38. Desde siempre

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Jumin caminaba por los pasillos de C&R, la compañía en la que había trabajo tantos años, donde estaba todo el esfuerzo de su padre y también el suyo. Las oficinas estaban vacías, no había empleados, no había nadie más que él dentro del edificio. Ni siquiera estaba Jaehee, a quien le había dicho que no era necesario que viniera, que era algo que tenía que afrontar solo.

Se acercó a la ventana, observando los alrededores del lugar. Las calles cercanas a C&R estaban repletas de los autos de prensa. Los periodistas rodeando la entrada principal de la empresa, y los guardias intentando contener a todas esas personas que peleaban por ser los primeros en dar la primicia sobre el compromiso del hijo del CEO. 

Era tan diferente a allí adentro. Deseaba poder encerrarse en ese edificio y no salir nunca más, pero tenía que afrontar las cosas. Por él y por su padre, por su familia. Los miembros de la RFA no hicieron comentarios sobre lo que pasaría hoy, creían que MC podría sentirse mal si se lo recordaban.

Su teléfono empezó a sonar. El rostro de Jumin se iluminó, la sola idea de que pudiera ser ella hizo que lo tomara con una rapidez increíble. Habían cortado todo tipo de comunicación desde la fiesta, ni siquiera hablaban por el chat de la RFA.

Sentía cómo sus dedos empezaban a temblar al tomar su móvil. Su único deseo era escuchar su voz, la única que podía tranquilizarlo en ese momento.

«Por favor, dime que todo va a estar bien», pensó. «Te lo ruego.»

—¿Hola? —dijo esperanzado—. ¿Eres tú?... ¿Mi ángel?

—Jumin —respondió el CEO. Él cerró los ojos, decepcionado. No quería escuchar esa voz en ese momento.

—Oh... ¿Qué es lo que sucede? —resopló, volviendo a mirar por la ventana.

—Afuera, hay una periodista.

—Hay muchos periodistas, cientos.

—Una mujer de cabello corto y baja estatura, cabello negro y ojos verdes —continuó el CEO Han—. Es la periodista que Soon y yo contratamos. Tendrás que decir el discurso preparado frente a su cámara, no respondas preguntas si no son las de ella.

Jumin negó con la cabeza. No podía creer lo bien que estaban planeando todo, ellos sólo eran fichas que se movían a su antojo. 

—Compraron los medios... ¿Qué les pasa? —dijo— No fue idea tuya, ¿verdad?

—Fue la de ambos —respondió—. Soy un hombre de negocios, Jumin. Y tú también lo eres.

—Si eso es ser un hombre de negocios entonces no quiero serlo.

—Hijo... —suspiró—. Sé que esto es difícil para ti... No sabes lo mucho que me duele que estés pasando por esto...

Jumin se quedó callado, no quería ser parte de nada de lo que estaba pasando. Pensó en las palabras de MC, pidiéndole que no se case. Su padre seguía hablando, pero él no lo escuchaba. Sólo eran las palabras de la chica resonando en su cabeza. Aún estaba a tiempo, ¿y si salía del edificio? ¿Y si no anunciaba nada?

No sería feliz de esa manera, eso lo tenía claro. Sus pies empezaron a moverse antes de que pudiera darse cuenta, iban hacia la salida. Si su padre había sido capaz de comprar los medios, hasta eso era una farsa. Ya había tenido demasiada falsedad en su vida para seguir así, se iría. 

—Te amo, hijo. —Jumin paró en seco al escuchar esas palabras. Su boca se abrió ligeramente y sus ojos empezaron a arder. ¿Por qué sentía ese dolor en el pecho?

Se quedó inmóvil. Las fuerzas que había tenido para salir de allí habían desaparecido. Con esas simples palabras hizo que su mundo diera un vuelco, no las escuchaba desde hace mucho. Su relación con su padre se había resquebrajado más que nunca, pero sus palabras actuaron como un parche en la herida.

The Narrow Street «Mystic Messenger» [Jumin Han]Where stories live. Discover now