۝ 𝐁𝐄𝐋𝐈𝐄𝐕𝐄𝐑 ヾ ¹۝ [𝐍𝐍𝐓 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧]

Órdenes

Zeldris salió del castillo encontrándose con Reiko recostada en el techo de este mirando las estrellas. Salto para recostarse a su lado.

—Despues de derrotar a los siete pecados, viniste y volviste a salir, ¿A dónde fuiste, Rei?

La azabache mueve sus orbes rojas mirando por el rabillo de su ojo al principio. Sonríe divertida.

—No tengo que decirte todo, Zel— declara—. Soy tu maestra y superior...

Zeldris rueda los ojos. La azabache se da la vuelta mirando al príncipe.

—Se que tú odias a Meliodas más que a nadie— farfulla—. Y yo también me siento traicionado... No sabes la rabia que sentí al verte cubierta de sangre...

—No pienses en ellos, Zel— toma su mano dándole una sonrisa amable—. Ahora estoy aquí, por tí... Sin duda estoy orgullosa de ti.

La marca demoníaca se desactiva en Zeldris dejando ver su verdadero color de ojos. Un verde un poco más claro que el de Meliodas.

—Es bueno tenerte aquí— se sonroja desviando la mirada.

Reiko soltó una risa. Llevo sus dedos apretando su mejilla con cuidado. Zeldris hace una mueca quitando su mano. Pero la azabache comenzó a reírse volviendo a apretujar nuevamente sus mejillas causando que el no tuviera más opción que dejar de resistirse.

—Vamos a cenar, Zel.

La azabache se levanta cambiando su vestimenta a su vestido de siempre mientras descendía con delicadeza para entrar al castillo.

—¡Espérame, Rei!

El rápidamente llegó hasta ella casi corriendo.

(...)

Reiko termino de peinar su cabello. Sintió una sensación extraña. Y sabía exactamente a qué se debía. Camino por los pasillos del castillo en busca de Zeldris. No lo encontró por ninguna de las habitaciones, recordando que esté siempre estaba en la sala donde estaba la curiosa espada Excalibur.

—Sabía que aquí estarías— entra la azabache con suavidad—. Veo que te han pasado el reporte— mira a uno de los demonios que custodiaba la ciudad obligando con la mirada a qué se retire—. Aún sigues intentando... Zeldris, déjalo ya.

El azabache niega un poco harto.

—Son unos inútiles— gruñe Zeldris—.  Llevan días matando a todas tus demonios invocados y nadie sabe quién es... Tendré que enseñarles por mi...

—Aguarda, Zeldris, tenemos una audiencia— el príncipe frunció su ceño antes de que rey de hiciera un corte profundo en su muñeca creando un portal para evitar el desgaste de la magia del rey demonio para manifestarse.

—Zeldris... Mi representante... Mi hijo— hablo con voz escalofriante y muy profunda—. Reiko... Mi mano derecha... Mi general— la joven demonio se inclinó con respetó