𝐗𝐈𝐈𝐈

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La nieve caía de los árboles con cada grito que daban, eso estaba empezando a molestar a Alyssa. La nieve cubría su libreta tan sólo quería dibujar tranquila.

Había pasado un tiempo para volver a ver a sus compañeros pero se podía decir que no los había extrañado ni un poco o al menos a todos menos uno.

—¡Vamos Billy!—alentó Jossie Pye.

El juego de hockey parecía interesante. Algunas miraban a Moody, había cambiado mucho en las vacaciones. Moody había pasado las festividades en casa de sus abuelos y tan sólo se había comunicado con Alyssa por cartas. Sin razón aparente- o así creía ella- el interés hacia Moody habia aumentado.

Vio como las niñas cuchicheaban y charlaban todas en grupo. Alyssa se quedó sentada exactamente en el lado opuesto a de ellas. 

El ruido de como unas navajas cortando se acercaban a ella, levantó la vista.

—Hola—dijo Moody cortamente.

Alyssa levantó la mano en forma de saludo acompañado de una sonrisa, Moody resbaló a punto de casi caerse. La joven no puedo evitar soltar una corta risa.

Las niñas empezaron a cuchichear y Alyssa no tardó en notar sus miradas. Le molestaba que fueran algo cotillas pero algunas veces le encantaria poder ser parte de su grupo. Las únicas con las que se llevaba bien eran Anne y Diana, antes con Ruby pero ésta se alejó de ella por el incidente de hace unas semanas.

—¡Claro que sí! Juntarme con mis compañeros a los cuales no les intereso de nada, un excelente plan de fin de semana—exclamó Alyssa con tono sarcástico.

—Sólo te pones amargada porque Moody no irá—le fastidió Gilbert, tratando de mantenerse al margen.

—No es eso, ¿A quién se le ocurrió la odiosa idea de hacer un picnic?—cambió de tema.

—¿De quién crees?

Una joven de cabellera roja paseó por la mente de Alyssa y es que era cierto, Anne siempre tenia esas propuestas e ideas. Ésta vez había involucrado a casi todo el curso.

Gilbert empezó a trotar.

—¿Me alcanzas?—la retó. Alyssa tomó el extremo de su vestido y lo siguió, últimamente hacian eso seguido. Llegaban más rapido a su destino y Alyssa se sacaba algunos moretones por tropezarse con su vestido. 

Siguieron así mientras Gilbert la llamaba lenta, a lo lejos se podian ver algunos de sus compañeros; les sorprendía que fueran a acompañar a Anne, casi siempre preferian ignorarla.

Todos los miraron raro, se suponía que ya eran maduros la mayoría empezaró a actuar así y verlos correr como unos niños se les hizo desagradable.

—Buenos días—saludó Gilbert. Como era de costumbre: Ruby le sonrió muy exageradamente como respuesta.

—Hola—saludó Alyssa a Anne y a las demás chicas - sólo a las chicas que se llevaba bien-saludó con la mano.

A su costado se sentó Gilbert, en su interior agradecia que todo el verano Moody se la pasó fuera de Avonlea; el tiempo que no pasaba en el consultorio se lo pasaba con Alyssa. Si tan sólo ella se diera cuenta de lo que él sentia... Tal vez todo sería más facil.

Se acomodaron e hicieron lo que Anne les recomendaba, Gilbert trataba de hacer reír a Alyssa haciendo cosas tontas y sacando conversaciones ridículas. Eso no pasó desapercibido por las niñas; Jossie Pye que no se veia feliz de estar ahí cambió por completo de actitud, aquellos dos le daban una razón para difundir rumores; a la primera a la que habló fue a Ruby Gillis.

Gilbert le hablaba sobre sus practicas en Charlottetown incluso le habló de una chica que practicaba con él pero no logró sacarle celos.  

Ruby Gillis expectaba enojada y entristecida a la vez, se sentia traicionada por algo que Alyssa nisquiera habia provocado. Minutos después el grupo de niñas conformado por: Jossie Pye, Ruby Gillis, Tillie Boulter y Jane Andrews; se puso de pie abandonando el picnic como si les hubieran hecho algo muy hiriente. Todos los demás presentes se confundieron y algunos chicos fueron detrás de ellas, al parecer su intención era la misma que Gilbert con Alyssa y sin las chicas ya no tenía sentido estar allí.

Desde ese día las niñas se mantenian al margen al respecto a Alyssa, cuando por fin habia sido casi aceptada tenía que suceder algo.

El partido no fue tan interesante como pensó, el equipo de Gilbert fue el triunfador.

Se pusó de pie, Gilbert se acercó a ella pero Moody se le adelantó. Frunció disimuladamente el ceño; no queria ser grosero con Moody, él era su amigo pero preferia cuando estaba a kilómetros de Avonlea.

—¿Te acompaño a casa?—preguntó Moody acomodandose al lado de Alyssa.

En verdad había extrañado su compañia pero había quedado con Gilbert para ir a visitar Delphine. 

—Lo siento Moody, iré con Gilbert ¿Te parece otro dia?

Gilbert se balanceba sobre sus pies mientras sonreia amablemente a Moody quién solo asintió y se alejó junto a los demás.

Alyssa se sintió extraña, algo de ella esperaba sentir pena por Moody al rechazarlo pero no sintió absolutamente nada. Alejó esos pensamientos y acercó a Gilbert.

—Me halaga que hayas preferido venir conmigo antes que con Moody—comentó Gilbert en tono burlón.

—No podía dejarte plantado, llorarias—bromeó Alyssa tratando de sonar indiferente pero en verdad prefería mil veces estar junto a Gilbert que pasar un rato con Moody.

Gilbert no dijo nada tan solo negó con la cabeza mientras trataba de ocultar una sonrisa.

Cada día que pasaba Alyssa iba creciendo, pero tan sólo en su físico, por dentro ella sentía que aún tenía 13 años no 15 como le recordaba cada día su madrastra.

"Debemos de hacer los preparativos" Eso atormentaba a Alyssa, el corset que usaba la asfixia y ni que decir de la dieta que hacía. Todo tan sólo para conseguir un pretendiente, preferiblemente adinerado y de la alta alcurnia; vestidos ostentosos y algo caros, deseaba decirle a su padre que lo más probable es que nunca se casaría y que todo el dinero era gastado en vano pero no podía, no quería desepcionarlo.

En casa la pasaba fatal, tan sólo eran ella y Gabriella. Adelaida pasaba el día en su habitación estudiando, todo el dinero era gastado en Alyssa no había el suficiente para contratar un profesor; eso hacía que Adelaida odiara más a su hermana pero eso era lo que menos le importaba a Alyssa.

Y ahí estaba, saltando por su ventana en la media noche. En pijama, lo más probable era que se enfermara de una fuerte hipotermia pero en esos instantes todo era mejor a que amaneciera.

Con los pies descalsos y casi entumecidos llegó junto al lago congelado, se acostó sobre la nieve y miró hacia el cielo, la luna era cuarto menguante se veía como una sonrisa.

—Feliz cumpleaños—se mumuró a sí misma.

𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert BlytheWhere stories live. Discover now