Capítulo 16

1.3K 165 2
                                    

Zöe conducía la minivan...

Fransie no había tenido que volver a la cabaña porque ya tenía todo lo que necesitaba consigo, eso la había dejado pensativa ¿porque había tomado su mochila para ir a entrenar? no es que supiera lo que iba a pasar ¿que la había motivado a prepararse para una misión para la que no sabía que sería elegida?

Un momento ¡Zöe conducía la minivan!

Fransie se dio cuenta demasiado tarde que no era Argos quien conducía.

Habían salido con tanta rapidez del campamento que Fransie había supuesto que tenían prisa y no que no querían que Quirón no los detuviera por su cambio de miembros. Igual y Zöe tenía razón en salir sin avisar, no tenían tiempo que perder mientras que Quirón decidía que Percy era mejor opción que ella para la misión, Zöe no estaba dispuesta a dejar que le impusieran a un campista hombre en su lista de soldados.

Bianca hacía de copiloto, lo que era un gran error para Fransie, pero nadie se lo había preguntado; la chica giraba un mapa de un lado para otro sin saber realmente como leerlo, y con el último choque que habían tenido no sentía nada de lastima por su confusión, sin importar si por su error terminaban en Montana.

Fransie y Thalia iban en la parte de atrás de la minivan junto con Grover que no paraba de jugar con unas bellotas mientras susurraba cosas inteligibles.

Thalia la miraba de forma sospechosamente nerviosa cada tanto hasta que, igual que todos en el auto, tomó una pequeña siesta. el viaje en auto estaba tomando más tiempo de que Fransie había supuesto y al levantarse de su propia cabeceada de turno sintió como le rugía el estómago. Ninguno de ellos había tomado nada para el desayuno y Fransie comenzaba a ver caras de hambre entre sus compañeros de misión.

Atrapó a Bianca mirándola por encima del hombro y tomó esa oportunidad para acercarse al asiento delantero.

– ¿Estás segura que es el camino correcto, Zöe? siento que llevamos una eternidad en carretera...

– ¿Acaso estás criticando mi habilidad para la navegación? -Saltó Bianca justo como Fransie había supuesto y estuvo a punto de no poder controlar una sonrisa burlona.

– Pues no sabía que tuvieras una -Fransie la miró de arriba a abajo con incredulidad- ...habilidad.

– ¡¿Como te atreves?! -Gritó indignada soltando el mapa.

– ¡Ya está bien! -las interrumpió Zöe sin dejar de conducir- el camino correcto es al oeste, así que vamos bien. Pero tienes razón...

– ¡Oye!

Bianca se veía realmente ofendida.

– No sobre eso, pero llevamos mucho tiempo y no nos hemos detenido, no podemos rescatar a Artemisa sin energías. Haremos una parada antes de continuar con nuestra travesía.

– ¡Genial! tengo tanta hambre que me comería una cabra entera. -dijo Fransie mientras se acomodaba nuevamente en su asiento.

– ¡Hey! -dijo Grover saliendo de su ensimismamiento en sus bellotas.

– Ups, lo siento, amigo, lo olvidé por tus pantalones. Me conformo con un sandwich.

Aunque Bianca apestara como GPS, Zöe parecía conocer perfectamente el camino, así que llegaron a Maryland sin complicaciones. Estacionaron en un área de descanso y entraron a un local.

Se apretujaron alrededor de una pequeña mesa de metal y pidieron chocolate caliente, Zöe pidió un americano, y la mesera la miró raro, no todos los días veías a una chica de trece tomandose un cafe negro con expresión complacida. Fransie iba a la mitad de su sándwich cuando Grover saltó de emoción en su silla mientras un paquete de doritos salía volando.

– ¡Yuju! ¡lo logré! -al ver que todos lo miraron con confusión, se sonrojó un poco y explicó- creo que encontré el rastro de Artemisa.

– ¡¿Que?!

– Si, es muy débil, pero estoy seguro que es ella.

– ¿Hacia dónde se dirige el rastro? -preguntó fransie.

– Solo vi una imagen, muy rápidamente, y no se si...

– ¿Donde, sátiro? -exigió Zöe.

– Washington.

Todas se congelaron en su sitio mirándolo con incredulidad.

– Eso no queda al oeste. -puntualizó Thalia.

– Oye, qué lista... –se burló Fransie girando los ojos.

Salieron de la estación de servicio y fueron rápidamente hacia la minivan.

– ¿Estás seguro, Grover? –preguntó Thalia ignorando a Fransie.

– Eh... bastante seguro. Al noventa y nueve por ciento. Bueno, al ochenta y cinco.

– ¿Y lo has hecho con unas simples bellotas? –preguntó Bianca con incredulidad.

Grover pareció ofendido.

– Es un conjuro de rastreo consagrado por la tradición. Y bueno, estoy bastante seguro de haberlo hecho bien.

– Washington está a unos cien kilómetros –dijo Bianca–. Nico y yo... –Frunció el entrecejo- Vivíamos allí. ¡Qué... qué extraño! Se me había olvidado.

– Esto no me gusta –murmuró Zoë– Deberíamos dirigirnos directamente al oeste. La profecía decía al oeste.

– Como si tu destreza para seguir el rastro fuese mejor, ¿no? –refunfuñó Thalia.

Zoë dio un paso hacia ella.

– ¿Cómo osas poner en duda mi destreza, bellaca? ¡No tienes ni idea de lo que es una cazadora!

– ¿Bellaca? ¿Me llamas bellaca? ¿Qué narices significa eso?

– Eh, vosotras -dijo Grover, nervioso–. No empecéis otra vez.

– Grover tiene razón –añadió Bianca–. Washington es nuestra mejor alternativa.

– ¿Si? no me digas –soltó Fransie–, ¿lo descubriste en ese mapa tuyo?

– ¡No! eres tan odiosa...

– Pero... –la interrumpió Fransie haciendo que se le pusiera la cara roja por la ira– no podemos simplemente conducir hacia al oeste sin un lugar fijo al cual dirigirnos, si nos equivocamos de ruta perderíamos tiempo. Este rastro es la primera pista que tenemos desde que comenzamos la misión.

– Muy bien. –dijo Zöe mientras asentía– En marcha.

– Vas a conseguir que nos detengan por empeñarte en conducir –rezongó Thalia–. Yo aparento más que tú los dieciséis.

– Quizá –respondió Zöe–. Pero yo llevo conduciendo automóviles desde que los inventaron. Vamos.

Touché –pensó Fransie– un momento... ¿que?


Hija de los Mares (Percy Jackson Fanfic)Where stories live. Discover now