𝐗𝐗𝐈𝐗

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𝐗𝐗𝐈𝐗 Entre risas y recuerdos
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Ambos jóvenes bajaron del tren

—¿Quieres ir a dejar esto primero?—preguntó Gilbert mientras levantaba su maleta

Alyssa asintió, fueron a casa de la Srt. Josephine Barry

Cuando entraron a la Gran mansión Gilbert señaló un cuadro de la pared, Alyssa miró, era uno de su madre. Miró a Gilbert extrañada ¿Cómo era que sabía que era un pintura de su madre?

—Papá tenía una de esas, pero la dama tenía vestido azul

Alyssa iba a decir algo pero la interrumpieron

—¡Ya están aquí! —gritó alguien desde la entrada, Anne dejó su maleta en el suelo y corrió a abrazar a su amiga.

Alyssa trató de corresponder el abrazo pero su amiga se mostraba tan emocionada que se separó para luego ir con la tía Jo; miró a Gilbert, el joven supo que era lo que le quería decir así que subió las maletas de ambos y Alyssa se acercó a la puerta principal.

—¿Saldrán?—preguntó Cole

—¿Eh?

—Tú y Gilbert —susurró para que ninguna de sus amigas los escucharan

—Me acompañará a ver a mi madre... No la he visto hace un año.

Cole no dijo nada tan solo asintió y siguió a sus amigas hasta el salón.

Gilbert bajó las escaleras y ambos jóvenes salieron de la gigantesca casa.

—¿Tú casa era así?—preguntó Gilbert

—No tanto, tenía dinero pero no exageres, Gilbert Blythe.

Gilbert soltó una pequeña risa, se le hacía un poco extraño que aún siguiera llamando por su nombre y apellido y no tanto Gilbert pero no diría nada sentía que era como un apodo aunque se escuchara como todo menos eso.

Llegaron al pueblo y Alyssa empezó a ver todas la vitrinas.

—Mira—susurró, señalando un cuadro que se encontraba en mostrador en una tienda que se veía muy elegante—Haré uno igual.

—Te saldrá mucho mejor que ese

Siguieron caminando

—Oh, lo olvidé—Alyssa sacó de su bolso un pedazo de pie—Ahg, está algo...aplastado—rio

Gilbert lo tomó y le dio una mordida, Alyssa lo miró asqueada

—¿Qué? —preguntó el joven ante esa mirada

—Pensé que no lo comerías...

—Bueno, sigue siendo comida ¿no? ¿Lo hiciste tú?

—Sí... Me obligaron, bueno, me obligó.

—Déjame adivinar: Gabriella

—Si, dice que "La cocina es la segunda habitación de una mujer"—intento imitar su tono de voz—Yo pienso que es de verdad muy absurdo.

Gilbert no replicó.

Ambos llegaron al cementerio y guardaron silencio.

—¿Irás tú con tu padre y nos vemos al salir?

Gilbert asintió y ambos se separaron, Alyssa caminó recordando el camino que habían tomado el día del entierro de su madre.

Cuando hubo llegado a una lápida que tenía grabado el nombre de su madre

𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert BlytheTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon