XVI

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Alex

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Alex

Han pasado varios días desde que Alice desapareció, la he buscado sin cesar, pero no he tenido suerte. Me sentía angustiado al no saber nada y mi corazón dolía al pensar en que le había sucedido algo malo y en que nunca más la volvería a ver. Sin pensarlo, salí de casa y subí a mi moto, cegado por la angustia y el desespero. Me animé a visitar a Sebastián. Quería creer que él tendría noticias.

Al llegar a casa de los Montgomery me lo encontré fuera de su casa. Estaba limpiando con cierta delicadeza su costoso auto. Me pareció exagerado, pero no me atreví a decir nada ya que, al igual, mi moto era como mi vida, mi tesoro más preciado. Me acerqué a él.

-Hola. ¿Has visto a Alice?

-Hace días se mudó con nosotros. En estos momentos no se encuentra en casa.

-Esperaré-dije. Luego me alejé un poco para no molestarlo con mi presencia.

La espera fue larga, el sol golpeaba con fuerza, pero me animé al descubrir a Alice. Di un fuerte resoplo. Me sentía algo furioso, triste y desilusionado. Podía haberme buscado o llamado, pero no lo hizo. Sólo me había dejado a un lado.

Todo eso desapareció al observar sus ojos y el cómo me dedicaba una tímida sonrisa. Se esfumaron las palabras. Terminé sonriéndole como un bobo. Su vista se desvió para observar a Sebastián, quien, en la lejanía, nos vigilaba en todo momento.

-¿Podemos hablar?-cuestioné. Ella asintió.

Nos alejamos un poco de la casa. Sólo podía pensar en el regaño que le daría por todo lo que me había hecho pasar.

Alice

Mis nervios eran demasiado evidentes, no podía controlar mis piernas y mis manos, no sabía qué decir.

-No comprendo por qué desapareces de esa manera. Todos te buscábamos; estábamos preocupados por ti. ¿Acaso no piensas en los demás? ¿No dirás nada?

-No quiero sermones, no eres mi padre; no tengo por qué darte explicaciones-respondí, a la vez que encendía un cigarrillo. Odiaba que me presionaran o me regañaran.

-¿Qué haces? -grité al ver cómo Alex tiraba mi cigarro.

-¿Qué rayos te sucede?

-En serio, no estoy para reclamos ni sermones, si has venido a eso, será mejor que te vayas.

-¿En verdad quieres que me vaya?

Negué mientras cruzaba mis brazos:

-No quiero eso, pero si te vas a comportar de esa manera, será lo mejor.

-Cuando estés con ánimos de verme y aguantarme, me buscas-tomó su casco.

-Espera-grité al verlo subir a su moto. Me acerqué a él con rapidez. Subí en la parte trasera. Con mis brazos rodeé su cintura y coloqué mi mejilla en su espalda-Por favor, sácame de este lugar.

Alma De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora