7. "¿Cómo decírtelo?"

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Febrero, 2016

Camila ocupó uno de los asientos al fondo del salón, en contra de las recomendaciones de su madre: "La universidad es diferente a la preparatoria y es muy importante que escuches a tus profesores", le había dicho esa mañana mientras desayunaban. Sin embargo, ahí estaba, sentada en la última fila. De cualquier manera, no esperaba participar a menos que fuese completamente necesario; no le agradaba ser el centro de atención.

Faltaban cinco minutos para el inicio de la clase y aún no llegaba la mitad de los estudiantes. Se colocó los auriculares para escuchar Little Bird reproduciéndose en su teléfono. Estaba tan inmersa en la música que no se percató de su llegada hasta que sintió dos suaves toques en su hombro.

–Disculpa –Camila se quitó los auriculares para escuchar a la chica frente a ella –, ¿este asiento está ocupado?

Debió quedarse con la boca abierta por un instante dada la expresión de la chica; ¿quién era esa persona? No la había visto en ninguna de sus dos clases anteriores, de eso estaba segura (jamás olvidaría un rostro como ese). Se dio cuenta de que aún no respondía a su pregunta.

–N- No –"¿en serio, Camila? Es la primera vez que hablas desde que llegaste y tartamudeas".

Por fortuna, la joven sólo soltó una pequeña risa divertida (probablemente a causa de su evidente nerviosismo) y se sentó a su lado.

–Soy Lauren –la chica con los ojos más verdes que había visto en su vida le tendió la mano para saludarla y Camila la estrechó deseando con cada célula de su cuerpo que la suya no estuviera sudorosa.

–Camila –respondió más tímidamente de lo que pretendía.

–¿Eres de primero? –Lauren continuó al mismo tiempo que sacaba una libreta y un bolígrafo. La latina simplemente asintió.

–¿Tú no?

–No, estoy recursando –contestó, encogiéndose de hombros –. La profesora Flores no considera las cartas médicas falsificadas como "justificantes válidos".

Su compañera rio ante su propia respuesta y Camila no pudo evitar imitarla; su risa era contagiosa.

–Tus ojos son muy bonitos –"¡¿qué demonios, Camila?! ¡Eso no se le dice a alguien que conociste hace cinco minutos! No te sonrojes, no te sonrojes..."

–Gracias –la chica le sonrió con ternura, sin percatarse del colapso mental que sufría su compañera –, tú tienes una sonrisa muy linda.

"Mierda, ahora sí me sonrojé".

Camila sólo pudo sonreírle agradecida, las palabras no salían por su boca. Por suerte, una mujer, que probablemente tenía la edad de su mamá, entró en el aula. Supuso que era la profesora.

Los estudiantes dirigieron su atención al frente, escuchando cada palabra de la mujer. Todos, menos Lauren. La joven había abierto el cuaderno, pero no para tomar notas; dibujaba algo en una de las páginas. Camila intentó mirar de reojo y lo que vio la impresionó; era un dibujo muy bueno de una rosa en tinta negra. Trató de no prestar demasiada atención a lo que hacía su compañera; no quería recibir algún regaño en su primer día y debía tomar notas por si Lauren necesitaba ayuda después (lo cual era muy seguro).

La clase terminó dos horas después y todos salieron para dirigirse a la siguiente.

–Eres buena dibujando –"Genial, ahora sabrá que estuviste espiando".

–¿Eso? –preguntó mientras guardaba sus cosas –No, sólo lo hago cuando estoy aburrida.

–Pues es muy bueno. ¿Has estudiado arte?

En esta vida... tal vezKde žijí příběhy. Začni objevovat