۝ 𝐁𝐄𝐋𝐈𝐄𝐕𝐄𝐑 ヾ ¹۝ [𝐍𝐍𝐓 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧]

El inicio de su crueldad

Reiko y sus primeros años de vida fueron en la capital de los magos. Sin influencia demoníaca o divina. Nació con magia infinita, y rápidamente fue considerada un prodigio. Su madre estuvo orgullosa de ella al igual que todos los hechiceros que la rodeaban. Los dos dioses tentados por esta magia y con ambición de tenerla fueron por ella.

Todos los hechiceros acordaron que sería su madre quien decidiera a qué dios le darían el poder. La suprema deidad fue elegida. Reiko salió de Beriaruin para ir al paraíso. Recibiendo la bendición de aquella diosa. Siendo así inmune a la oscuridad y maldiciones de los demonios.

Volvió a Beriaruin siendo el orgullo de todos. Más sin embargo, Reiko de alguna manera sentía un rechazo a servir al clan de las diosas.

Su mejor amiga, Aria, le había apoyado durante un tiempo. Hasta que las demandas del la suprema Deidad consumían mucho de su tiempo. Buscando hacer armas que sirvieran para acabar con la raza demoníaca. Y regularmente pedían su ayuda en algunas batallas.

Ahora mismo la joven de cabellos negros y ojos rojos bajaba del paraíso a ver a su mejor amiga.

—¡Rei!— gritó la joven de cabello rosa saltando a los brazos de su amiga.

—Aria— respondió ella con amabilidad—. No has crecido nada— se burló palmeando la cabeza de su amiga.

Aria hace un puchero.

—Bueno puedo decir lo mismo de ti— señaló sus pechos. Reiko bufa. La raza de las diosas tenía atributos generosos. Y es por eso que ella resaltaba ya que si hablamos de pechos, los suyos eran... pequelos—. Parecen...

Reiko la golpea en la cabeza antes de que toque sus senos.

—No hablemos del tamaño, aún soy una niña— rueda los ojos. Aria se levanta sobando su cabeza mirando mal a su mejor amiga—. ¿Cómo has estado? Madre me contó que dejaste Beriaruin para viajar...

Aria se rasca la nuca. Por un momento el dolor cruza por su rostros pero vuelve a sonreír alegremente.

—He estado bien, los humanos son muy tontos— se encoge de hombros—. Ayudo a pequeñas aldeas cuando la guerra las afecta. Pero como dices también soy una niña.

La pelinegra asiente.

—¿Los demonios?— pregunta. A lo que la pelirrosa niega—. Las diosas— ella asiente—. Vaya... Desde que los diez mandamientos aparecieron a causar destrozos... El paraíso están en caos— hace una mueca recostando su cuerpo en el pasto—. El clan de las diosas cuenta con los cuatro arcángeles.

Aria se recostó junto a ella mostrando interés.

—Dicen que son muy guapos y poderosos— Reiko la mira con mala cara—. ¿Que? ¿No los has visto?

—No estoy para admirar a los miembros del clan— declara cruzando sus manos por detrás de su cabeza.

—Disculpa, suenas como mi madre— ríe divertida—. Vamos, has madurado desde la última vez que te ví.