09

8.5K 420 11
                                    

Jueves 27 de septiembre de 2018

Por última vez me despedí de mi hermana y mi madre. Mi madre se había puesto algo sentimental por la despedida.

– Cariño, prométele a tu madre que no dejaras pasar tanto tiempo sin vernos. – me dijo entre sollozos.

– Sí, mamma, lo prometo. – la abracé.

Mi madre se separó del abrazo y se retiro un poco para que pudiera despedirme de mi hermana.

– Creo que es hora de irnos. – se acercó mi hermana – Me dio mucho gusto verte después de este tiempo. – sonrió.

– A mí también me dio mucho gusto verlas. Las extrañaba. – sonreí – Por favor cuida bien de nuestros padres... – pedí.

– Eso no me lo tienes que pedir, fratello. – me miro – Por cierto, la próxima vez que no veamos por favor quiero conocer a mi futura cuñada, eh. – amenazo.

Solté una risa.

– ¿Y qué hay de ti? – acusé.

– No, yo no, eso no va conmigo. – hizo una cara extraña, como de asco – Prefiero ser la tía soltera que viaja por todo el mundo. Hasta ahora solo he conseguido lo segundo, porque lo primero no puedo todavía, porque ALGUIEN no se apura. – me miro acusatoriamente.

Iba a defenderme cuando el sonido en los altavoces me interrumpió.

– Pasajeros del vuelo 002 con destino a Florencia, Italia, favor de empezar a abordar por la puerta 5. – se escuchó en los altavoces de la habitación especial de primera clase.

Abrace a mí hermana.

– Ten por seguro que la próxima vez que nos veamos conocerás a la chica que a pesar del poco tiempo que hemos hablado, se ha robado mi corazón. – susurre.

Ella se separó de repente y me miro sorprendida e incrédula, yo solo la mire fingiendo inocencia.

– Más te vale. – advirtió.

Mi madre se volvió a acercar, ya estaba mas tranquila.

– Tenemos que irnos. – le dijo a mi hermana – Nos vemos, cariño. – volvió a abrazarme.

La azafata entró a la habitación.

– Les pido de la manera más cordial que me acompañen para que puedan abordar a su vuelo. – sonrió amable.

Nos despedimos por ultima vez y mi hermana y mi madre salieron junto con la azafata. Salí casi detrás de ellas. Antes de entrar, miraron atrás y se despidieron con la mano, les correspondí el gesto.

Las vi perderse dentro del pequeño pasillo que había entre el edificio y el avión.

Suspiré y me dispuse a irme a casa.

En todo el tiempo que estuvo mi familia, había pisado pocas veces la empresa, quería pasar tiempo de calidad con ellas. Me sentía mal no hacerlo, pues ellas dejaron sus itinerarios a un lado solo para poder venir a verme.

Siendo sincero hoy tampoco me apetecía ir a trabajar lo poco que quedaba de este día, asi que trabajaría desde casa, como lo había estado haciendo este tiempo. Además, ya era tarde, eran las ocho de la noche.

Subí a mi auto y fui directo a casa. Me adentre a la habitación que había acondicionado como mi despacho–oficina. Encendí el monitor de la computadora de escritorio.

En cuanto encendió y abrí mi correo en el navegador llego un correo. Di clic en el nuevo mensaje.

De: Elliot Powell

SutraWhere stories live. Discover now