Cazavampiros

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Capítulo 13
Cazavampiros

Un ser inmortal no tenia motivos suficientes para sentir miedo. Esa había sido una de las enseñanzas presentadas a Lena cuando aceptó lo que ella era. Una vampira. Un ser inmortal, sin latido en su corazón y con un alma corrompida. Un monstruo que buscaba su beneficio por encima del bienestar de otros. O por lo menos así fue antes de conocer a aquel ángel de ojos azules como el mismo cielo en un día soleado. Esa niña que le hizo ver que podía llegar a ser algo más que solo una vampira sedienta.

-Mi mamá dijo que corriera del castillo, había un señor muy feo persiguiéndonos.- le contaba la rubia con ojos llorosos y aferrando sus pequeñas y temblorosas manos a las ropas Luthor.

Lena estaba sentada en el sofá, el fuego de la chimenea mantenía aquella cabaña tan cálida como era posible. La niña había despertado hace solo treinta minutos. Luthor intentó calmarla cuando empezó a llorar contando sobre su familia y en especial su madre. Sus expresivos ojos azules se habían llenado de temor. La ojiverde sintió un fuerte dolor en el pecho ante aquella imagen. Por primera vez desde la muerte de Mina hacia casi un siglo sintió empatía hacia alguien diferente a si misma. Estaba sola en el mundo, y Lena Luthor de todas las personas, conocía cómo se sentía estar solo.

Ella había estado sola desde el momento que despertó en la mansión de los Luthor. Adolorida y espantada, con una sed que quemaba su garganta y un dolor en el pecho ante la falta de latido. La ausencia de todos sus seres queridos, la ausencia de incluso su propia alma, le había hundido en un profundo agujero del cual, aún dos siglos y medio después, seguía intentando salir. Aferrada al futuro incierto, deseando encontrar algo que le impulsase a seguir.

-¿Cómo se llaman tus padres? ¿Vivian en el bosque? Quizás puedo ir y ayudarles. - preguntó con lentitud la vampira, deslizando sus largos dedos entre las hebras de cabello dorado por las cuales hace dos minutos habia pasado un cepillo.

Había comenzado a trenzar los dorados cabellos de forma inconsciente. La pequeña hizo un sonido al respirar, como si estuviese asfixiándose. Evidentemente la ojiazul necesitaba tiempo para ordenar sus pensamientos y poder expresarse. Luthor esperaba con paciencia, una virtud que no había desarrollado, pero que estaba dispuesta a poner en práctica por la niña.

-Vivimos en una casa muy grande. No sé llegar ahí. Mamá sólo tuvo tiempo de sacarme de la casa por la puerta de atrás cuando esas personas feas comenzaron a entrar. Tenían cuchillos en sus bocas.- explicó la rubia, se ocultó en el pecho de Lena, temblaba como una hoja en los brazos de Luthor. Era algo gracioso como sus piernas, más largas de lo usual para una niña cuyo rostro no aparentaba más de cinco años, se habían flexionado para permitirle hacerse una bolita sobre la ojiverde.

Lena no necesitaba que la pequeña lo pudiese en palabras textuales para saber que los que habían irrumpido en el hogar de la rubia eran vampiros. Frunció el ceño sin entender que motivo habría tras el ataque. Conocía a los de su especie, no eran pacíficos por naturaleza, pero en las últimas décadas habían sido obligados a controlarse. El nuevo gobierno de las criaturas ocultas, había instaurado un nuevo orden. No asesinar, solo tomar lo necesario. Los vampiros no eran los únicos seres sobrenaturales que seguían dicha ley. Las brujas, los duendes, hadas, centauros, e incluso los demonios y cazadores de sombras estaban sometidos bajo la misma constitución.

Cuando la vida se hizo difícil, y los humanos comenzaron ha percatarse de la presencia de seres escondidos en la oscuridad, se habían visto obligados a recurir a un nuevo plan. Escoger un gobierno fue la solución más práctica. Los vampiros eran, por naturaleza, fuertes y caprichosos. No era de sorprender que nadie desease que formasen parte de los líderes. Un hechicero fue seleccionado como gobernador. Entre 9 miembros del consejo, solo había un vampiro. Lena tenía conocimiento de todo lo que ocurría gracias a las conversaciones que Lilian tenía con este en la sala.

Instintos: BloodlustWhere stories live. Discover now