7.*No eres un secuestrador*

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- ¿Qué?... ¡¿Cómo puedes decirlo tan tranquilo?!- Con su mano derecha intentaba abrir la puerta sin que se diese cuenta- ¡Me has secuestrado!

- No te he secuestrado.

- ¿Dices qué "no"? ¡Menudo estúpido!

Su mundo ya no podría estar más de cabeza, o al menos eso era lo que pensaba. Hasta hace unas horas se encontraba de lo más feliz por haber ayudado a su amigo Hidan ¿Qué tanto mal había hecho en su vida pasada, que ahora tiene que pagar las consecuencias? Claramente algo no estaba del todo bien.

Secuestrado. Secuestrado se encontraba y lo peor de todo es que no sabía que atrocidades le harían. Le encaró y sostuvo la mirada, ya no estaba dispuesto a seguir llorando ¿Qué ganaba haciendo eso?

- Escucha, quiero arreglar las cosas contigo..- Se quedó con la palabra en la boca.

Deidara había aprovechado esa oportunidad para escapar, salió del auto y se hecho a correr lo más rápido que pudo.

- Joder- Golpeó el volante y abrió la puerta del auto azotandola tras de sí, corrió en dirección al rubio.

Deidara seguía corriendo, no quería mirar hacia atrás, tenía miedo de que viniera siguiéndole. Corría sin querer detenerse.

Al llegar a un cruce, sintió un jalón y a escasos centímetros de su piel, la velocidad de un auto. Su corazón se paralizó por un instante, recorrió su vida en un segundo durante ese momento. Después de unos pequeños segundos su corazón volvió a latir tan agitadamente.

«Había estado a punto de morir»

- Rubio tonto, si tanto quieres morir, no tenías que haberte lanzado en media calle.- Le regañó- Vamos hay que movernos de aquí antes de que nos atropellen.

Se movió lentamente, Itachi le había salvado, tenía que darle las gracias, siempre y cuando dejara de secuestrarle.

- ¿Qué quieres conmigo? ¡¿Por qué no me dejas ir?!- Preguntó al ver que le había llevado de vuelta al auto.

- No puedo dejar que andes solo por la calle a estas horas de la noche, te llevaré a tu casa- Abrió la puerta del copiloto para que entrase, sin embargo Deidara se mantuvo en su lugar sin moverse.

- Quién me asegurará que no eres un secuestrador o un estafador, quizá este es tu trabajo.

Itachi le miró y sonrió, el rubio parecía tener buenas ideas, no era tonto en lo absoluto.

- Solo deja que te lleve a casa- Sacó de su traje una pequeña tarjeta- Está es mi tarjeta de presentación, no soy ningún secuestrador como puedes ver, soy dueño de las empresas Uchiha.

Deidara tomó la tarjeta y comenzó a leerla, tal parece que lo que decía era realmente cierto.

- ¿Por qué te empeñas tanto en llevarme a casa?- Preguntó viéndole a los ojos.- Es extraño ver a un empresario querer llevar a un simple mesero a casa.

Itachi suspiró cansado antes de responder.

- He de imaginar que aún recuerdas lo que ocurrió el día que fui al restaurant. Te diré algo, Sakura Obviamente te hizo dañó por sus celos- Miró hacia el cielo- Hace algunos meses atrás, también hirió a una mujer, la empujó haciendo que cayera sobre una mesa, había velas ahí, como era de esperarse las velas hicieron que su ropa se prendiera en fuego.

Deidara le miró con horror.
«¿Cómo es capaz de soportar a una mujer así»

- Cundo habíamos logrado apagar el fuego de su ropa, ya había graves quemaduras en su piel, se desmayó del dolor- Le miró y sonrió de lado- Eso mismo ocurrió contigo; también te desmayaste de dolor. Poco después llegaron los paramédicos, duró algunos días en estado de coma, eso fue debido a que se pegó en la nuca con el borde de la mesa...

El Mesero [ItaDei] Where stories live. Discover now