𝐈𝐕

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𝐈𝐕 : Cambios
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Todos en clase se encontraban notablemente aburridos; Alyssa hacia garabatos sobre una hoja mientras Tillie, su compañera de banca, observaba como si aquello fuese una obra de arte. Billy Andrews se encontraba relatando sus aventuras con el arma de caza, Alyssa no le prestaba tanta atención pero era casi imposible no oir su estúpida voz estando a tan solo unos pocos metros.

La puerta se abrió derepente dejando ver a la Señorita Stacy cabizbaja, Tillie apartó la mirada de la hoja de Alyssa para voltear a mirar a la maestra mientras que Alyssa ni siquiera se había movido, escuchó murmullos de parte de las otras niñas estaba casi segura de que el comportamiento de la maestra se debía a las "Madres Progresistas", y le daba la razón cualquiera se pondría así.

La Señorita Stacy se encaminó hasta el pequeño cuarto que había y todos la observaron.

La puerta volvió a abrirse pero esta vez con mucha más fuerza y velocidad, Cole entró corriendo haciendo que Alyssa se sobresaltara y apartara la mirada de su garabato por primera vez en la mañana.

Un golpe seco se produjo, Billy Andrews estaba tirado en el suelo con Cole mirandolo completamente enojado, las niñas se colocaron de pie. Prissy se notaba preocupada por su hermano mientras que Alyssa rogaba con todas sus ganas que Cole le diera su merecido.

Le parecia ridículo como las niñas observaban completamente horrorizadas y simplemente no intervenian, estaba claro que ambos se detendrian con tal de no darles un golpe sin querer pero ella no iba a intervenir, Billy se lo merecía. Como si alguien hubiera escuchado sus pensamientos, uno de los amigos de Billy intervino pero estaba claro que lo único que iba a hacer era ponerse del lado de su amigo; Gilbert lo alejó de Cole y la pelea siguio.

La joven miraba los rostros horrorizados de todos mientras que ella aguantaba las ganas de gritar un "¡Vamos Cole, tú puedes!".

Anne entró corriendo, al parecer con la intención de detenerlos pero fue algo tarde; se escuchó el grito desgarrador de Billy Andrews y Cole se detuvo con una expresión horrorizada.

Prissy Andrews corrió hacia su hermano; Alyssa se sintió mala persona, mientras todos estaban perplejos su conciencia solo pudo pensar: "Bueno, ya están pares con lo de la pantomima".

Dio un paso hacia delante sin dejar de mirar a Cole, quién seguía en shock. No quería preguntarle si se encontraba bien ya que estaba claro que no.

—Cole—musitó Alyssa, sintiendo su boca algo seca.

Este la miro pero segundos después salió corriendo. La primera opción de Alyssa era correr detrás de él pero vió a Anne hacer lo mismo mucho antes que ella y decidió dejarlos hablar solo; estaba segura de que si iba lo único que lograría sería enojarse al igual que él y no tendría palabras para poder calmarlo mientras que Anne sí las tenía, esos celos "sanos" volvieron pero está vez eran por Cole, desde que había hablado con Anne, Cole ya no era tan unido a ella como antes. Un fuerte alarido le hizo olvidarse de todo eso.

—Pueden retirarse por hoy—comentó Miss Stacy rapidamente.

• • •

—Fue desagradable lo de hoy—comentó Gilbert en un susurro, éste le había propuesto que lo acompañara a hacer cosas en casa ya que Bash no se encontraba en casa.

—Se lo merecía—fue lo único que salió de la boca de Alyssa, seguía pensando en Cole y lo enojado que se veía, desde que salió de la escuela no lo encontró otra vez.

Alyssa lo siguió en silencio, ambos estaban enojados, no entre ellos pero el ceño fruncido se podía apreciar en el rostro de ambos. Ambos jovenes estaba siendo duros consigo mismos, culpándose de cosas las cuales si pensabas bien, no tenían ningún sentido.

—¿Me podrías ayudar en esto?—preguntó Gilbert mientras acomodaba la madera en su lugar.

Alyssa lo miró y suspiró

—No, te veo mañana—sin decir nada más se fue a casa, dejando a Gilbert demasiado confundido

"¿Acaso dije algo malo?"—pensó.

Defenitivamente no era el mejor dia para ninguno de los dos.

Alyssa llegó a casa y se dio cuenta de que no estaba sola.

—Pon eso por allí, llegarán pronto; vamos apresurate.

La joven aún más confundida se adentró en la casa, necesitaba ir a su habitación, necesitaba tomar un pincel y plasmar todo lo que tenia en la cabeza si no queria terminar expresandolo con palabras.

Antes de poder subir las escaleras un cuerpo le impidió el paso; con el ceño fruncido Alyssa alzó la vista y se encontró con el rostro de su ahora hermano.

—¡Aly!—exclamó la mujer desplazandose por la pequeña casa.

—Se amable—le escuchó murmurar a Carlos.

Su padre se encontraba allí, al igual que su hermana.

"¿Ahora qué?"—se preguntó a sí misma, ahora tan sólo necesitaba estar sóla y todos estaban centrando su atención en ella.

La mujer que se suponia era su madre -Alyssa aún no lo aceptaba- se mostraba realmente contenta.

Alyssa resopló y trató de concentrarse en sí misma, no dejar que esas ganas de decir a todos que se larguen salgan a flote.

—Bien, seré breve, niñas—empezó Gabriella, la cual ahora se veia más cómoda de lo normal y ya no usaba esos términos elegantes, lanzó una mirada rápida su esposo—. Lo hemos estado pensado y creo que seria un gran paso el vivir todos junto, dado el hecho de que ahora este es su hogar con sus amigos; creí conveniente que la que se mudara fuera yo.

Adelaida quien estaba algo distraida centró su mirada en la mujer.

Silencio absoluto, a Alyssa no le importaba. Si no tenia que cederle su habitación o mucho peor: compartirla con Adelaida; todo estaba bien.

—¿Él tambien?—preguntó Adelaida después de un rato señalando a Carlos.

Éste asintió rapidamente con una sonrisa.

—Bien, como sabrán la casa es pequeña así que haremos remodelaciones para poder caber todos— explicó su padre.

Alyssa ya se había acostumbrado a no encontrar la paz que necesitaba en su casa, la única vez que se sentia cómoda era en su habitación pintando algo así que vivir con Gabriella no era un nivel de incomodidad nuevo.

—¿Puedo subir ya?—dijo Alyssa entre dientes al frente de su hermanastro quién seguia impidiendo el paso.

—Déjala tranquila, Carlos—dijo su madre risueñamente, a lo cual la joven no pudo evitar hacer una cara irónica.

Carlos abrió paso y dejó el camino de las escaleras libres, tal vez Gabriella no sería el problema en casa sino el muchacho de cabello castaño y sonrisa burlona.

Subió las escaleras, entró en su habitación y empezó a pintar; necesitaba desahogarse.

𝑬𝒍 𝒍𝒂𝒈𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒈𝒖𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒖𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 - Gilbert BlytheWhere stories live. Discover now