Hades estiró la muñeca del último lote de papeleo que tenía que firmar.
Dejó la pluma estilográfica y envió los archivos, despejando su escritorio de todo desorden, además del pequeño soporte de cartas de tres ranuras con una docena de letras en su ranura trasera ninguno en el medio y uno en el frente.
¿Realmente ha pasado un año desde que conoció a Sephie Jackson?
Era difícil de creer, pero la prueba lo estaba mirando. Arrastró el pedestal hacia sí mismo y repasó las letras en la ranura posterior con el dedo.
Una carta por cada mes que Hades no había visto a Sephie en persona. Él tenía el puesto encantado por Hécate hace siglos, un par de puestos que permitían a los propietarios enviar correo sin tener que depender de Hermes.
Nunca se lo dio a Perséfone, ya que nunca tuvo que ocultar su correspondencia con su esposa, pero pensó en sus amantes mortales raros y distantes entre sí y se encontró queriendo ver cómo estaban sus hijos de vez en cuando.
Sephie no era su amante, pero su correspondencia definitivamente necesitaba ser lo más discreta posible.
Con Poseidón pareciendo listo para incinerar a casi todos los que miraban a su 'Pequeña Princesa del Mar' con pensamientos menos que puros, Hades temía que su hermano pudiera leer demasiado en sus bromas con Sephie y hacer algo de lo que luego se arrepintiera.
Eligió la carta fechada el 22 de diciembre, día después del Solsticio de invierno. Los campistas no habían asistido a esta reunión; Zeus todavía estaba resentido por el hecho de que el hijo traidor de Hermes robó su Rayo durante la reunión del Consejo y prohibió todas las visitas mortales al Olimpo hasta que llevaran al niño al Olimpo encadenado.
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¡Hola tío!
Vaya, no puedo creer que hayan pasado casi seis meses desde que nos conocimos y me metí en todo este lío con la mitología griega. Parece tan irreal en retrospectiva. Quiero decir, los niños en la escuela generalmente se jactan de tener momias, papás y parientes famosos, y me encuentro queriendo decir: ¡Pero mi papá es el Rey de los mares literalmente, y mis tíos gobiernan el cielo y el inframundo! No te preocupes, en realidad no me jacto; dudo que alguien me creyera, ¡Y revelar nuestro mundo a mortales desprevenidos probablemente resultaría en que el tío Z me atacara!
