la protección de la Emperatriz Cassandra. - Apoyó una de las meseras que atendía a los hombres.

Le fue posible encontrar un lugar desocupado, y pidió un poco del dudoso guisado, después de todo la limpieza del lugar no era tan buena. En fin, era a lo que se atenía en este tipo de viajes.

Un grupo de actores estaban mostrando una obra en el escenario, mientras un anciano tocaba un laúd para darle ambientación. Era el típico equipo de artistas ambulantes.

Giró la cabeza inconscientemente hacia los actores de antemano sabiendo que se llevaría un disgusto, pero no porque fueran malos actores, pero por los ropajes y los nombres que usaban, sabía perfectamente que estaban interpretando.

-"Entonces el valiente domador decidió involucrarse con otra criatura más exótica que su dragón". - narraba la voz detrás del escenario.

Un actor saltó al escenario, era algo robusto y de mal parecer, de hecho lo habían caracterizado como una persona hedionda. ¡Vaya interpretación de un vikingo!

-Oh, entre más salvaje más apuesto. - decía su diálogo una de las actrices, con un exagerado tono presuncioso. La mujer llevaba un montón de lana, simulando una peluca rubia. - y ese olor...mmmm. - decía en burla.

-"Pero lo que no sabía, es que ese hombre aún seguía viendo a escondidas a sus anteriores adquisiciones"

-Hiccup, ¡Oh mi amor!, dime que no es cierto. - entró dramáticamente otra actriz, esta vez con una peluca rojiza. - tú no puedes casarte con la loca del hielo. - La mujer se lanzó a los brazos del hombre.

-Oh Mer, ¿Cómo podría? - decía mientras procedía a besarla de la manera más desagradable provocando pequeños sonidos tanto de burla como desagrado de parte del público.

-Pero Hiccup, no te olvides de mí. - una tercer mujer entró a escena, una rubia que a pesar de estar vestida como vikinga, resaltan sus facciones hermosas y su buen cuerpo, entonces algunos hombres comenzaron a silbar.

-Hay demasiado de mi para las dos. - el actor en el papel del vikingo rodeo con el otro brazo a la rubia y giró su cabeza al público. - ¿Acaso no soy un hombre afortunado? - gran parte comenzó a reír.

-"Lamentablemente, el rey dragón perdería la cabeza y su sed de poder comenzó"

-Astrid, amarra a esa salvaje y la usaremos como chantaje. - La actriz obedeció y amarró a la pelirroja a una columna de madera.

-¿Por qué Hiccup?, yo te amaba.

-Lo siento, preciosa, amo más a mis dragones. - nuevamente la gente reía.

-"Pero lo que no sabía es que otro Rey ansiaba poseer a sus dragones, aplaudan a la llegada del valiente Arturo"- otro rubio salió a escena y los de utilería se encargaban de cambiar el entorno a una especie de salón de trono.

-¡Merlín! - gritaba y un chico apareció, tropezando torpemente por el escenario. -Ya sabes lo que tienes que hacer.

-¡A la orden, señor! - un humo lo rodeo como efecto especial de magia, pero el actor sólo caminó al otro extremo del escenario y desataba a Mérida. Nuevamente el efecto de humo, para regresar a donde Arturo.

Corona Rota [Mericcup & Jelsa]Where stories live. Discover now