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*Narra Santiago*

La miré por unos segundos, ella empezó a hablar.

- Sé que esto puede sonarte extraño, pero hay que ser lo más comprensivos siempre, hay que tener empatía. No sé quién sea Valentina, pero analizando un poco lo que me has dicho... - suspiró - Pues creo que si ella te está diciendo que es por el bien de los dos, hay dos opciones que puedes tomar, la primera sería que pues realmente es por el bien de ambos y la otra es que te pudo haber mentido porque te quiere lejos de ella. - la miré atentamente, iba a hablar, pero continuó hablando, como si solo hubiera hecho una pequeña pausa, dejé que continuara - Aunque, analizando otra vez lo que me dices, si me lo pones de esa manera de que ya te la habías ganado un poco, creo que sinceramente yo me iría por la primera opción.

- ¿Pero por qué por el bien de los dos? No entiendo, todo iba de maravilla con ella.

- Santiago, quiero que entiendas algo que es muy importante. Las mujeres no somos nada tontas, ella podrá estar muy enamorada de ti de igual manera que tú de ella, pero si realmente corren peligro, ella estará dispuesta a dejar un lado todo ese amor y pensar con la cabeza antes que con el corazón. - la miré atento.

En ningún momento despegué mi vista de ella, quería hacerle saber que tenía toda mi atención.

- Conmigo jamás correrá peligro, siempre la protegería. - dije con un poco de nostalgia.

- Lo sé, Santiago, no lo dudo, pero mira, si fue un cambio tan drástico que literalmente de la noche a la mañana todo cambió, hablando de que corren peligro, puede que los que corran peligro no solo sean tú y ella, puede que involucre a más gente. Siempre debe tener algo muy en claro, una mujer siempre hará hasta lo imposible por proteger a sus seres queridos.

Asentí resignandome un poco, aunque aún no me entraba totalmente en la cabeza todo eso.

- Gracias, Valeria. - traté de sonreírle.

Me abrazó, yo correspondí su abrazo.

- Quiero que sepas algo más, Santiago. - habló aún estando en mi pecho - Cualquier cosa aquí siempre tendrás una amiga para lo que necesites. - la abracé un poco más fuerte, claro, sin llegar a lastimarla.

La verdad es que aún tenía mil preguntas y dudas en la cabeza, pero tampoco voy a agobiar a Valeria con todo esto.

Nos separamos y sonreímos por unos cuantos segundos.

Un celular empezó a sonar. Era el de ella.

*Narra Valentina*

Me disculpé con Santiago, él asintió y se fue a su escritorio para darme un poco de privacidad. Saqué mi celular de la bolsa que traía.

Temía que fuera a ser Ethan. Contesté sin ver realmente el número o si lo tenía registrado.

- Hola. - hablé con un poco de temor.

- Hola, Valentina, soy Aless. Disculpa que te moleste, pero quería hablar contigo, es sobre mi hermano.

- Justamente estoy aquí con él. - me miró con el seño fruncido, tape la bocina - Es Alessandra. - susurré y señalé el teléfono, él asintió.

- Entiendo, ¿Crees que podamos vernos, en la cafetería de la calle principal en media hora?

- Claro, solo dame un segundo y salgo de inmediato para allá. - expliqué.

- Okey, entonces nos vemos. - colgó.

- ¿Todo bien con Alessandra? - habló preocupado.

- Tranquilo, solo quiere que hablemos, ya sabes, cosas de mujeres. - hablé sin darle importancia.

- Veo que te llevas muy bien con mi hermana. - sonrió.

- Es lo máximo. Nos llevamos muy bien, desde que nos conocimos en Italia nos hicimos buenas amigas. - de igual manera sonreí.

Miró su reloj.

- Si dices que se verán en media hora, llegarás tarde. - lo miré confundida - No conoces a Alessandra, si llegas tarde, te matará. - hizo cara de horror.

- ¿En serio? - hablé preocupada.

- No, pero si es algo quisquillosa cuando hablamos de puntualidad.

- ¿De quién lo habrá aprendido, obseso del control? - susurré para mí misma.

- ¿Disculpa?

- Nada. - sonreí con inocencia - Bueno, me voy, no quiero quedar mal con Aless. - asintió.

- ¿Quieres que le diga a mi chófer que te lleve?

- No, por supuesto que no, ya pedí un taxi. - mentí - Nos vemos luego. - me despedí y de inmediato salí de la oficina.

Cómo siempre su secretaria me miró de mala gana. Bien, para que me odie más... Traía mi celular en la mano, así que lo pegué a mi oreja. Me detuve casi frente a su escritorio.

- Ahora sí, Alessandra, perdón, me tenía que despedir de tu hermano... Claro, hermosa, vayamos de compras... ¿Después a tomarnos un café?... Claro que sí... Que linda... - "sonreí" - Vale, nos vemos, cuñis. - miré de reojo a Mónic y estaba roja del coraje, podría asegurar que en su mente me estaba ahorrando y posiblemente ya me había matado, "colgué".

Caminé al ascensor y tomé uno de los tantos taxis que pasaban.

Di la dirección y arrancó. Llegamos casi enseguida, no estaba muy lejos de la empresa de Santiago.

Entrando a la cafetería el olor a café recién molido inundó mis fosas nasales.

Comencé a buscar a Alessandra con la mirada. La divisé en una zona donde no había casi gente, perfecto, así podíamos hablar bien sin molestar nos en alzar la voz para podernos escuchar.

Ethan quedó de no vigilarme y prometió no comportarse tan acosador, pero si veía que algo andaba mal, podría pagarle muy caro; y no precisamente me refiero a dinero.

Me acerqué a la mesa donde ella estaba.

- Hola. - ella levantó la vista.

- Hola, Valentina. - sonrió, se levantó y nos dimos un beso en cada mejilla - Toma asiento, por favor. - señaló la silla que estaba frente a ella mientras ella volvía a tomar asiento.

- ¿Qué pasó, Aless? ¿Todo bien? - dije algo preocupada.

- Quiero que me digas absolutamente todo lo que está pasando contigo y con mi hermano. - dijo seria mientras quitaba los lentes oscuros que traía.

- ¿A qué te refieres? - dije preocupada y a la vez nerviosa, me senté y acomodé en la silla. - ¿Qué quieres saber exactamente? - la miré.

- No sé, ayer llegó en muy mal estado, lo tuvimos que meter a la casa casi cargando. Joe me dijo qué porque te vió a ti con otro hombre. - me miró seria - Necesito que me digas de una vez por todas lo que está pasando. Si no eres sincera, te juro que en este momento voy y le digo a Santiago toda la verdad.

SutraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora