1. Encuentro

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Me despiertó con el sonido del viento golpeando mi ventana, apenas está amaneciendo. Suspiro al ver a Karashi durmiendo a mi lado con sus mejillas rojas y sus pequeñas pestañas descansando. Es hermoso sin duda.

Me levanto de la cama y bajo las escaleras para encontrarme a Naruto comiendo cereal con leche, su rostro está demacrado y lleno de cansancio.

-Hola, extraño - le digo y él me regala una pequeña sonrisa cansada.

-Hola, Suki - dice - ¿todo bien?

-Sí - sonrío - ¿qué tal tu misión?

-Fue... - él duda - fue un desastre y ha sido mi culpa.

-¿Qué sucedió? - pregunto preocupada, pero él no quiere hablar de ella.

-Podemos hablar después, estoy cansado.

-Está bien - digo.

-¿Karashi?

-Aún duerme - le digo y él sonríe - te ha extrañado muchísimo.

-Yo a ustedes - responde.

-Ve a dormir, pareces un extraño de veras - le digo y él parpadea.

-Tienes razón.

-Espera, idiota - le digo mientras me acerco y le doy un pequeño beso en la frente, mi pequeño hermano se ha sonrojado por completo y yo no puedo creer que ya esté tan grande, tan solo ayer era un pequeño bebé llorando en su cuna.

-¡Basta, Suki! - grita - no tienes por qué besarme, eres una mujer grande y eres una mamá.

-Y tú eres mi hermano pequeño, idiota.

Naruto sube las escaleras de nuestra casa y yo me quedo apreciando su sensibilidad.

-Es Naruto - El tercer Hokage dice, mi hermano Naruto está acostado en una camita pequeña y llora sin parar, es horrible - creo que quiere conocerte - el tercero insiste.

-¡Pues yo no quiero conocerlo a él! - gritó - ese niño trae la bestia que asesinó a mis padres, es horrible verlo.

-Es una pena que lo veas así - el tercero suspira - tus padres dieron su vida en esa batalla confiando que ni tú ni Naruto estarían solos... siempre se tendrían el uno al otro.

Aunque mi corazón estaba partido en dos, el viejo tenía razón. Mis padres habían confiado en mí para estar con Naruto y habían confiado en que Naruto estaría conmigo. Me acerco lentamente a su cuna y lo miro, después de todo, era tan solo un bebé pequeño.

Lo tomo con cuidado entre mis brazos y luego le regalo una sonrisa.

-Calma, bebé Naruto - digo y él me mira con sus enormes ojos azules - el abuelo tiene razón, siempre nos tendremos el uno al otro.

Abro las ventanas y observo a las personas empezar su día, con tranquilidad y amabilidad. La casa estaba hecha un desastre después de que Karashi se hubiese puesto a jugar toda la tarde con Kai, su mejor amigo. Ambos jugaban a luchar contra los villanos y eso me hacía sentir un poco nerviosa.

Algunas preguntas flotaban en mi mente y una de ellas era: ¿Qué pasaría si Karashi supiera que su padre es un criminal internacional?

Antes de las siete de la mañana, Karashi estaba sentado en la mesa desayunando arroz con huevo, hablando como loco sobre la academia y lo mucho que le gustaba, había tenido que convencer a Tsunade-sama de que me dejará inscribir a Karashi a pesar de no haber cumplido la edad necesaria.

La voluntad del fuegoWhere stories live. Discover now