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Un escalofrío me recorre cuando giro en la comodidad de la cama y la espalda me queda descubierta por las cobijas que cae por el otro lado y de la sudadera que se ha subido por mi mal dormir, pero la desidia es mayor que el frío, así que intento s...

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Un escalofrío me recorre cuando giro en la comodidad de la cama y la espalda me queda descubierta por las cobijas que cae por el otro lado y de la sudadera que se ha subido por mi mal dormir, pero la desidia es mayor que el frío, así que intento seguir durmiendo por más que mi cuerpo tiembla.

La puerta de la habitación se golpea contra la pared con un estruendo, cuadros con fotografías de la infancia y diplomas de la adolescencia tiemblan en la pared y abro uno de mis ojos a causa de esto, apenas intentando acostumbrarme a la luz que se filtra por la cortina mal cerrada.

— ¿Hatsumi, estás despierta?

— ¿mmh, que?

Me enredo en la cobija mientras giro hacía mi hermana que con paso inseguro entra en el diminuto espacio de la habitación, con una sonrisa incómoda en los labios y retorciendo sus dedos frente a ella ansiosa sin poder mirarme directamente al rostro.
Abriendo por completo los ojos deduzco por su actitud que ha hecho algo inadecuado o que necesita de mi ayuda.

— ¿Que? — Ríe nerviosa ante mi pregunta. — ¿que hiciste ahora?

— Nala está sobre el árbol del vecino y no quiere bajar de ahí. — Con voz temblorosa me mira luciendo indefensa y intentando no parecer culpable después de sus palabras, pero es la única culpable siempre de que la gata se escapé.

— ¿Otra vez dejaste la ventana del baño abierta? — Me quito un poco las cobijas. — ¡SuJin, te dije que tuvieras cuidado!

Se ríe inquieta y retrocede lentamente porqué me conoce, alcanza a inclinarse a tomar el pomo de la puerta y cerrarla justo cuando lanzo la pantufla rosada, ahogó un grito desesperado contra mi almohada, pataleó moviendo las cobijas hasta el fondo de la cama antes de ponerme de pie.

Es sábado y solo deseo estar recostada mirando el celular, anhelando por un mensaje de mis amigos para ir a comer y beber por la noche después de mi largo turno del trabajo.
Es lo que necesito, más ahora que me espera una semana de exámenes, pero todo lo que obtengo es tener que levantarme.

Hatsumi, buenos días.

Me saluda mi abuela cuando me ve salir de la habitación y debe ser pasado el medio día si ella ya se encuentra en la casa, pero ignoro su saludo yendo directo hacía la puerta de salida en busca de mi preciosa gata.
Nala es cero tolerante al clima de afuera y si está mucho tiempo en el exterior, el veterinario dijo que la próxima vez no podría hacer mucho ya que ella tiene casi diez años y su sistema inmune no es tan bueno.

Mirando a todos lados antes de entrar a la propiedad del vecino, comprobando que no se encuentren ahí la pareja de ancianos, ingresó quitando el cerrojo de la chirriante puerta metálica, me detengo frente al gran árbol viejo, que entre sus ramas deja ver a la negra gata que mueve su cola desinteresada de la altura en la que se encuentra e incluso del clima frío.

❥ 𝗳𝗲𝗲𝗹𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗵𝗲 𝗹𝗼𝘃𝗲  | | ➳ Johnny S.        Where stories live. Discover now