4. "El blanco es pésimo color para una fiesta"

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–No, definitivamente no.

Marielle sonaba decidida y Camila sabía, por experiencia, que cuando su amiga tomaba una decisión, ni los chicos de One Direction podían hacerla cambiar de opinión.

–Es sólo una fiesta.

–No, es una fiesta organizada por Lauren y sus "plásticas" –la referencia provocó que Camila soltara una ligera risa ganándose un gesto de desaprobación por parte de su amiga. Debía admitir que tenía razón, su idea de diversión seguramente era distinta, pero, por alguna razón, no podía olvidar la mirada de cachorro en el rostro de Lauren cuando la invitó. Se sacudió la imagen, ¿por qué seguía pensando en eso?

–Estás exagerando. En todo caso, ella tiene más estilo de Lindsay –su comentario no le causó ninguna gracia a Marielle que le dedicó una mueca de fastidio; no quería darle tanta importancia, al final, no la tenía –. El punto es que nunca hemos ido a una.

–Porque no te gustan, ¿recuerdas? Quieres evitar a los tipos que buscan embriagarte para llevarte a su cama –replicó la chica deteniéndose a la mitad de la acera. Era cierto, la última vez que fueron a una fiesta aún estaban en la preparatoria y no había terminado bien.

–No todos son así –intentó aligerar la conversación y continuó caminando.

–Díselo a la Camila que conocía porque ella habría rechazado la invitación desde el inicio –¿la Camila que conocía? ¿De qué hablaba? ¿Todo este drama por querer ir a una fiesta? A veces Marielle era peor que su madre. Se detuvo y dio media vuelta para confrontarla.

–Tampoco dije que sí –la joven se encontró con el rostro inexpresivo de su amiga de la infancia y suspiró rendida –. Sólo un rato. Si el ambiente no es agradable, nos vamos.

El tono, la expresión en su rostro y el pequeño puchero formándose en sus labios le indicaron lo que la latina estaba haciendo; quería conmoverla. ¿Por qué insistía tanto? De repente, una idea se formó en su cabeza.

–¿Aún te gusta Lauren?

–¿Qué? –Camila casi se atraganta con su propia saliva –¿Por qué creerías algo así?

–Porque desde ese día en la cafetería has actuado muy raro. Jurabas que jamás volverías a dirigirle la palabra y ahora tienen citas en la biblioteca todos los días.

Su respuesta dejó a la chica sin habla durante un par de segundos. ¿Cita? ¿De qué demonios hablaba? Si su idea de una cita era hablar sobre crisis económica rodeadas de libros, entonces tal vez debería salir con otro tipo de personas.

–¡No son citas! –se defendió, cruzando los brazos para lucir más "intimidante" –Además, la única razón por la que hace todo esto es por arrepentimiento, ella misma lo dijo. Quiere remediar lo que me hizo.

–¿Y tú vas a permitírselo?

La pregunta quedó flotando en el aire por un instante; había estado meditando la respuesta desde aquél día cuando Lauren se aceró a ella mientras esperaba a Marielle. El tono en su voz al hablar con ella, su forma de expresarse, incluso su lenguaje corporal era distinto. No sabía lo que era con certeza, pero algo en ella había cambiado.

–Estoy cansada de vivir con rencor, Mar. Durante meses pensé en todas las cosas que le diría, pero ahora ya no las siento. Al final, pude superarlo –soltó un breve suspiro antes de continuar –. No me gusta Lauren –y aún no confío en ella por completo –, pero tampoco puedo odiarla.

Marielle le sonrió con ternura; si su amiga quería seguir adelante ella la apoyaría. Aunque eso significara estar en el mismo lugar que las "divinas". Se acercó a ella y la abrazó meciéndola un poco de lado a lado.

En esta vida... tal vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora