35. No tengo opción

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—¿J-Jumin? —preguntó MC mirándolo. El pelinegro no respondió y se abalanzó sobre ella, abrazándola.

La chica no dijo nada, correspondió a su abrazo inmediatamente. Algo malo había pasado, y tenía que ser algo muy malo para que el pelinegro se quiebre de esa manera. Pero no, no podía actuar cariñosamente con ella para luego anunciar su compromiso. Por mucho que quisiera, tenía que intentar mantenerse firme, no doblegarse ante ella.

—¿E-Estás bien? —dijo mientras el chico se apartaba.

—Estoy bien. — Volvió a su mirada seria, intentando mantener la calma—. Lo siento, fue un impulso.

—No tienes que disculparte por abrazarme —contestó tomándolo de la mano para entrar al departamento.

—No fue correcto de mi parte. —Jumin se soltó de su agarre, caminando él solo.

—¿Por qué me hablas así? —preguntó la chica.

El pelinegro la observó por unos segundos y abrió la boca para decir algo, pero se arrepintió inmediatamente. MC lo miraba esperando su respuesta, quería acabar con todo rápido, no alargar la angustia que sentía. 

«No puedo», pensó.

—¿Por qué me miras de esa manera? —Ladeó la cabeza confundida—. ¿Ocurre algo malo? 

—Estoy pensando en lo afortunado que soy —respondió sonriendo un poco. Y no era mentira, se sentía el hombre más afortunado del mundo al tenerla con él, y no quería que eso cambie.

—Dios... No me asustes de esa manera. —MC sonrió mientras tomaba su mano nuevamente.

Jumin negó con la cabeza riendo y la siguió, era tarde para estar en su departamento, pero era necesario hacerlo personalmente. Creyó que sería más fácil, mucho más fácil. Pero una vez que la tuvo al frente suyo, supo que no iba a poder, simplemente las palabras no lograban salir.

—¿Quieres sentarte? —le preguntó aún con una sonrisa en el rostro. Él asintió.

El pelinegro estaba a punto de sentarse en un mueble, pero la chica puso dos sillas frente a la ventana, señalándolas para que él se siente.

—Es una noche hermosa, ¿no? —Apoyó sus brazos en el borde, observando la calle.

—Definitivamente —suspiró.

El pelinegro apoyó su cabeza en su hombro, mirando las estrellas en el cielo. Le recordaba a cuando él solía mirar la luna desde su penthouse, con la compañía de su gata y una copa de vino. Amaba hacer eso, la sensación era tan reconfortante, que nunca imaginó poder sentirse más a gusto, hasta que llegó MC.

Levantó la mirada, observando a la chica ver tranquilamente el cielo. Lucía realmente feliz, ¿cómo se lo iba a decir ahora? Juró siempre sacarle una sonrisa, pero ahora iba a hacer todo lo contrario, se sentía el causante de su tristeza. 

—MC —la llamó volviendo a acurrucarse en su hombro—, ¿te sientes feliz conmigo? —La chica lo miró confundida.

—Claro que soy feliz contigo —sonrió acariciando el cabello del pelinegro—, nunca tengas dudas de eso.

—Y... ¿Nunca has sentido que tienes que renunciar a algo que también te hace feliz para ser completamente feliz? —dijo casi balbuceando— Quiero decir... Eres feliz, pero sabes que tienes que renunciar a eso que te hace feliz, porque si no lo haces... Entonces otra persona no sería feliz... Y no podrías ser completamente feliz si esa persona no es feliz... Y tu tampoco estarías feliz.

MC se separó un poco de Jumin para ver su rostro, estaba angustiado, pero no daba señales de querer contar el porqué. La chica intentaba buscar las palabras correctas para contestarle. A pesar de no haber entendido sus palabras, de alguna manera podía sentir lo que él le quería transmitir. Era capaz de sentir las emociones que Jumin tenía dentro, tan solo con mirarlo. 

The Narrow Street «Mystic Messenger» [Jumin Han]Where stories live. Discover now