Unnatural

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Hay una constante batalla en el interior de cada persona. Una lucha. Un instinto que nos dirige a buscar el placer y evitar el dolor. El deseo de encajar en una sociedad cuyas reglas en ocasiones no concuerdan con nuestras extremas ideas o sentimientos. Buscamos, casi como si nos axfisiasemos en el proceso, balancear esos dos mundos que albergamos. Inconscientemente, o quizas con mas consciencia de la que admitimos, construimos excusas  y suprimimos deseos. Un claro mecanismo de defensa para lograr llegar a una zona intermedia entre lo que inconscientemente anhelamos y lo que conscientemente reconocemos como correcto.

Lena habia vivido en una batalla campal desde que despertó siendo todo menos humana. En lo profundo de su cabeza era evidente que el mayor placer lo obtenía al enterrar sus colmillos en la aorta carótida que diligentemente transportaban sangre en dirección a los órganos de sus víctimas. Era natural, el deseo residía en lo profundo de su interior, tan vivo
como hace mucho tiempo atras habia latido su ahora silencioso corazon. Oh, cuanto anhelaba clavar sus filosos colmillos en los cuellos de los pobres desdichados que el destino cruzaba en su camino.

El deseo latente y constante, a pesar de su fuerza, no se traducía a alguna acción de su parte. Una suave, pero molesta vocecita no habia cesado de recordarle que era incorrecto beber de los humanos hasta eliminar de ellos tanto como podía del rojo elizir de la vida. Entonces contenía sus bajos deseos para poder vivir medianamente en paz consigo misma. Aún así, no podía simplemente dejar de beber la deliciosa sangre que la llamaba como una sirena a un marinero en el medio de un desolado viaje por agua.

La sangre y ella se habían vuelto buenas amigas. Lena Luthor formularía la excusa que fuese necesaria para justificar su irrefrenable deseo por beber el preciado líquido. Habia llegado al punto de simplemente concordar citas con  brujas, humanos, semidemonios e incluso hombres lobo deseosos de una mordida.

Solo existía un ser en la tierra cuyo cuello la empresaria nunca lubricaría con su saliva. Nunca marcaría con sus colmillos. Jamás acariciaria con su juguetona lengua. No seria natural. Su propia consciencia, y un retorcijón en el estomago, le provocarían las nauseas necesarias para que el solo pensar en beber de ellos provocase un semblante de asco en su perfecto rostro.

Sangre de un cazavampiros.

Oh, cuanta repulsión inundaba su cuerpo ante la sola idea de provar la sangre contaminada con kriptonita.

Si en el mas extremo de los casos, ella cediese a beber de uno de esos que por tantos años había considerado enemigos a muerte, su propio cuerpo le haria lamentar el atrevimiento. Era conocido entre los vampiros, que la kriptonita tenia un extraño efecto en los vampiros. Los hacia vulnerables al sol. Un ser inmortal podria volver a ser mortal con el solo toque de una tentadora gota de sangre enemiga.

Tentados ante la posibilidad de la muerte, mas de un vampiro se habia atrevido a morder a un cazavampiros. La sangrienta muerte bajo el sol habia provocado pánico y terror en las mentes de aquellos que presenciaron tales acontecimientos. Incluso la inmortalidad parecía un castigo no tan severo comparado con el horrible y sangriento ardor del sol. El olor de la combustión, el humo, ese aroma peculiar de la carne hirviendo que desprendían los cuerpos vampiros al detenerse bajo el sol era el miedo hecho persona para la sangrienta especie. Aún peor...la mirada oscura, y los gritos desgarradores mientras veían como poco a poco sus cuerpos eran consumidos. 

Siendo cierto que Lena había presenciado dicho suceso hace unos cincuenta años, no se le podría culpar por evitar a toda costa tener contacto con la sangre de Kara Danvers.

(...)

Habia sido una agotadora semana para Kara. La empresa se estaba preparando para uno de los mas importantes acontecimientos del año. El lanzamiento del último invento de Lex Luthor. La rubia de ojos azules habia escuchado a su novia hablar sobre el artefacto en las últimas semanas. Acurucadas bajo la azul mirada del gato de la rubia, Lena le habia mencionado cada avance, cada cambio, cada mejora. La pelinegra habia recurrido a utilizar los términos mas simples para hacer entender a la reportera, quien, un poco confundida, intentaba seguir el hilo de su narración.

Instintos: BloodlustWhere stories live. Discover now