XXIV

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Sebastián

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Sebastián

¿En verdad no vio nada? No, ella no me mentiría ¿O sí? Me sentía muy estresado por lo sucedido, jalé mis cabellos con frustración.

Caminé hasta la habitación de Max y Cristian. Toqué la puerta y en segundos abrieron. Saludé a Cristian y me dejó pasar.

—Tengo mucha hambre, ¿Vamos a almorzar? —Observe a los dos, quienes asintieron mientras terminaban de cambiarse.

—Debemos pasar por Sol y por Susan—asentí al escuchar a Cristian—Por cierto, ¿Alice llegó a dormir?

Tomé asiento en la orilla de la cama y suspiré profundamente—Llegó a media madrugada. Me quedó dormido esperándola ¿Pueden creerlo? Quién sabe qué tanto haría con ese idiota.

Max y Cristian rieron y se acercaron, diciendo:

—Tú tienes la culpa, hermanito. Deberías aprovechar las vacaciones y pasar tiempo con ella. En lugar de perder el tiempo con esa rubia tonta..

Alice

Me di una ducha y fui a la habitación de Sol y Susan. Tenían mucha hambre así que decidí acompañarlas. Antes de ir al restaurante fuimos por los chicos. Iba a tocar la puerta cuando Sol me detuvo con brusquedad, se acercó un poco a la puerta y nos hizo señas para que hiciéramos lo mismo.

—Quería darle celos, que me hiciera ver lo importante que soy para ella, que soy especial. Tenía la esperanza de lograr algo y me demostraría que realmente quiere estar conmigo, pero lo que haga no le interesa—era la voz de Sebastián, hablando sobre mí. Me alejé de la puerta y me recargue en la pared, Sol y Susan me observaban con intriga.

Eso era lo más infantil y estúpido que había escuchado. Yo igual quería darle celos, pero simplemente por venganza. Me sentía furiosa. La había pasado mal al verlo con aquella chica, quien me había tratado como basura y a él no pareció importarle. Si no fuera por sus comentarios y su comportamiento, estaríamos juntos.

—¿A dónde vas? ¿no estarás planeando hacer alguna locura, verdad? —sonreí al escuchar a Susan.

—¡Claro que sí! —sonreí con malicia

—No se preocupen, no será nada malo. Ya se enterarán en su momento. Nos vemos más tarde—Me despedí mientras avanzaba hacia la entrada del hotel.

Susan

Toqué el hombro de Sol—¿Qué estará planeando? Cuando sonríe de esa manera me da miedo y no sé qué pensar.

—Sebastián es el que lee mentes ¿Lo recuerdas? Tendremos que esperar para saber lo que hará—Asentí, aunque con un poco de preocupación.

Llegamos al restaurante del hotel, los chicos bajaron minutos después y nos hicieron compañía.

Alma De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora