𝐗𝐈𝐈

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𝐗𝐈𝐈: Plan B
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A la mañana siguiente Gilbert le comentó todo lo que había pasado en tan poco tiempo: La llegada del hijo de Mary, el robo por parte de este, la enfermedad de Mary y la noticia la cual lo tenía tan preocupado; a Mary le quedaba poco tiempo de vida, hoy le habían organizado una pequeña fiesta por la primavera y Alyssa obviamente estaba invitada.

No sabría como su madrastra reaccionaría ante su desaparición de anoche, si es que lo notaron, pero ella iría. No quería abandonar el granero, no quería dejar los brazos de Gilbert pero tenía que hacerlo. Volvería a la grisacea vida que le acompañaba cuando no estaba con él.

—Podrias quedarte aquí hasta que termine lo de hoy—propuso Gilbert mientras acariciaba delicadamente la espalda de la chica.

Alyssa sabía que tarde o temprano se darían cuenta de su ausencia pero prefería enfrentarse a eso más tarde. Aceptó su propuesta y se quedó a desayunar.

Cuando ingresaron a la casa nadie los recibió, Gilbert se acercó a una olla que había y sacó 4 huevos cocidos. Alyssa no entendió como es que él sabía que eso estaría allí pero tampoco preguntó, no había cenado y tenía un hambre feroz.

—Iré a ver como están, ya vuelvo—habló bajó intentando no perturbar el ambiente sosegado que mantenía la casa.

Dentro de un rato Alyssa observó como Bash y Gilbert ayudaban a caminar a Mary, se veía debastada pero no lo diría en voz alta. La mujer le brindó una sonrisa a la joven que apenas había terminado de lavar su plato sucio.

Gilbert se había vestido para la ocasión, mientras que ella seguía con el vestido de anoche, se lo iba a comentar pero él se apresuró:

—Te ves muy bien—aseguró.

Durante todo el camino Alyssa se dedicó a mirar a Mary, trataba de esconder su mirada de angustia pero no sabía si lo estaba haciendo bien; mientras que Gilbert la miraba, no quería tocar el tema del granero pero eso lo había hecho sentirse muy diferente al respecto sus sentimientos y no estaba seguro de si ella también pero definitivamente lo de anoche quedaría grabado en sus recuerdos por mucho tiempo.

Al llegar al lugar Alyssa sintió que estaba de vuelta en casa, pero, la verdadera. El jardín tan hermoso y colorido le recordaba a su madre cuidando de sus flores las cuales le encantaba retratar en pintura y en ese momento Alyssa quería hacer lo mismo.

Alyssa se colocó en un lado mientras todos hablaban con Mary y le entregaban presentes; Gilbert se acercó a ella, no tenía nada que decirle pero gustaba hacerle compañía. Ella lo miró por unos segundos y siguió apreciando el lugar.

—Anne hizo un gran trabajo ¿No crees?—comentó Gilbert tratando de romper el silencio pero no funcionó ya que Alyssa asintió y siguió con lo suyo.

La reunión prosiguió unas cuantas horas más y Alyssa tuvo que irse, no podía escapar por siempre, Gilbert se ofreció a acompañarla pero ella no pensó que fuese tan buena idea así que solo le agradeció y se despidió de él, Bash, Mary y de la mayoría de los presentes.

Caminó bajo el no tan ardiente sol de primavera y pensó en todos los escenarios posibles y se preparaba para lo peor pero no se sintió agobiada hasta que pudo ver de lejos su casa, de muy dentro de su corazón esperaba encontrar a su padre esperandola pero no fue así.

Cuando estuvo ya al frente de la puerta y a punto de tocar una voz la sorprendió.

—¿Saliste a dar un paseo?—su ahora hermanastro, Carlos tenía dos maletas cada una en una mano.

𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert BlytheDove le storie prendono vita. Scoprilo ora