capítulo diez.

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Conduzco mi auto con lentitud, me siento mal, me duele el vientre bajo, mi vagina, mi cuerpo, mis ojos, todo me duele pero a pesar de eso me muestro neutral ante todo. Al terminar el trabajo salí corriendo de ahí, sinceramente simplemente tengo ganas de ir a bañarme y dormir. Estoy del asco, siento los muslos pegajosos y siento la cara llena de maquillaje corrido aunque me pasé las manos por el rostro como veinte mil veces.

Mi teléfono suena, rápido contesto poniéndolo en altavoz, lo dejo en la cosa especial para sostener el teléfono en el tablero. 

  —Hola, ¿Quién habla?.—pregunto viendo el camino, la risa de Zery se escucha por todo el auto.

  —¡Ey, querida! ¡Bien que te olvidas de mí!.— dice la voz alegre de mi mejor amiga. Sonrío.

  —Para nada, nena; ¿Qué pasa por allá?.— pregunto sonando un poco más tranquila de lo que me encuentro. Me tranquiliza escucharla bien. 

  —Bueno, me la he pasado metida en la cama de Rubén, ni ganas de levantarnos con este clima ¿A dónde vas? Escucho el motor del auto. 

  —Ajá, por el clima no sales.— digo sarcástica para que entienda lo que pienso, ríe divertida.— Ah, vengo de trabajar, en la mañana me equivoqué, no recordaba que era Domingo pero lo bueno es que Dylan llegó, lo ayudé con un trabajo y tengo libre el día de mañana.— le comento, hace un sonido con su garganta haciéndola sonar como "Ajá, claro. Trabajo."

  —Bueno, está bien. ¿Quieres ir a comer con nosotros a LaVinia Restaurant?.— pregunta con un tono esperanzado, sonrío emocionada por su invitación. Hace días que no salimos juntos, ni hemos tenido un momento largo para hablar y eso, había estado algo decaída por la muerte de Fletcher.

  —¡Claro! ¿A qué hora?.— pregunto pensando en todo lo que tengo que hacer ahora.

—En dos horas más, las cinco, cariño. ¡Nos vemos allá!.— se despide.

Al llegar a mi casa sin detenerme voy hasta la regadera para limpiar el rastro de aquel chico, no tengo ganas de detenerme.

[...]

  Trato de alistarme pero mi mirada no se despega de el balcón,  realmente si lo veo correré, no quiero verlo de nuevo, no quiero que me toque de nuevo. 

Después de rato estar sentada sobre la cama con la bata puesta decido por irme a mi armario y encerrarme ahí para cambiarme.

Elijo ponerme un pantalón negro de mezclilla elástica, una blusa sencilla azul eléctrico y calzado deportivo negro, rápido me paso el cepillo desenredando mi pelo, me hago una cola alta. Salgo fijándome en toda la habitación, al verla despejada entro al baño y me maquillo sencilla, rimel, delineador y brillo labial, unas arracadas de corazón cuelgan de mi pelo haciéndome ver bien, como si nada malo hubiera pasado hace unas horas. La sonrisa que puse para ver como me veía así se desvanece y se convierte en una mueca, mis ojos se ponen llorosos y me veo como si estuviera apunto de echarme a sollozar, rápido sustituyo mi mueca por una sonrisa tranquila aunque falsa.

Mi cuello tiene un color rojizo que hace notar la marca de su mano, me pongo un poco de crema para que disimule un poco la marca de la agresión.

Salgo de la habitación, tomo mi cartera y una chaqueta negra de piel, salgo cerrando todo a mi paso, como las ventanas y puertas.

Al montarme al auto noto que la puerta no la cerré con seguro, frunciendo mi ceño avanzo por la calle.

—Te ves bien.—la voz de él me hace pegar un brinco, paro repentinamente yéndome para adelante casi pegándome con el volante. Abro mis ojos en grande, lo veo por el retrovisor que me ve atentamente.—¿A dónde vamos?.— sonríe en grande, en su mano izquierda trae el cuchillo con que me amenazó la primera vez.

Trago duro y siento como las ganas de llorar me abarcan.

Ya no quiero ir.

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Corto pero algo es algo, si hay una falta de ortografía díganme porque estoy escribiendo por el celular :)

All love Eva,xx

Whisper → Justin BieberWhere stories live. Discover now