capítulo once.

719 30 2
                                    

Mis manos tiemblan alrededor del volante, aprieto las manos a su alrededor para evitar chocar en un mal movimiento de este, él está cambiándose en la parte trasera por una ropa más limpia ya que la anterior tenía sangre en la orilla, al parecer asesinó o lastimó a alguien, realmente lloré un momento al verlo así, no puedo creer que alguien sea capaz de matar. 

Sus pies se pasan hacia delante para sentarse enfrente, su cambio consiste en un pantalón de mezclilla azul, un suéter rojo, unas Vans negras y un gorro negro. 

—¡No puedo creer que ese maldito me llenó de sangre de esa manera!.—exclama bajo mientras toma su camisa blanca ensangrentada.

  Mi labio tiembla, veo un estacionamiento cerca de el restaurante, me meto fácilmente sin maniobrar mucho, nerviosa golpeteo el volante, lo veo de reojo, su mirada está clavada en mí con una sonrisa ladina. 

  —Que bien manejas.— me halaga sonriendo, agradezco bajo, abro la puerta pero antes de salir me detiene.—Me presentarás como tu novio, ¿eh?.— frunzo mi ceño confundida.

—¿Me acompañarás?.— pregunto tontamente, asiente sonriendo, oh no.—Pero ¿Qué le diré si me pregunta cómo te conocí?.—pregunto bajo y nerviosa, se encoge de hombros sonriendo.

—Piensa en algo, nena, yo podré seguirte el cuento.— dice divertido mientras toma la palanca para abrir la puerta. 

—No, no, no podré mentir, no soy muy buena mintiendo, me conoce tan bien que me va a descubrir.—hablo rápido cerrando la puerta para acomodarme en el sofá, lo veo desesperada.—No soy buena para mentir.

—Por dios, Issis, simplemente preséntame "Él es Justin Bieber, mi novio." Si te pregunta como nos conocimos respóndele simplemente que me conociste en un restaurante de comida rápida.— se encoge de hombros, me jala del antebrazo para besarme los labios con violencia, no los muevo rehusándome a esa respuesta.

  —Va a querer más detalles, al menos hablar por toda la comida de nosotros.—me quejo alejándome de su rostro, aprieta su mandíbula con los ojos cerrados, comienzo a temblar pensando en la posible paliza que me he ganado por la manera en la que le he hablado. Abre los ojos, su mirada va hacia afuera, ve por el parabrisas un punto exacto. Iba a pedir perdón pero me voltea a ver tranquilamente.

  —Tú callada y asintiendo te verás bien, yo hago el trabajo, échame la carga a mí, yo puedo lidiar con ella, buena para nada.—espeta quitando su mano con fuerza y lastimándome.

Un nudo se forma en mi garganta y recuerdo todo lo sucedido con mis padres; ese era su apodo favorito para mí aparte de los otros que me decían en casa: Estúpida, desgracia y perra. Les gustaba más  el buena para nada porque me lo podían decir donde quiera sin tener que cargar con alguna persona que se compadeciera de mí. Aún recuerdo el sabor metálico de la sangre en mi boca después de darme aquellas palizas por no ser lo suficiente como para mantenerlos, como para darles al menos una buena cara y un abastecido desayuno. Siempre que llegaba del colegio ellos estaban esperándome riendo, cayéndose de borrachos y me daban una tunda que saciaba su vacío paternal, y complacía sus fetiches raros del ver el sufrimiento de su sangre directa, su hija. Aún recuerdo que entre las lágrimas los veía tomar sus rostros con las manos llenas de mi sangre y se besaban desesperados, con lujuria, hacían un show traumático para mí, luego me miraban de reojo para irse en su vaivén tonto a falta de coordinación en sus pies y equilibrio en su masa. 

Me quedo recordando todas esas veces que me hicieron todo imposible, recordando el esfuerzo doble para acabar la universidad antes de salir de casa; los maestros me dieron chance por mi alto coeficiente intelectual, me pasaron los últimos años con exámenes y me dieron clases todo el año hasta los fines de semana y vacaciones, así terminé mi carrera. Aunque nadie me tomó en serio a la hora de buscar un trabajo a mi edad, creían que falsifiqué mis matrículas, también no me dejaron por mi falta de experiencia en el trabajo, aunque yo trabajé para darles dinero a mis padres pero nunca pedí una carta de recomendación porque pensé que no me hacía falta.

  —Lo lamento, no debí decirte eso yo...— lo corto antes de que continúe y me vuelva a insultar. 

Justo como ellos: Lamentamos golpearte pero sé alguien mejor, Estúpida, no eres nada ni serás, buena para nada. 

—Yo puedo lidiar con la mentira, bajemos que llegaremos tarde.— no le dirijo ni una mirada mínima, abro la puerta y salgo. Camino por el pavimento esperando a que llegue a mí, lo cual hace sin esperar mucho.

—Déjamelo a mí, un mínimo error y podrías arruinar todo, no quiero tener que matar a Zereetel por ser posible testigo de un sospechoso.— murmura en mi oído, me abraza por atrás haciéndome tensar y apretar la mandíbula. 

No sé que mierda pasa por su cabeza, no sé que es lo que lo impulsó a estar aquí, cerca de mí si yo nunca me metí con él, ni lo conozco bien.

La veo a lo lejos con Rubén, parece que no se percató de que la vi, discretamente me volteo a Justin y me atrevo a decirle.

—La tocas y te denuncio antes de que puedas lograr dañarme.— amenazo, se sorprende y lo beso con fuerza es sus inertes labios. Me separo sonriendo falsamente.

-------------------- 

Whisper → Justin BieberWhere stories live. Discover now