𝐗𝐗𝐕

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𝐗𝐗𝐕 : Enamorarse
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El joven se despertó e hizo su rutina de todos los días.

—Buenos días—Saludó a Bash

—Buenos días—Respondió el antes mencionado con una sonrisa—¿Te irás luego?

—Sí, a las 10, como siempre.

Cuando el reloj marcó las diez, Gilbert emprendió camino hacia el lago. Llevaba consigo unas manzanas a Alyssa le encantaban aunque lo negara Gilbert sabía que sí.

Al llegar al lugar su amiga no se encontraba, se extrañó un poco ya que era ella siempre la que llegaba antes él.

Estuvo algunos minutos esperándola; 40 para ser exactos.

Se levantó del suelo y caminó hasta la casa de la joven, para su suerte no estaba tan lejos.

Al estar allí tocó la puerta, no encontró respuesta y volvió a hacerlo; minutos después pudo escuchar como alguien bajaba las escaleras a toda velocidad y abría la puerta.

Se encontró con el rostro lleno de felicidad de la hija mayor de los Dunn, que al ver quien era que buscaba borró su sonrisa de inmediato, eso hizo sentir un ardor en el pecho del joven.

—Alyssa, no está aquí —Habló de inmediato la joven, tratando de ocultar su incomodidad

—¿Y sabes donde podría estar? Pensé que la vería está mañana

—No, no me importa la vida de mi hermana—Empezó a cerrar la puerta pero Gilbert se lo impidió

—¿Puedo esperarla?

El rostro de Adelaida fue inexpresiva aunque tal vez era uno de sorpresa

—No—bramó de repente —Pronto llegará Billy y me iré con él así que no, no puedes

Eso le dejó un mal sabor de boca a Gilbert el cual solo asintió y se fue hasta su casa.

Mientras que Alyssa se encontraba en la casa de cierta pelirroja, había olvidado comentarle el pequeño detalle de que no se verían esa mañana.

—¡Mira este!—exclamó entusiasmada la pelirroja, la cual buscaba flores con las cuales hacer diademas.

—Me gusta la anaranjada—Dijo tratando de que su voz sonara alta y clara.

Alyssa se sentía un poco agobiada, sin Diana que le diga hasta que punto debe para y tomar un respiro, Anne le parecía muy extrovertida; estaba claro que ambas eran polos opuestos.

—Oh, Alyssa, deberíamos pasar más tardes como estas.

Sonaba muy grosera la vocecilla dentro de la cabeza de Alyssa pidiendo que de una vez por todas la pelirroja cerrara la boca y la dejara hablar. Le parecía muy extraño el hecho de que prefiriera a Gilbert antes que a Anne, mientras que la joven soñadora hablaba, Gilbert escuchaba y Alyssa prefería que la escucharan no que le dijeran más cosas de las que ya tenía en su cabeza.

—Toma, está está bellísima—Anne le colocó una Diadema de Flores a su amiga, por un momento los comentarios groseros hacia Anne desaparecieron le había encantado pero volvieron a aparecer cuando abrió la boca nuevamente—Marila dice que pronto mi pelo crecerá como el tuyo y podré tener mis trenzas de nuevo ¿Puedes creer que se me enfriaba el cuello? Es de lo peor. Ven vamos a comer algo—la tomó de la mano y la llevó hasta la casa mientras corría y Alyssa trataba de seguirle el paso

—Por dios, Anne, te he dicho que te quites los zapatos sucios al entrar.

Alyssa miró las suelas de sus zapatos y pensó en quitárselos también pero no fue necesario

—Les hice el almuerzo a ti y a tu hermana, recibí una carta de tu padre, volverá pasado mañana—comentó la Srt. Cuthberth entregándole unos platos de comida.

—Gracias Srt. Cuthberth.

—¿Te irás ya?—preguntó Anne con una notable desilusión en su voz.

—Lo siento—murmuró Alyssa tratando de ocultar su entusiasmo, su amiga había logrado agobiarla.

Anne asintió sacando una sonrisa a flote

—Otro día seguiremos pero junto con Diana

Alyssa asintió saliendo de la casa, después de despedirse de ambas.

Caminó hasta su casa lo más rápido que podía aunque llevar los platos por ese camino tan largo no había sido una buena idea, hacía un mapa mental de donde se contaba su casa y se cansaba con tan solo imaginarse lo lejos que se encontraba de su casa.

Después de lo que para ella fue una eternidad, pudo ver su casa, sonrió y apresuró más el paso.

Al llegar a casa Adelaida ya no se encontraba y eso frustraba demasiado a la joven, había traído comida para ambas y había sufrido mucho para traerla hasta allí.

Tomó asiento, ella sola y empezó a comer mientras miraba hacía todos los lados como si analizara su casa; tan solo faltaban 8 días y cumpliría un año del fallecimiento de su madre, un nudo se hizo en su garganta y el hambre desapareció como por arte de magia.

Tomó un mantel y tapó el plato de comida, salió de la casa en rumbo a la de la única persona a la que podía recurrir en esos momentos: Gilbert Blythe.

Tocó la puerta de la casa de su amigo y éste la recibió con el rostro neutral.

—Hola—Saludó la joven

Gilbert miró hacia su atrás y luego salió de la casa sin cambiar su expresión

—¿Dónde estabas? —preguntó después de un rato

En ese momento Alyssa recordó que no le había comentado sobre la visita que haría a Green Gables

—Fui a casa de Anne—dijo tratando de no sonar culpable

—Me pudiste haber dicho ¿no crees?

Sonaba molesto, casi nunca lo había visto de esa manera, al menos no con ella

—Simplemente se me olvidó pero no fue la gran cosa...

—Fui a tu casa ahí estaba tu... —no terminó pero ambos sabían de quien estaban hablando

Alyssa se sintió un poco culpable hace unos días habían hablado de eso, así como ella se desahogaba con Gilbert a veces el joven también lo hacía con ella.

—Es sobre tu hermana, no... No he hablado de eso con nadie y quisiera hacerlo contigo, digo, eres su hermana tú la conoces mejor que yo.

—Ni tanto—susurró

—Cuando la vi con Billy, yo... Pensé que me quería, yo lo sentí aunque me puedo equivocar

—Mi hermana no quiere a nadie. Perdón, pero la mayoría de veces es así, cuando los vi a ambos, a ustedes también lo creí ¿Sabes? Mi hermana hablaba de ti como si fueras lo mejor que haya pasado en este mundo—rio—sonaba tan absurda

—Créeme yo también lo hacia—sonrió levemente

—Pero, creo que le gustaste de verdad, hasta me arriesgaría a decir que te quiso pero... Cuando te fuiste, se puso como loca; tal vez estuvo con Billy por despecho, digo, para olvidarte o algo parecido y cuando regresaste simplemente se quedó paralizada; todos lo vimos.

Sonará muy tonto pero creo que aún no... Puedo superar eso—susurró esto último

Alyssa sintió un sentimiento extraño no supo que era, pero trató de eliminarlo de sí.

—Si enserio te Enamoraste... Es entendible, supongo.

—¿Alguna vez te has enamorado?

Alyssa pensó que no lo decía enserio, pero al ver su rostro serio, negó

—Es algo demasiado fuerte y creo que enamorarme me llevaría a la ruina, a penas puedo conmigo. No me imagino como sería, creo que a mí me falta mucho para eso; me gustaría que fuera como con mi padre y mi madre... Tener una historia de amor —rió—. Eso sonó tan Anne.

Gilbert no contestó, siguió mirando hacia el frente, haciendo un silencio cómodo que a ambos les agradaba.


𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert BlytheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora