Capítulo 40

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Andrew

Subí los escalones lo más despacio que pude. Me dolían las costillas y sentía que en cualquier momento se romperían. Hace un par de días que había salido del hospital y, aunque estaba en reposo, había tenido que ir con mi padre a diferentes juntas con respecto a la empresa.

Así que, hoy había sido mi único día libre desde mi accidente. Había puesto la respectiva denuncia contra Lucas e incluso había visitado a Margareth quien no había podido creer lo que había hecho su hijo, sin embargo, ella al parecer no sabía nada de él, era como si se lo hubiese tragado la tierra. Mi padre había prometido encargarse de la situación, algo que agradecí internamente, realmente no tenía cabeza para lidiar con ello.

Hoy había optado por visitar a Alyssa, su ama de llaves me había recibido y, al parecer, sus padres se habían ido a un viaje de negocios, por suerte, ella se encontraba en casa, pues sentía la necesidad de verle, ya que no teníamos mucho tiempo para estar juntos.

Una vez estuve frente a su habitación estaba a punto de golpear, hasta que me percaté de que la puerta se encontraba un poco abierta. La empujé levemente y me adentré.

Fruncí el ceño al encontrarla mirando fijamente en dirección hacia la ventana. Cerré silenciosamente la puerta detrás de mí y comencé a caminar en su dirección. Corrí su cabello y planté un beso allí, ella bajó la cabeza y pudo notar como embozaba una sonrisa.

—Creí que no vendrías. —Se volteó hacia mí y comenzó a arreglar mi camisa.

—No soportaba estar sin ti. —La tomé de la cintura y comencé a besarle.

Ella se alejó unos pocos centímetros.

—¿Quieres algo de beber? —Preguntó mientras yo negaba con la cabeza.

—Te noto nerviosa. —Levanté su mentón. —¿Sucede algo?

Alyssa negó con la cabeza y sonrió. Joder, esa sonrisa me ponía muchísimo.

Un corto silencio se instaló en aquel momento, cuando la tuve nuevamente cerca de mí, la besé en los labios, despacio. Su aroma era enloquecedor, era ella la única persona que podía mover mis deseos más profundos.

—Te necesito...—Le susurré en su oído y la piel se me puso de gallina.

—Y yo a ti.

Alyssa me tomó del cuello y me atrajo hacia ella. Solté un leve quejido pues sin quererlo, Alyssa había hecho presión en mi herida.

—¿Te he lastimado? —Preguntó preocupada. —Yo creo que no es buena idea...

No la dejé terminar, pues sus palabras se ahogaron en mis labios. Rápidamente y llevados por el deseo, la conduje en dirección a la cama e hice que su espalda chocara con el colchón. Me desapunté la camisa mientras la observaba fijamente a los ojos, nuestras respiraciones agitadas eran lo único que se escuchaba en la habitación.

Pude ver como algo pasaba por su mente, lo noté cuando su mirada bajó hacia mis pantalones, su mirada revoloteó unos segundos. Lo que no esperaba era que ella viniera hacia mí y comenzará a bajar el cierre de mi pantalón. De solo imaginarme sus ojos observándome fijamente mientras me daba placer, solo aquel sentimiento me hacía cortar la respiración.

Beckham bajó mis pantalones hasta los tobillos y, inexperta se quedó unos segundos pensando en que debía hacer. Me pareció tierno de su parte, en el fondo me sentía feliz de saber que era yo quien tenía la dicha de verla y tenerla solo para mí.

—No tienes que hacerlo si no quieres o no te sientes cómoda...—Le mentí, pues en realidad quería que lo hiciera, pero no podía presionarla.

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora