Hija de los Mares (Percy Jackson Fanfic)

Capítulo 36

Se decidió, tras una acalorada discusión, que no se les haría daño a Percy y el Taurofidio. Tanto Dionisio como Atenea, la madre de Annabeth, insistían en que eran un peligro y debían ser eliminados, pero Poseidón dijo que él daba la cara por ambos y se decidió por "casi" unanimidad dejar en paz a su hermano y construir un tanque para la criatura en el olimpo donde los dioses lo protegerían.

— Creo que es hora de discutir sobre la segunda hija de Poseidón —dijo Atenea, que parecía no querer irse sin dejar un charco de sangre tras ella— no una, sino dos veces has transgredido el pacto —dijo mirando al dios del mar—, y ya que la hija de Zeus no es ahora un inconveniente, queda claro que uno de tus hijos será quien cumpla la profecía.

Fransie se quedó fría. Habría preferido quedar en el anonimato con tal de que no la miraran como lo estaban haciendo, como si fuera una rata de laboratorio de un experimento fallido.

— Yo no quería incumplir el pacto una segunda vez, eso estuvo fuera de mi control.

— Todos los hombres dicen eso —Zanjó una mujer completamente vestida de blanco que estaba al lado de Zeus y que Fransie asumió que era Hera, la diosa del matrimonio y la fertilidad.

— ¡Es cierto lo que digo! —Soltó su padre golpeando su tridente con furia contra el suelo— pero tal vez Afrodita tenga algo que decir al respecto.

— ¿Yo? —Saltó la diosa a la defensiva— Pero si lo único que hice fue presentarte a la mortal...

— Y ungirla con un hechizo de deseo y fertilidad.—añadió Poseidón.

— Pequeñeces... —dijo la diosa del amor quitándole importancia con un movimiento de la mano.

— Es una heroína, —Dijo Artemisa intercediendo por ella— incluso cargó con el peso del cielo, no deberíamos estar teniendo esta conversación.

Pero era como si hubiera sido el zumbido de una mosca, todos la ignoraron y siguieron en el cotilleo.

— ¿Así que es culpa de Afrodita? —Preguntó Hera.

Todos hablaban a la vez y aquella hubiera sido una escena muy divertida si no fuera su vida la que estuviera en juego.

Poseidón no discutía, pero parecía desviar la mirada de la chica a propósito.

— No es cuestión de añadir culpas —Decía Atenea— Debemos encontrar soluciones; me parece que lo más lógico sería eliminarla, sería casi misericordioso teniendo en cuenta su... padecimiento.

Todos guardaron silencio y la miraron como si de un animal moribundo se tratase. Una mezcla de asco y pesar... y tal vez un poco de morbo.

A Fransie no le sorprendió en lo absoluto que Poseidón no saliera en su defensa, su asombro vino cuando Afrodita se levantó de su silla.

— Oh, no, claro que no. Lo que tiene no es una afección, es una obra de arte en forma de maldición. No permitiré que se deshagan de una de las mejores historias de amor de la historia, ¡Ella podría ser la próxima Helena!

— Helena comenzó la guerra de Troya —Apuntó Hermes, como quien no quiere la cosa.

— Hay que dejarla vivir, entonces... —canturreó Ares en voz baja, se veía emocionado. Mientras, le guiñó un ojo a Fransie con descaro.

— ¡Y la recordaremos por siempre porque fue divertidísimo! —Exclamó Afrodita, exaltada.— Sé que Francesca no se unirá a Cronos, yo puedo responder por ello.

Todos levantaron las cejas por la sorpresa.

— La última vez que dijiste eso, el chico murió. —Dijo Poseidón.