Capítulo 10 "El Intruso"

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"Cierro los ojos, no sabiendo que tan hermoso es el mundo"

(N/A, notas de la autora)

-dialogo-

"pensamientos"

"recuerdos (dialogo)"

Narración

Habían pasado algunos días cuando le dijo a Candy que el cuarto especial había sido desocupado para alguien que realmente lo necesitara. Sabía que la joven seria curiosa al querer saber los detalles de la salida de Elisa del recinto, sin embargo, solo se limitó a sonreír y argumentar.

-Se fue sin decir una palabra-omitió la parte de que fue en contra de su voluntad-No te preocupes, no creo que la veamos pronto por aquí- excluyó también la advertencia de romper de nuevo sus reglas.

A Candy no le quedaba muy claro y hasta le parecía extraño que siendo Elisa Legan se fuera por su propio pie y de haber hecho un escándalo, alguna de las otras enfermeras ya hubiera esparcido la noticia en todo el hospital. Pero al no ser así, decidió confiar plenamente en las palabras del rubio, por quien quedaban cosas por aclarar en su corazón, aun no se sentía con el valor suficiente como para regresar el pañuelo que tenía grabado su nombre en donde seco sus lágrimas esa tarde en donde le contó lo sucedido con Terry. Cada vez que lo intentaba, se ponía nerviosa mientras apretaba la suave tela dentro de su bolsillo, lo había hecho tantas veces, que se excusaba en no dárselo y lavarlo de nuevo.

-"Para cuando se lo regrese no quedara ningún pañuelo"-pensó abochornada las veces en que sus intentos se derrumbaban con tan solo verlo sonreír.

Habían pasado algunos días cuando finalmente la Tía abuela Elroy hizo acto de presencia en el corporativo Ardley, pidiendo presentarse con su sobrino. Su expresión era difícil de descifrar, había enojo, decepción, asombro, aunque en sus ojos mostraban tristeza, pero como nadie se atrevía a sostenerle la mirada, era imposible percibir tan inusual detalle, solo el joven que estaba dentro de la oficina principal.

-Tía, esperaba verla antes de lo esperado-el ojiazul no se mostró sorprendido mientras dejaba caer su espalda sobre el respaldo de su silla, con su mano extendida la invito sentarse.

-Entonces, ya sabes a que he venido-correspondió el gesto e intento sonar severa aunque se sentía mal al sentirse con el derecho de usar ese tono de voz.

-Fui claro con mis condiciones a cambio de ser el líder, aunque no creo ser el líder que usted esperaba, ¿por eso esta aquí, verdad?-cuestiono, a pesar de que en lo laboral no tenía absolutamente nada que reprocharle, un muchacho joven y prometedor le daba estabilidad al consorcio, cuando aún se mantenía el mito de que William Ardley era ya un anciano.

-Sara con lágrimas en los ojos me suplico que no dejara que su familia fuera objeto de tu prepotencia e insolencia, que te has convertido...-

-¿En un monstruo, en su peor pesadilla, que mas dijo, que desearía que estuviera muerto?-la distinguida dama se había quedado pálida, incapaz de decir algo más para defender a cualquiera de los Legan- ¿Es eso tía, prefiere verme muerto antes de lastimar a sus amados Legan?, debió haberlo pensado antes de pedirme ayuda-se fue levantando de su lugar, dándole la espalda y dirigiendo su mirada al exterior, no quería que viera que también le afectaba hablarle de esa manera, tan cruel y dolida.

-William y tu son lo más importante que tengo, lo que hecho, solamente ha sido para protegerlos-se atrevió a levantarse y acercarse unos pasos, pero al ver la expresión sombría y amarga de su sobrino reflejado en el cristal, le recordó el gran error que había logrado que su relación con Anthony fuera tan frágil.

All For You [Una Historia de Candy Candy]Where stories live. Discover now