Final

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Lunes 31 de Diciembre de 2018

*Narra Valentina*

Santiago y Alessandra nos habían invitado a Christina, Nathalie, a mi padre y a mí a pasar navidad y años nuevo en Italia. Cosa que nosotros encantados.

Los señores Coscarelli estaban bastantes emocionados de tenerme de vuelta. Era algo así como su mejor candidata a nuera.

Por otro lado, yo estaba feliz porque por fin había cumplido uno de los sueños de mi padre. Viajar a Italia juntos.

En este momento estábamos Alessandra, Christina, Bianca, la madre de Santiago, y yo en la cocina preparando todo para nochebuena. La pequeña Nath estaba en una de las habitaciones tomando la siesta, el ama de llaves cuidaba de ella.

- Entonces, tu verdadero nombre es Valentina, ¿Verdad? - preguntó la madre de Santiago.

- Así es. - a estás alturas ya todo mundo lo sabía.

Lo que sabían sus padres es que yo me había ocultado bajo al nombre de Valentina para proteger a Santiago. En ningún momento había mencionado que era porque soy bailarina.

- ¿Y a qué te dedicas, hija? - me miró.

Yo me quedé callada y volteé a ver disimuladamente a Alessandra, quién miraba a su madre un poco sorprendida.

- Estudia en la universidad Conell y trabaja en una cafetería. - intervino Santiago entrando a la cocina.

- Oh, esa universidad es de las más prestigiosas de Las Vegas. Aless fue de intercambio un tiempo y estudió ahí. - Alessandra asintió.

- Mamma, creo que nos hacen falta ingredientes para la cena. Voy a ir al supermercado, ¿Te hace falta algo? - habló mientras se quitaba el mandil.

Bianca asintió y tomó una hoja para anotar todo. La ama de llaves entró a la cocina.

- Buenas tardes, disculpen la molestia, pero la pequeña pide a su madre. - habló.

- Oh, sí, enseguida voy. - Chris salió detrás del ama de llaves.

Santiago volvió a dónde estaban su padre y el mío. Yo seguí preparando el relleno para el pavo.

- Valentina, acompáñame. - habló Aless una vez inspeccionando la lista de su madre y viendo si realmente faltaba eso.

Voltée a ver a la madre de Santiago como pidiéndole permiso.

- Vayan, solo no se tarden mucho, porque las cosas ya las necesito. - ambas asentimos.

Salimos de la casa y subimos a su deportivo, era un Lamborghini en color negro. No me sorprendía que tuviera un auto así.

Subimos y abrió la reja con el control remoto. Tomó la calle principal y nos dirigimos al supermercado.

- No tomes tan en serio lo que dice mi madre o lo que hizo Santiago. - mencionó.

- ¿Sobre...? - la miré confundida, aunque ella no me veía.

- De mi madre que preguntó a qué te dedicas y que mi hermano haya dicho esa mentira. - comprendí - No creas que mis padres tienen una mente cerrada, pero Santiago quería evitarte un interrogatorio con preguntas como: ¿Y desde cuándo? ¿Y por qué? ¿Te desnudas frente a todos?

- Oh. - fue lo único que pude articular.

- Créeme, así estuvo mucho mejor. - asentí.

Minutos más tarde llegamos a un supermercado bastante lujoso, no sabía que había este tipo de supermercados. Bajamos de auto y tomamos un carrito.

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