16. Trapos húmedos

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EADLYN

—Y para la próxima clase quiero un ensayo con su opinión personal sobre las pinturas que escribí  en esta urna —el señor Zaidi alzó el objetivo transparente que llevaba varios papeles hecho bolita en su interior—. Eso es todo, que tengan un buen fin de semana y no se olviden de tomar un papel antes de salir.

Recogí todas mis cosas con parsimonia y me encaminé hacia el escritorio, como siempre, era de las últimas en salir. Saqué un papel de una pequeña urna que se encontraba en la esquina del escritorio.

—¿Cuál te tocó, Eadlyn? —Rayan me miró atentamente.

Me limité a desdoblar el pequeño trozo de papel.

—"Los amantes" de René Magritte —leo en voz alta y lo miro extrañada.

Él se limitó a anotar mi nombre en el folio con el nombre de la pintura en cuestión.

—Es una obra interesante, me intriga saber tu opinión, sin duda es uno de los ensayos que esperaré con más ansias —me dijo, al mismo tiempo que me miraba de una manera que no supe descifrar.

Lo que yo no sabía, es que ese ensayo se convertiría en mi pesadilla durante los próximos días, hasta que me vi frente  a frente con el libro de arte que mostraba la pintura.

—Veamos. Una pareja besándose y cada una con una tela húmeda en sus rostros —mi afirmación poco a poco se convirtió en una interrogante—. ¿En que demonios estaba pensado el sujeto al pintar esto?

No puedo poner en el ensayo que la pintura era rara y punto, además, para sumarle presión al asunto, el señor Zaidi está ansioso por conocer mi opinión sobre esta obra.

Tengo solo esta tarde y el día siguiente para terminar esta tarea, pero no tengo ni idea de que poner, o mejor dicho, no tengo opinión sobre esta obra.

Comenzaba a desesperarme, quiero impresionar a Zaidi, pues a mi parecer era el hombre más intelectual, sabio y sensible del mundo. Tenía una perspectiva del arte que realmente admiro y no sólo eso, también de su forma de pensar, de su forma de ser y ni hablemos de que era terriblemente atractivo.

Pensaba en todo esto mientras tenía toda la cara apoyada en la mesa y mis manos cubriendo la nuca.

—¿Eadlyn? —la voz del señor Zaidi me sobresaltó e hizo que me sentara derecha en menos de un segundo.

—Señor Zaidi ¡Que susto! —digo medio nerviosa y medio apenada.

—Lo siento, no era mi intención ... ¿Te encuentras bien? —la verde mirada del hombre se posó en el libro de arte—. Así que ya has comenzado ¿Cómo va?

—No muy bien, es decir, no entiendo la composición —en mis palabras había cierta duda.

—La tarea consiste en darme tu opinión personal, si no la entiendes, simplemente escribe eso —las palabras del profesor no sonaban muy convincentes, pues lo había empezado a conocer muy bien, en especial durante esos encontronazos inesperados que me muestran facetas nuevas. Él de verdad esperaba mucho más que eso.

—No, no pondré eso, realmente quiero expresar mi opinión acerca de lo que quiso transmitir el artista —sentencié muy segura de mi misma, reacción que pareció gustarle mucho a Zaidi quién sonrió ampliamente.

Rayan [en pausa] Where stories live. Discover now