capítulo veintidós

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Contesto las llamadas de mi jefe y las paso a él, mi día está aburrido contestando, mandando e informando, en la computadora desglosando archivos y almacenándolos en sus respectivas áreas.

Zeeretel firma archivos y los archiva para enviar, al menos ella tendrá algo divertido qué hacer, firmar y salir a entregarlos representando a su jefe.

Por dios, Dylan. Dame al menos unos recados al piso siete donde está la máquina expendedora de dulces mexicanos. Chile y chile y obleas. Rico.

Pero no, aquí pegada a la silla sin poder desatender mi lugar, con la máquina expendedora de galletas. No quiero galletas, quiero frutos secos con chamoy.

―Saldrás de este maldito edificio y yo aquí comiendo una manzana, tráeme unos frutos secos con chamoy o algún pulparindo, lo necesito. ―le pido con una mueca, cierro los ojos un segundo tras su risa, pero me interrumpe el sonido del teléfono.

Mccan Worldgroup, oficina de Dylan Bone ¿Qué se le ofrece? ―mi tonito monótono hasta me hace rodar los ojos, Zery ríe desde su lugar sacando algo de su cajón, veo los dulces y casi grito, pero escucho a la muchacha tras el teléfono.

Soy Stella Nolbert. ―musita la muchacha.

― ¿La secretaría de Lucio Vogue? ―pregunto dudosa.

La misma. ― tiene un tono de superioridad, ruedo los ojos.

Bueno, qué bien que llama, señorita. Mi jefe lleva media hora esperando.

―Llamaba para programar otra cita, tuvo cosas qué hacer.

―Los espacios libres son la semana que viene lunes a las ocho de la mañana y el siguiente viernes a las tres de la tarde. ―parece no agradarle que le hable con normalidad, con respeto, pero normalidad.

Mira, cielo, el señor Vogue es un hombre con la agenda llena y sería mejor para él que fuese cuando él pudiese. dice forzando la voz levemente.

Entiendo, el señor Bone también tiene una agenda llena, pero en este mes tengo seis lugares disponibles. ―le pica lo que le digo porque suspira con recelo.

― ¿Acaso no entiende lo que quiero decir? Quiero una cita para mañana a primera hora, no me importa si tiene una agenda ocupada, hágame espacio. explota la amargada secretaria del otro lado.

Imposible, tengo a Louis Vuitton en ese lugar. Así que dígame, lunes a las ocho o viernes a las tres. Usted decide. ―veo a Zery quien se muerde el labio riéndose de mi descaro, le guiño el ojo.

lunes por la mañana está bien, al señor Vogue le gusta su café por la mañana así que téngalo listo. ―tras eso río despacio.

Ese es su trabajo. ―con ello cuelgo dejándola indignada del otro lado de la línea.

― ¡Eres una perra! ―exclama Zery riéndose de mi actitud.

―Era la secretaria de Lucio Vogue y quería una cita para su jefe el día de mañana temprano, obvio que no, viene uno de nuestros mejores clientes, tuvo qué elegir y eligió el lunes por la mañana, quería que le tuviera su café listo. ―me quejo como una chica superficial causándole gracia, me tira los dulces que me gustan y saca una paleta para chupar en lo que se alista. ―Eres mi salvación, no tengo idea hasta qué hora estaré contestando y mandando.

―Estoy en mi periodo, nena, ¿crees que quiero ir a recorrer media ciudad para entregar esta porquería de papeles? Se los mandaría por Fax, pero las firmas no deben de ser impresas. ―dice con molestia sacándose la paleta de boca. ―Rubén anda más caliente que mi teléfono viejo y yo intocable, pero al menos nos queda las risas para distraernos, como la situación tan incómoda en la que te atrapamos. ―sonríe con diversión, eso me hace colorar.

Whisper → Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora