Capítulo 37

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Alyssa

Observé la mesa con precisión y luego volví la mirada hacia la decoradora.

—Me gusta el color. —Dije pasando hacia la segunda mesa. —Pero es muy claro para mi gusto, pero aquel...—Mis dedos señalaron la mesa con manto rojo que se encontraba al otro lado del jardín.

—El manto rojo es muy lindo, Señorita Beckham. —Asentí con la cabeza sonriente. —Pero no creo que luzca bien si todo lo decoramos de rojo.

Solté una risa sin gracia.

—¿Cómo te atreves a decir eso? —La observé con incredulidad.

—Es solo un punto de vista profesional Señorit...

—¡Me importa una mierda tú profesionalismo! —Grité. —Aquí se hace lo que yo digo.

Harta de escuchar a la mujer rubia, decidí volver al interior de la casa en dirección a la cocina, necesitaba sin duda tomar un vaso de agua. Mi día había sido de lo más ocupado, pues en tan solo un mes seria mi fiesta de cumpleaños número dieciocho y mi padre ya había mandado a un gran personal para escoger la decoración de la fiesta. Me encontraba lo bastante emocionada, pero creo que aquel día era más importante para mi padre que para mí, pues ese sería el día en el cual me pasaría el mando de la empresa casi por completo, yo heredaría el negocio de la familia y, aunque me parecía maravilloso, debo de admitir que no entendía por qué mi padre quería que yo me hiciese cargo de su empresa tan rápidamente.

Pero, finalmente el negocio familiar pasaría a mi después de llevar años esperando aquel momento.

¿Cómo no estarlo? Había nacido privilegiada al nacer en aquella familia, la vida me había premiado de aquella manera porque seguramente algo bueno tuve que haber hecho en mi vida pasada para poder gozar de aquellos privilegios que me podía dar gracias a mis padres. Aunque mi vida ya no era la misma desde que me había mudado y, aunque ya no me arrepiento de haberme ido de Boston...Creo que no sé qué hubiese sido de mi si no estuviera en California. Después de todo ya lo consideraba mi hogar.

Mis padres yo ya habíamos hablado al respecto. Mis padres se quedarían aquí supervisándolo todo, mientras que yo tarde o temprano tendría que mudarme a Nueva York y la idea no me desagradaba para nada. Vivir en Nueva York era como un sueño para mí. Poder escalar el gran cañón en un año nuevo, las luces navideñas, los cafés de media tarde; Central Park, Rockefeller, celebrar el día de san patricio, joder, ¡Tantas cosas! Sin duda alguna quería estar en nueva York lo más pronto posible.

Estaba por subir a mi habitación cuando escuché voces en el salón principal. En aquel momento pensé en acercarme, pero pude reconocer las voces de mis padres y, por lo visto, se encontraban discutiendo. Rodé los ojos, pues lo que menos quería en aquel momento era tener que escuchar a mis padres discutir.

Seguí mi camino por las escaleras. Cuando entré a mi habitación me percaté de ya había sido limpiado y, un detalle que no pude pasar desapercibido fue que la ventana estaba abierta. Suspiré frustrada, pues había ordenado que no se abriese la ventana por ningún motivo. Una cosa más, si, mis ojos volvieron hacia mi tocador que quedaba justo a unos metros de la ventana.

Fruncí el ceño y me acerqué hacia el ramo de rosas que allí se encontraba. Lo observé con curiosidad y pude darme cuenta de que esta vez sí llevaba una tarjeta: "ESTOY ESPERANDO LA INVITACION" La letra delicadamente escrita no fue algo que reconociera, pues nadie cercano a mi escribía de esa manera tan peculiar, una letra torcida y, absolutamente todo en letra mayúscula.

Me quedé unos segundos pensando en quien podría ser. Fue entonces cuando me dirigí hacia la ventana para echar un vistazo, sabia en mi interior que eso no me ayudaría en nada, pero, no perdería nada con eso. Probablemente cuando me encontrara a mi madre le preguntaría si ella fue quien recibió las flores en la puerta, por ahora, la dejaría pelear con mi padre.

Del Egoísmo Al Amor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora