Prologo

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Sin duda, Lakewood era un lugar lleno de recuerdos, algunos tristes, pero otros muy alegres, hubo amargas despedías, pero también encuentros felices e inesperados, todo eso fue parte de la esencia que envolvía ese lugar tan especial, sobre todo el portal de rosas, que tenía consigo la insignia de una noble familia, de la cual un hermoso joven era un miembro sumamente distinguido. A pesar de la muerte de su madre y de los varios kilómetros que lo separaban de su padre, su educación jamás estuvo descuidada, eso gracias a los cuidados de su tía abuela, pero no todo era lecciones de modales y etiqueta junto a sus primos, también había momentos divertidos que los llevo más de una vez a un severo castigo, todo con tal de no seguir una aburrida rutina.

No obstante, un día, algo haría que su vida se llenara aún más de luz y de color, nunca se lo hubiera imaginado que fuera de esa forma. Después de una larga sesión con su tía abuela acerca del árbol genealógico de la familia, como siempre fue a observar y admirar las rosas que con tanto esmero cuidaba, pero el sonido de un lastimero llanto capto su atención, al ver la imagen sintió que su corazón se partía en mil pedazos, una pequeña niña de cabellos rubios lloraba enfrente del portal de rosas.

De sus labios una frase logro cesar las lágrimas de la pequeña, aquellas palabras que venían desde lo más fondo de su corazón logro que ella levantara su rostro, sus ojos, el verde esmeralda de sus ojos lo habían cautivado, pero su sonrisa lo había atrapado, ese sonido tan dulce se había convertido en su melodía favorita, pero su encuentro fue breve, su retirada fue inminente, pero albergaba una pequeña esperanza de verla de nuevo, era su mayor deseo.

Para su buena suerte este se vio cumplido cuando se celebró una pequeña fiesta en la mansión, a pesar de que su prima Elisa trataba de llamar su atención con su elegante y costoso vestido, la presencia de la rubia a pesar de sus humildes vestiduras fue aún más fuerte, no podía apartar sus ojos de ellas, se sintió un tanto molesto de que sus primos trataran de acapararla, pero él mismo se prometió que haría todo lo posible por pasar más tiempo con ella, regalándole hermosos recuerdos, como un bello vestido y su primer vals, pero no se conformaría con ello, haría hasta lo imposible para compartir más momentos inolvidables al lado de Candy.

Aquella niña alegre, a pesar de ser huérfana trataba siempre de dibujar una sonrisa, él quería mantener aquel semblante, Candy más que nadie merecía ser dichosa, sabia del pésimo trato que recibía en la mansión Legan, se sintió en más de una ocasión furioso e impotente por no poder hacer nada, hasta que una idea brillante acudió a su cabeza, escribir una carta a su tío abuelo expresando todo su sentir con respecto a la joven, después de ello solo le quedaba esperar. Mientras tanto trataba de estar a su lado siempre, darle a entender que él estaría para ella, con el pasar del tiempo se dio cuenta de lo especial que era ya la rubia en su vida, un hermoso sentimiento crecía en su interior y ansiaba descubrir de que se trataba.

Con mucho esfuerzo logro con éxito crear una nueva estirpe de rosas en su honor, una hermosa rosa que solamente podía compararse con la belleza de su pecosa, decidiendo así un nuevo cumpleaños para ella, para su querida rosa, su "Dulce Candy". Una gran tristeza cayó sobre su vida al saber que ella se iría a México debido a la injustica que hubo contra Candy, otra vez el dolor se hizo presente, perder a una persona especial, no quería, simplemente no podía dejarla ir, pero fue demasiado tarde, ella se había ido, pero se encargaría de encontrarla sin importar el largo tiempo que costaría realizar dicha tarea.

Aquellos días lejos de ella, no logro apartar sus pensamientos de su imagen, sus ojos, su sonrisa, no podía pensar en otra cosa, pero un milagro llego al igual que el atardecer en Lakewood, salió al portal recordando su primer encuentro con anhelo, daría incluso su vida con tal de volver a verla, su corazón brinco de alegría al escuchar su voz, lo único que se le ocurrió fue abrazarla, estrecharla entre sus brazos ansiando que el tiempo se detuviera, su regreso le había devuelto la felicidad a sus días, al igual que la noticia de su adopción, Candy formaría parte de la familia Ardley

Estando ella en la mansión, podría estar más tiempo con ella y descubrir varias cosas en el proceso, como lo fue el "Príncipe de la colina", argumento su enorme parecido, pero le dio entender que no eran la misma persona, se sintió abatido pero a la vez molesto, sin embargo la rubia admitió que le gustaba por ser quien era sin importar que, esas palabras lo habían dejado mudo, robándole la respiración, sus sentimientos eran correspondidos, pero en su corazón algo aún más grande nacía en su interior, imaginaba la hermosa dama que se convertiría, inevitablemente pensaba en un futuro junto a ella, deseando estar a su lado cuando eso sucediera.

Después de la breve separación que tuvieron y del rodeo en el cual participio gracias a la ayuda de Tom, tuvo la oportunidad de pasar una nueva experiencia al lado de su pecosa, pasearon por el pueblo compartiendo la alegría, el vértigo, la emoción, la euforia, pero también el temor, él no quiso admitirlo abiertamente, pero cuando el rostro de la adivina advertía una gran tragedia, dijo que no le temía a la muerte, la preocupación se vio reflejado en el rostro de la rubia, tal vez no le tenía miedo a la muerte pero si al no estar nunca más al lado de Candy.

Los días continuaron hasta la llegada del otoño y la cacería anual de zorros, su pecosa se presentaría a la sociedad y él le tenía preparado una sorpresa, pero necesitaba que estuvieran a solas, cuando logro su cometido no tomo en cuenta que el destino le preparaba otro camino, al querer demostrar sus habilidades como el gran jinete que era, una trampa para zorros lastimo gravemente la pata de su caballo haciendo que él fuera lanzado con un fuerte impulso, los segundos parecían cada vez más lentos y sus pensamientos se hicieron presentes antes de que su cuerpo cayera al piso.

-"No quiero, aun no, quiero estar más tiempo a su lado, Dios, luchare sin descanso para que Candy sea feliz, lo prometo"- una promesa que no solo la hizo para ese ser supremo sino también porque era su deseo.

-¡Anthony!- el horror se hizo presente por parte de Candy, mientras que el joven de ojos color azul cielo deseaba constantemente una cosa: que la joven que amaba inmensamente fuera feliz, solo eso, ¿acaso?, ¿era demasiado?...

All For You [Una Historia de Candy Candy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora