Los meses pasaron, y finalmente el día de la llegada de Rias Gremory a Kuoh había llegado, Abbadon no se molestó en ir al aeropuerto por la simple razón de que Lucifer se encontraba con ella, pero sin embargo sí mandó a uno de sus lich para que él gobernante del inframundo supiera que el no faltaba a su palabra.
La katana que había comprado había resultado en una baratija, o eso pensó antes de verla completamente restaurada, su filo azul oscuro cómo si reflejara el inmenso fondo marino. Su empuñadura que acompañaba los colores y la funda era simplemente hermosa, digna de esos 20 millones que pagó por ella.
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Mientras que el Chōseki keiro era increíblemente flexible en cada aspecto, cómo bien indicaba su nombre, el estilo se trataba de seguir la marea, una palabra que en un primer momento puede que te haga dudar, pero una vez puesto en práctica todo tomaba sentido. Todo el estilo se basaba en tres puntos: -Iaidō, el arte de desenvainar. -El centro de gravedad del cuerpo humano. -Las tres posturas del sol.
De éstos tres el más importante era el segundo, debido a que si no sabías manejar tu centro de gravedad, jamás podrías utilizar el Iaidō junto a las posturas convenientes. El Chōseki keiro trata sobre fluir sobre las tres posturas, alternando entre ellas según transcurre la batalla, de modo que cada vez que atacas enfundas y desenfundas, creando un movimiento más rápido de lo normal y con un ángulo que puede ser modificado según la postura. Las posturas del sol se dividen en tres:
-Yoake no ichi (Postura del alba) Te colocas de forma ascendente con la katana semi-enfundada (Habaki expuesto)
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-Tenchō ichi (Postura Cenital) Colocación típica, pero con la Katana completamente enfundada.
-Yūgure no ichi (Postura crepuscular) Postura erguida con proyección descendente.
