Capítulo 18 "Nada ha cambiado"

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"Quiero encender la luz de tu corazón

Me das un amor que nunca cambia"

(N/A, notas de la autora)

-dialogo-

"pensamientos"

"recuerdos (dialogo)"

Narración

Las puertas del establo de la mansión Lakewood se abrieron permitiendo que los rayos del sol iluminaran más el lugar, dando entrada a un joven que se aseguró que cierta persona no descubriera lo que estaba haciendo. El suave relinchar de los caballos se hizo presente como un amistoso saludo. Se alegró al ver a todos y a cada uno de ellos, pero se fue dirigiendo especialmente a un hermoso caballo blanco, tan parecido e idéntico al corcel que tenía cuando era un niño.

-Lamento venir hasta ahora-decía mientras le acariciaba la cara, resoplo a modo de reproche, sin embargo lo miraba dulcemente-Y creo que no podre venir en mucho tiempo-de nuevo resoplo moviendo sus orejas hacia atrás-Pero seguiré visitándote, simplemente, creo, que ella no soporta la idea de que yo monte un caballo-el caballo resoplo ofendido-No, no es tu culpa, tampoco fue la de mi caballo en ese entonces, el imprudente fui yo, pero por ahora, quiero mantener las cosas en calma, mi deseo nunca ha sido agitar sus emociones-el caballo movió sus orejas denotando que ya no estaba enojado-Creo que también te diste cuenta de lo que realmente siento por ella y te agradezco que lo entiendas-sonrió mientras acariciaba nuevamente al caballo mostrándole su agradecimiento y cariño que en tan poco tiempo se había ganado-Es realmente difícil renunciar a lo que amas-era una frase más allá de su gusto por la equitación, una sonrisa contrariada surco nuevamente su rostro.

Los preparativos para la fiesta que se celebraría para anunciar el regreso del tío Abuelo al consorcio Ardley continuaban. Ante la insistencia de Candy por ayudar, Anthony se encargaba de darle tareas en las cuales Dorothy fuera su ayudante, como elegir el menú, las flores que adornarían el lugar, las mesas, el estilo de las sillas, los manteles, mientras que él se encargaba de las negociaciones con los proveedores. Sin embargo comenzaba a cuestionarse por qué la rubia solo se presentaba para ayudarlo después del mediodía, no quería asumir que ella se levantaba tan tarde. Por otro lado, después de haber ido al hogar de Pony y ver que su herida en la rodilla había mejorado bastante le pidió a Dorothy que también la ayudara con un asunto personal.

-¿Estas segura Candy?, en realidad tampoco sé cómo usarla-argumento insegura ante la petición de la ojiverde.

-No hay necesidad de que sepas hacerlo, solo quiero que estés allí mientras lo intento, hasta que pueda lograrlo-respondió con una sonrisa y después se dirigieron al patio trasero de la mansión.

-¿No prefieres que el joven Anthony te ayude de nuevo?-cuestiono nuevamente la joven mucama mientras que la pecosa tomaba la bicicleta que previamente había pedido prestada a uno de los trabajadores de la mansión.

-No, no quiero molestarlo con esto, no sé si tarde mucho en aprender-lo que en realidad le daba pena admitir, era que al tener a Anthony cerca la pondría nerviosa y con ello fallaría de nuevo, debía evitarse otra vergüenza.

Lo que no imaginaba es que después de un par de días mientras Anthony detallaba el presupuesto para el vino que se serviría el tan esperado dia, paso por un pasillo que daba hacia el patio trasero, en donde encontró la razón por la cual la rubia se presentaba ante él después del mediodía. A partir de ese día la fue observando, animándola en silencio al ver que estaba a punto de perder el equilibrio y caer, susurrando algún consejo esperando que ella lo captara con su instinto, hasta que un día finalmente ella pudo manejarla, logrando rodear a Dorothy sin dejar de sonreír. El galeno por su parte, estaba feliz de ver como lo había logrado, festejando a lo lejos, viendo como Candy bajaba de la bicicleta, abrazaba a su amiga y tomadas de las manos brincaban mientras daban vueltas celebrando un nuevo logro.

All For You [Una Historia de Candy Candy]Where stories live. Discover now