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Jueves 1° de Noviembre de 2018
(Antes del incidente de Valentina)

*Narra Santiago*

Han pasado ya dos días, casi tres, desde que me privaron de mi libertad.

Todo aquí es una rutina constante, de día y de noche es exactamente igual.

El mismo guardia de siempre hace su ronda entre las celdas, pero esta vez se detuvo justo enfrente de la mía.

- Tienes visitas. - dijo, giré la cabeza y me levanté al ver a mi hermana.

- Alessandra. - me levanté y me acerqué.

- Hola Santiago. - tomó los barrotes y me observó por unos instantes - Si pudieras verte... Me duele verte así. - se aferró a los barrotes y apretó los ojos, no quería que la viese llorar

Conocía a mi hermana menor, odiaba que la vieran llorar.

- Descuida, estoy bien. - le esbocé una sonrisa tratando de calmarla.

- Pronto saldrás de aquí, lo prometo. - sonreí - Mamá y papá están afuera pasarán en cuánto yo salga; Joe está con los abogados, encontramos algo a tu favor, espero que eso sea suficiente para dejarte libre.

- Gracias, Alessandra.

- Verás que pronto estarás de nuevo en tu casa, lo prometo. Ahora debo irme, mamma quiere verte.

- Espera, ¿Y Valeria? ¿Has sabido algo de ella?

Se quedó callada por un momento.

- Justamente la vi antes de recoger a nuestros padres en el aeropuerto; ha estado ayudando para encontrar evidencia. - me miró.

- Esta bien, Alessandra, gracias.

- Ella está bien. No te preocupes por nada. - me sonrió y se alejó por el pasillo.

[...]

(Por la noche)

*Narra Valentina*

Desperté adolorida, mareada y aturdida

Intenté moverme, pero estaba amarrada.

Reaccioné al instante y pude darme cuenta en la situación en la que estaba:

• Un paño en mis ojos.

• Cinta en la boca.

• Amarrada a una silla de pies y manos.

No pasó mucho tiempo cuando escuché pisadas cerca. Seguidos de unos aplausos.

- Vaya, vaya. Al parecer nuestra querida Valentina por fin despertó. - dijo una voz en tono de burla.

De repente sentí como la cinta que se encontraba en mi boca había sido despegada de golpe. Sólo apreté los ojos y una pequeña lágrima de dolor salió, pero el pañuelo en mis ojos de inmediato la absorbió.

- ¿Por qué quieres hacerle daño a Santiago? - hablé a la nada, no sabía ni siquiera a quien le estaba hablando.

- Digamos que tengo asuntos pendientes. - sentí una respiración cerca de mi oído, la voz volvió a hablar - Así que no seas un problema para mí estos días, porque te lo advierto. Te haré daño con las personas que más aprecias y no solo hablo de Santiago. - sentí algo frío recorrer mi cuello, supuse que era una navaja - Tú queridísimo padre o Christina podrían pagar las consecuencias de tu intento tan absurdo de valentía. - amenazó.

Me quedé sin palabras. Tragué grueso.

Joder, Valentina. ¿En qué te has metido?

- Con ellos no te metas ellos no tienen nada que ver.

SutraWhere stories live. Discover now