05. Abrigos de plumas.

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RAYAN

Debí dejarla ir.

Pero no quise.

Así que con el puño en una mano, y durante el octavo aniversario de la muerte de mi esposa, me declaré a mi revoltosa y preciosa alumna. Me declaré como lo hace el actor masculino de un drama chino en medio del aeropuerto, cuando la chica está a punto de tomar un avión que la lleve lo más lejos posible de él.

-Me importas mucho Eadlyn, y no solo como mi alumna, si no también como la chica que no ha dejado de ser la culpable de que mi corazón se acelere -estoy nervioso y tengo miedo de titubear. Que tal vez le parezca demasiado cursi, o que la declaración llegue demasiado tarde. Que mis sentimientos, mi amor hacia ella ya no sea suficiente-. Y quiero decirte mil cosas más, expresarte lo que siento y me importa una mierda lo socialmente correcto.

Ella se giró. Caminó unos pasos y por las muecas que hace sé, que no entiende muy bien a donde quiero llegar. Al igual que sé que no entendió mi última clase, ni porque hablé de un filósofo francés durante una clase de arte contemporáneo. Sé que en la primera clase que tuve con ella este trimestre no atendió nada, y se la pasó haciendo dibujos en los márgenes de la hoja. Por saber sé muchas cosas sobre ella, y sin embargo, ella apenas y sabe algo de mi.

-¿A qué viene todo esto Rayan? -pregunta dolida. No era mi intención abrirle heridas que al parecer, ya estaban cerradas.

La observo durante unos segundos bajo la luz de una farola. La diadema con orejas de felino me desconcierta, e intento buscarle algún sentido. Un abrigo grueso la protege del frío, dejando a la vista únicamente unas botas blancas que llegan hasta su rodilla de tacón.

-Me comporté como un crío -admito, desviando mi mirada hacia al suelo, incapaz de mirarle a los ojos.

-Lo sé.

Su manera tan fría y abrupta de dirigirse a mí me hiela la sangre. Sé que me lo merezco, y es que ni si quiera sé qué pasó realmente entre ambos.

¿Cómo fue que acabamos así?

Un día estábamos bien, más que bien, y de pronto, ya no más. Ni si quiera dejé que ella explicará que fue lo que sucedió realmente entre ella y ese cantante. Tengo esas imágenes a color grabadas en mi retina, y no había un acercamiento que me hiciera sospechar un posible engaño. Y luego, todas esas dudas, esas interrogantes responsables de mi insomnio se respondieron solas con el paso de los días. Porque quizás no fuesen novios, pero desde luego que tampoco son sólo amigos, porque los amigos no se miran como se miran ellos dos.

-Y yo debí comportarme como un cría, en vez de como una adulta. Quizás, así habría ido junto a ti. Tal vez si hubiera echo un berrinche me habrías escuchado.

Pero no lo hizo. Y yo tampoco me molesté en encontrar una explicación, porque yo creé una propia.

-¿Te trata bien? -quise saber. Y no tuve que esperar a que me respondiese para saber la respuesta, porque una suave sonrisa en su boca fue más suficiente.

-Sí.

-Quizás sea lo mejor -añadí con una mueca. Tal vez mantener las distancias fue la mejor opción de todas, al fin y al cabo. ¿Qué pretendíamos tan si quiera? Una alumna y su profesor. Eso estaba destinado a un final trágico que es mejor ahorrarnos.

-No me arrepiento, Rayan. Mis sentimientos por ti fueron genuinos y humanos desde el principio -me aseguró, aclarandose la garganta. Sus brillaban más que antes bajo la luz artificial de las farolas, a causa de las lágrimas que retenía.

-Nos vemos en clase, señorita Lodge.

Ella me miró con nostalgia. Mi pecho punzó con dolor y tuve que tragarme con dificultad el nudo que se había formado en mi garganta. Tenía tantas cosas que decirle, ¿pero para qué?

-Hasta mañana, señor Zaidi.

Ella me dedicó una última mirada cargada de sentimientos antes de darme la espalda. Su tacón resonaba con cada paso contra la acera, y con aquel grueso abrigo de plumas caminando en aquella solitaria calle de París, me recordaba al final trágico de una película romántica.

Me quedé estático con mis pies clavados en el suelo. La vi caminar con un pie delante del otro, con sus manos enterradas dentro de los bolsillos mientras todavía le buscaba algún tipo de lógica a las dos orejas peludas de forma redonda en lo alto de su cabeza. ¿De dónde vienes Eadlyn? ¿Qué es lo que tratas de mantener oculto bajo ese grueso abrigo?

La tienda de animales donde anteriormente trabaja estaba cerrada. Las dudas me asaltaron cuando vi las ventanas tapadas con tablas de madera y el cartel anunciando que está en venta. ¿Había logrado encontrar otro trabajo? Había pensado en su amigo el pelirrojo, y el éxito que está teniendo con su grupo de música. Es un chaval al que no le falta el dinero, y que podría encargarse y cubrir perfectamente los gastos de una bonita universitaria de apenas veinticuatro años.

Pero conozco a Eadlyn Lodge. En especial su tozudez y su necesidad de independencia. Jamás aceptarían ni un solo centavo por parte del cantante, ni de sus amigas. Y mucho menos mío. Y estaba bien. Es admirable hasta cierto punto pero, también es necesario saber cuando pedir ayuda. Y siendo honestos, no logro visualizarla haciendo semejante cosa.

Ella giró a la derecha en la esquina, y entonces la perdí de vista.

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⏰ Last updated: Dec 28, 2022 ⏰

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Rayan [en pausa] Where stories live. Discover now