IV

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Alice

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Alice

Y sí, quien bajó de ese auto tan maravilloso era el chico que me había ayudado con aquellos idiotas, la noche anterior. Mi nerviosismo aumentó al ver que se acercaba con ese caminar que lo hacía sobresalir de los demás. Sus pasos eran firmes y decididos. No había temor en ninguno de sus movimientos, mucho menos en su agradable rostro.

—Hijo... el señor Bannister y su familia...

¿Hijo? Rayos, debo admitirlo, este chico ha heredado algunos dotes de su padre, así como sus ojos esmeralda. No es mal parecido. Demonios en qué estoy pensando.

—Hola, mucho gusto, mi nombre es Sebastián—dijo, educadamente, mientras saludaba con un fuerte apretón de manos a mis padres y miraba a Susan, quien sonrió. Por último, esos ojos esmeralda se abrieron un poco al reconocerme. No pronunció palabra.

—¿Por qué no pasamos al comedor? —invitó la Señora Montgomery.

Mientras nos acercábamos a la entrada, mi padre se quedó atrás para decirme:

—Debes alimentarte. Si no lo haces, estarás débil y de esa manera no serás de gran ayuda. Sólo te pondrás molesta e irritante.

Tal vez estaba loca, porque me pareció de pronto que Sebastián se había detenido y había cerrado sus puños, como si hubiera escuchado a mi padre y eso le hubiera molestado sobremanera.

—Bien—me limité a responder. —Después hablamos sobre eso, te están esperando.

No me sentía cómoda. Tenía un mal presentimiento con aquellas personas. Tal vez sólo fuera mi imaginación.

—¿En verdad no puedes quedarte? —preguntó el señor Montgomery.

—Muchas gracias. Tal vez en otro momento.

—Si quieres te pueden llevar de regreso al hotel—exclamó, mirando a Sebastián.

—No te preocupes, padre, seguramente esta chica sabe cuidarse sola—Al parecer éste sólo era otro idiota más

–Muy cierto—exclamó Max mientras reía-Pero antes de que te vayas, cuéntanos, ¿quién gano la pelea anoche? —comentó. Lo observé por sobre el hombro ¿El muy idiota se burlaba de mí? Me detuve en seco.

—¿Por qué no se lo preguntas a tu hermano? —respondí con una disimulada sonrisa.

Todos observaron a Sebastián, intrigados. Yo no estaba dispuesta a dar alguna explicación.

Alma De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora